Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Desafortunadamente vivimos
englobados en un sistema manipulado por los despiadados ricos y mantenido por
los agobiados pobres. La inmensa mayoría padece los estragos de la explotación
o el canibalismo humano y una de sus armas mejor utilizadas es la televisión.
Este
vehículo de la comunicación que debería ser el invento máximo de la humanidad
al servicio de los más necesitados, al contrario, es el instrumento letal que
más los extorsiona, los aplasta… los mantiene apendejados… y les cobra por
ello… y lo más inaudito: ellos le pagan –como pueden- por hacerlo.
Veamos:
en este tiempo del mundial de fútbol, en el que participan unos cuantos
millonarios que mantienen hinoptizada a la muchedumbre, ganan lo que quieren y
todavía más, con la práctica legalizada de la corrupción, ya que manejan las
apuestas y “juegan” a su favor con los resultados, aunque éstos parezcan los
más inverosímiles.
De
ahí siguen los “teleculebrones” que mantienen idiotizadas a las amas de casa y
alguno que otro amo, como si fuera la propaganda que se les otorga a los
candidatos a ocupar los escaños de Alí Baba y los quinientos ladrones, que no
necesitan ni pronunciar las palabras que profería Aladino: ¡Ábrete sésamo! Para
entrar a la cueva de los tesoros y saquearlos a placer… Solamente levantan la
diestra y dicen muy solemnes: ¡Sí, protesto!
Codeándose
con la casta divina de los malandrines están los narcos y los empresarios
–extranjeros, nacionales (más de los primeros) y los “lavalana”-, que los
millones de dólares que obtienen de su chupóptera actividad, es sacada del país
para incrementar sus cuentas bancarias haciendo enormes depósitos millonarios
en las instituciones de afuera, en especial las suizas.
Luego
prosiguen las empresas -también televisoras- que a todo le sacan ganancia
poniéndose el disfraz de ovejas organizando programas de dizque beneficencia
social, como los del Teletón, los de baile y los de sorteos de la suerte… que
explotan la misericordia de la gente.
Llega
al clímax este poder del dinero que por medio de él controlan hasta al ejército
y la armada, que debieran combatirlos –a ellos- al atentar contra nuestra
soberanía, “más sin embargo” les pagan por mantenernos desarmados e indefensos…
y todavía se dan casos de que los tienen cuidando los sembrados y protegiendo a
los mafiosos. Y ni hablar sobre los cuerpos policíacos que, en algunas partes
de nuestra república los mantienen embozados y conducen vehículos sin placas
dizque velando por su seguridad... ¿la de quién?
¿Y
los pobres? ¿Los que integran el otro ejército, el de los desempleados -o
empleados con goce de un ínfimo sueldo por trabajar para ellos (como los
burócratas)- ¿Y las empleadas y empleados de los múltiples negocios locales
manejados por la iniciativa privada, que les pagan una miseria, no les dan el
Seguro y los mantienen… parados más de diez horas diarias? ¿Y los que se parten
la madre agrandando los capitales de los patrones y explotadores? ¿Y los más
engañados: los campesinos? A todos esos: ¿Qué rey los ampara? Si nadie lucha
para crear más empleos por medio de industrias que utilicen productos de la
tierra que siembran… Si nadie mueve un dedo para acordar un salario mínimo de
doscientos cincuenta pesos por día de trabajo… Si están de arrimados en su
propia libertad transformada en esclavitud… Si están de “ciudadanos” libres en
una sociedad salvaguardada en la mayor inseguridad que pudiera existir: la que
vive atemorizada bajo la bota policial y judicial… no se diga la narca…
Podríamos
hablar de la otra casta, la de los artistas –que ya está incluida en la de los
servidores de aquellos, y que perciben sueldos de jugador profesional de
béisbol, futbol o tenis, si sudar la camiseta- esos pueden admitirse porque en
su mayoría vienen de la casta de la pobreza pero en cuanto suben al “podium de
los elegidos” por el dedo divino de la riqueza, cambian de ciclo y se creen
poderosos… Entre ellos hay muchos de los nuevos ricos que circulan en la
alfombra roja de los millonarios: los funcionarios públicos. Que de estos no
hablamos porque no merecen ni siquiera ser nombrados, ya que son los que
deberían velar por el futuro de los ciudadanos, y ¿cuál de ellos lo hace?
Control…
Señores… Control… Esta es la más terrible verdad que en la actualidad vive nuestro
país… La esclavitud. Antes podíamos irnos a trabajar a los “primos” y nos
pagaban bien por echar las tripas… Hoy nos dan una patada en el trasero y nos
botan como envases desechables… MANDANDONOS DE REGRESO AL INFIERNO… Dice un
aspirante a la presidencia municipal por el PAN que es de Santiago y se llama
Polo Domínguez: ¿Hasta cuando?