Por: José Ma.
Narváez Ramírez.
De los veinte municipios de
Nayarit, solamente tres están al corriente con la entrega de lo que corresponde
a la UAN y los restantes se hacen sordos a los reclamos de la Universidad
valiéndoles madre el cumplir con esta obligación ya aprobada desde hace tiempo
por las leyes, e importándoles un soberano pito este compromiso.
Me decían que en esta institución faltaba autoridad para
reclamar ese beneficio, por permanecer en realidad calmados ante esta
baquetonada, pero el propio rector de la misma ha protestado por el tremendo
retraso en el cumplimiento de este decreto que el propio gobierno desatiende,
por lo que los estudiantes tendrán que tomar de una vez por todas cartas en el
asunto y obligar a que se pague lo que se adeuda, por medio de marchas y
protestas. Aunque se entiende que en alguien tiene que caber la razón y por
ello no lo han hecho, pero la paciencia tiene un limite y tal parece que está
llegando a su fin.
Se puede alegar que la UAN viene desarrollando programas de
estudios y proyectos de expansión en sus áreas correspondientes, pero no puede
echarse compromisos a cuenta de lo que se le debe porque no hay periodicidad en
la entrega de las cantidades asignadas; de ser así el crecimiento en su
desarrollo laboral y el físico sería más provechoso.
Por otra parte está el asunto de los terrenos en los que
estaban los estadios, los que se pretendía que la propia Universidad sirviera
de gestora para su venta, para que con el producto se auto-pagara lo que se le
esta escamoteando, transformándola de esta manera en una especie de cobradora
forzada, pero nuestra máxima casa de estudios no aceptó tal imposición y ha
esperado pacientemente que se le cubran las cantidades millonarias que le
adeudan.
Así y todo, contra viento y marea, la UAN trata de salir
adelante por sus propios medios, aunque sería muy satisfactorio que recibiera
lo que le corresponde, para de esta manera cumplir con sus compromisos y
resultar realmente beneficiada.
Podría esperarse que el doctor Julián Gascón Mercado,
fundador de la máxima casa de estudios, interviniera en forma directa a favor
de ella, aunque sería una molestia innecesaria por tratarse de personas que
realmente sirven a la clase patronal y no a la educativa.
La autonomía universitaria ha sido un bastión de respeto
para el gobierno hacia esta institución, pero este se pitorrea de ese derecho
sin tomar en cuenta que en un momento dado son más de veinte mil estudiantes
los que pueden hacer uso de él y reclamar legítimamente ante la ley el
cumplimiento de una obligación.
Por otra parte son miles de egresados de la UAN que también
podrían unirse al reclamo de este derecho, sin contar a los traidores que le
han fallado a la institución que les ayudo a forjarse, pero son más los que se
cuentan a favor que los que se suman en contra.
En fin … Control… Señores… Control…
que bien dice el dicho popular: “no hay
mal que dure cien años… ni pendejo que
los aguante”…
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