Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
En estas fechas se festejan los
cien años del nacimiento de un ilustre mexicano que peldaño a peldaño escaló la
cima hasta llegar al Nobel de Literatura… Nació un 31 de marzo de 1914, se
llamó Octavio Paz Lozano y se erige como una de las más grandes figuras de las
letras, en la historia de nuestro país; célebre poeta, ensayista y abogado.
Fue
hijo de otro abogado, Octavio Paz Solórzano, cuya historia en el ámbito
jurídico del país, merece ser rescatada. Don Octavio Irineo Paz Solórzano,
nació en la Ciudad
de México el 20 de agosto de 1883, fue el séptimo hijo de Irineo Paz
–importante abogado, periodista, escritor y militar- es un personaje que se
abrió camino y encontró su propio lugar en la historia de nuestro país. Alguien
que merece mucho más que la entrada subordinada a la biografía de su hijo, y
solo se puede esperar que los historiadores mexicanos se interesen y enmienden
su omisión en los anales de la historia.
Pero,
toda comparación guardada, también en Santiago Ixcuintla, Nayarit, se celebra
en el presente año, el natalicio de dos ciudadanos que dejaron honda huella en
la historia de su pueblo por su dedicación y entrega a la sociedad que
pertenecieron, se trata de don José Ma. Narváez Madrigal y don Epigmenio García
Ramos, que un día salieron de su tierra natal rumbo a la capital jalisciense a
continuar sus estudios posteriores a la primaria, afrontando los sacrificios
inherentes a esa entrega y fructificando la misma a favor de su terruño.
Cursaban
la escuela preparatoria en Guadalajara cuando Narváez Madrigal perdió a sus
padres y regresó a Santiago. García Ramos continuó sus estudios hasta graduarse
en Medicina General y vino a prestar sus servicios en su lugar de origen.
Ambos
nayaritas vivieron en carne propia las vicisitudes que representaba alejarse de
su estado y de su familia, arrostrar los peligros que resultaban de vivir
separados de sus padres y abrirse -prácticamente solos- paso en la lucha por la
vida. Esto sirvió de acicate para conjuntar esfuerzos con otros que habían
pasado por esas tribulaciones, y lograron junto con los representantes del
sistema o Ensayo Piloto, que se aprobara la escuela secundaria y posteriormente
la preparatoria, de las que formaron parte del cuerpo académico de esas
instituciones, logrando de esta manera la preparación de varias generaciones
que hasta la fecha siguen saliendo de ellas. Después llegó la inauguración de la Universidad Autónoma
de Nayarit, e igualmente contribuyeron con su grano de arena para la
edificación de nuestra máxima casa de estudios.
A
esa conjunción de esfuerzos, se unieron otros personajes de Ixcuintla, como lo
fueron el Dr. Rodrigo Sánchez, Pillot, el Dr. Juan Francisco Llanos Lerma, el
Sr. Cura Demetrio Siordia Cázares, don Rafael Tortajada Rivera, el Dr. Jorge
Pernas Clouthier, don Manuel Narváez Ávalos, doña Carmen Fonseca de Aranda, el
Prof. Alfredo Delgadillo Arreola, don Oswaldo Flores Oyerbides, don Francisco
Estrada Fonseca, el Prof. Trinidad Alcántar Maldonado, el Dr. Francisco Javier
Castellón Fonseca, el Prof. y Licenciado
Jorge Efraín Altamirano Rojas y muchos más, que merecen ser recordados para
siempre por las generaciones actuales y venideras, ya que ellos integraron las
bases sólidas en las que se yergue el aparato precursor de la educación secundaria,
preparatoria y profesional de este jirón de nuestra patria.
Mucho
se ha hablado de dedicarles unos bustos que se colocarían en la subida al Cerro
Grande de Santiago Ixcuintla, o en su defecto en los terrenos de la Feria, pero solamente en eso
han quedado, en buenas intenciones. Nuestro gobierno se ha convertido en una
especie de negocio particular y se hace necesario que sea la propia sociedad la
que, de alguna manera integre un patronato o una asociación civil que reconozca
a los digamos, fundadores de esta maravillosa faceta histórica ixcuintleña.
Porque de este reconocimiento se desprenderían los demás en cada uno de las
poblaciones que integran el Municipio, ya que en todos existen ciudadanos que
han aportado algo digno de admiración y respeto por su tierra.
Algunos
mexicanos que logran destacar en los altos niveles de cualquier rama
importante, son dignos del más grande reconocimiento ciudadano, también la
patria chica tiene sus hombres y mujeres de valía… Control…Señores… Control…
Hagamos algo porque se haga una realidad. “Honor a quien honor merece”.