Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Don Joel Díaz Fonseca, es un
admirado y muy leído periodista de La Opinión (Noroeste) del sur de Sinaloa, que en
días pasados se refirió a la historia de la humanidad en lo que toca a unos
vivales y aprovechados de la ingenuidad o de la necesidad de otras personas,
para despojarlas de los poco que tienen, a cambio de nada. (¿En dónde y desde
cuándo vengo oyendo esto?).
Y
empieza su trabajo hablando de los historiadores que platican de los
colonizadores que arribaron a tierras mexicanas, despojaron a los indígenas de
las riquezas en oro con que contaban, a cambio de espejitos y cuentas de
vidrio.
Y
ya entrando en el tema comparativo de antaño con los tiempos modernos, nos
trae, en materia de vivienda los incontables casos de empresas desarrolladoras
y constructoras que han engañado a sus clientes, vendiéndoles casas en sitios
que no cumplen con las condiciones de salubridad y seguridad que las leyes en
la materia obligan.
Y
sigue en su escrito: Las temporadas de lluvias dejan al descubierto las
acciones necias y ventajosas de no pocas desarrolladoras de vivienda, puesto
que las fincas quedan a merced de las aguas y terminan inundándose. Igualmente
dejan al descubierto la negligencia de las autoridades que permiten que no
pocas familias se asienten en zonas peligrosas e inseguras.
Nos
dice que son las lluvias las que acaban por desnudar todas las triquiñuelas que
se cometen en esta materia. Y sigue denunciando valientemente a algunos
municipios sinaloenses, por la falta de prevención.
Y
nosotros al leer la nota, comentamos que en la gran mayoría de los 20 que
conforman la geografía nayarita, en ninguno se escapa -al igual que en el
vecino estado sinaloense- porque en ellos se cometen innumerables irregularidades
que ponen en riesgo la vida de muchas personas, y es el reciente periodo de
lluvias cuando más se detecta este problema.
Igualmente
menciona que la mayoría de esos ayuntamientos afectados están cercanos a
arroyos, cuenca de ríos, terrenos ganados al mar o adolecen de drenaje pluvial,
lo que se traduce en inundaciones en gran escala que pueden suscitarse con
mayor periodicidad.
Nos
habla de la resistencia que ponen las familias mencionadas al oponerse a
abandonar las zonas de peligro, pero siempre es prioritario el tema de la
seguridad y la salud de éstas, que debe ser mucho más importante que la
necesidad de contar con un pedazo de tierra, por lo que las autoridades tienen
la obligación de desalojarlas de esos lugares. Lamentablemente –repite- nunca
lo hacen, y casi siempre es por motivos políticos, o por miedo a
manifestaciones de protesta… u otras cau$as de razón…
Enseguida
hace una pregunta: ¿En estos casos y en los de los fraccionamientos con este
tipo de problemas, de quién es la culpa? ¿De los adquirientes? ¿De las
desarrolladoras y constructoras? ¿De las autoridades?
Y
la contesta: De todos, por supuesto. Aunque en el caso de los compradores,
éstos tienen la excusa de que no cuentan con los elementos necesarios para determinar
si la zona en la que le están vendiendo la vivienda, realmente es segura.
Digamos que prácticamente compran a ciegas, lo que ocurre con frecuencia.
Remata
con: Quienes no tienen ninguna excusa, y más bien deben ser señalados con
índice de fuego, son los desarrolladores y constructores, pero sobre todo las
autoridades municipales, que son las que conceden los permisos para que se
desarrollen los fraccionamientos… (de los asentamientos…).
Luego
habla de la voracidad y de la desfachatez de quienes incurren en ese delito, el
afán mercantilista y la verborrea con la que envuelven a los posibles
compradores.
Aquí
en Sinaloa, el INFONAVIT castiga duramente a los infractores, Yo pregunto: ¿Acá
en Nayarit, hay alguna institución de gobierno que lo haga?
Termina
subrayando: Para cada entidad federativa y para cada municipio existe un Atlas
de Zonas de Riesgo que establece claramente
donde no se debe permitir las construcciones de vivienda. Cuando
aprueban el desarrollo de unidades habitacionales deben consultar dicha guía,
pero muchos ayuntamientos no lo hacen, por simple olvido, que es lo menos
probable, o por contubernio con las desarrolladores.
Control…
Señores… Control… Finaliza: Así como deben de retirar los permisos a los
desarrolladores de vivienda irresponsables, debiera sancionarse a los
ayuntamientos irresponsables que los solapan, pero a éstos últimos nadie los
castiga, por eso cada trienio se repite la misma historia. ¿Contará también en
el asunto del adeudo a la Universidad
Autónoma de Nayarit?