Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez
Primera Parte.
Este singular personaje nacido
en Tepic, Nayarit, nos narra su interesante historia desde sus orígenes, en el
barrio de La Victoria
y Zacatecas. Hizo sus primeros estudios en la escuela tipo, Juan Escutia, donde
por causas de haber tenido problemas con una maestra muy represora –ya que en
ese entonces, nos aclara-: “Se acostumbraba golpear a los alumnos, por
seguridad ya no regresé al tercer año, aunque los maestros me pedían que volviera, no lo hice,
y me fui a la escuela Manuel Altamirano (la que está en la Mololoa) y en ella terminé
el tercer año. Me enfadé porque su nivel era muy bajo en estudios, ya que no
exigía mucho ese plantel, y ya para 1965, me cambié a la Gabriel Leyva, donde
tuve unos excelentes maestros y ahí terminé la primaria.
Lo
que quiero decirles (continúa el Prof. Velázquez) es que antes el nivel de la
escuela tipo era muy elevado en cuanto a la aritmética, eso pasaba en la Gabriel Leyva, su nivel de enseñanza
en esta área y en la de Historia, era considerable.
Posteriormente
quiso entrar a la Escuela Normal
Rural de Xalisco –no pasé el examen- y me regresé a Tepic. Mis padres me
inscribieron en la Normal Urbana.
Quiero también aclarar que no quedé en esa escuela porque uno de los requisitos era que yo fuera
hijo de campesinos y para ello tenía que acreditarlo, pero eso lo supe tiempo
después y también me tuve que separar de esa institución.
Conocí
en la Normal al
Maestro Enrique Hernández Zavalza, quien me rogaba que me quedara a estudiar
para maestro, ya contaba con 15 años de edad, no acepté su ofrecimiento y le
agradecí su interés pero opté por irme, a escondidas de mis padres, a la ciudad
de México e ingresé en 1969, al Instituto Politécnico Nacional (POLI), a la Vocacional No.
2, que en ese entonces estaba dirigida por un excelente nayarita, un genio, el
profesor Ingeniero Camberos, militar muy estricto… Por cierto que la Vocacional 2 fue reconocida
en ese tiempo por ser una de las escuelas más grilleras –por decirlo así- donde
surgió el movimiento del 68.
Ya
anteriormente (de unos 13 o 14 años) yo asistía a los mítines, a las marchas
del 68, y estuve presente en la
Marcha de El Silencio, donde se reprimió fuertemente a los
estudiantes… para mí en ese tiempo ser testigo de la mutilación de cuerpos de
compañeros, heridos, muertos, pues fue impresionante… puede decirse que
participé como “mirón” con ellos en su movimiento, estoy de acuerdo en sus
puntos centrales, en el pliego petitorio de ellos que exigían más respeto a los
jóvenes, su incorporación a la vida electoral de nuestro país, sobre todo
respeto a la vida electoral, cosa que no se ha logrado, pero, por ejemplo, ya
en 1971, estando en la
Vocacional 2 y ahí sí me toca participar en la marcha contra
la reforma educativa de aquel entonces, donde también hubo muertos y me tocó
ver como actuaban “los halcones”, que era un grupo para-militar del gobierno
del Distrito Federal, comandado por el Coronel Rogelio Flores Curiel, que por
desgracia era nayarita.
En
aquel tiempo participé en la marcha, haciendo las consignas, íbamos gritando
todos: “los estudiantes unidos jamás serán vencidos” y cosas por el estilo.
Ya
para el 71-72, terminé la vocacional e ingresé a la Escuela Superior de Ingeniería
y Arquitectura, del Poli, y hago mis cursos
de ingeniería civil, y algunos cursillos, que hice en mi carrera, con
gente de la talla de Heberto Castillo que nos impartió Estructuras Metálicas,
en un curso breve.
Ya
para noviembre de 1976, obtengo mi título de Ingeniero Civil, termino mis
estudios, van mis padres a la ciudad de México, (ellos eran muy pobres, su actividad
fue el comercio, vendíamos pan en una vitrina en el mercado Juan Escutia, donde
estaba “El Chato Naya”, que nos daba permiso y nos defendía. Después lo hacía
Silvia Larios que también nos protegía. Para mí, guardo muy buenos recuerdos
para estas personas).
Regresando
a noviembre, me recibo como ingeniero y para diciembre presento mi tesis y ya
para enero estoy titulado, mi papel me lo entregan en julio del 77. En ese
tiempo me agarra la devaluación con Luis Echevarria, (1976) y al año me logro
incorporar a Ingenieros Civiles Asociados (ICA), por medio de una relación que
tenía con el Ing. Menjívar Bueno, que era el secretario de Gilberto Flores
Muñoz, ex gobernador de Nayarit, que en ese entonces (1978) era el director
general de Industria Azucarera en la ciudad de México. No conocí a don
Gilberto, pero sí conocí a Menjívar y él fue quien me relaciona y me da un
“tarjetazo” para irme a trabajar a Ingenieros Civiles y Asociados (ICA), en las
plataformas marítimas de PEMEX, yo ahí en ICA le planteo a la empresa que
quiero estudiar economía para dedicarme pues, a la ingeniería de costos, lo
cual redundaría en ambas empresas en un beneficio mayor porque una persona que
sabe ingeniería civil y tiene conocimiento pleno de la ingeniería de costos, pues mejora a la empresa, pero en fin
no me entendieron ni quisieron darme la oportunidad que pedía para seguir estudiando
economía, así que de ahí me meto a estudiar en la Escuela Superior de Economía,
la maestría en Economía Industrial.
Por
qué me abren las puertas, pues porque cuando estuve en economía dando clases,
pagando mi servicio social, cubriéndolo porque me lo exigía el Politécnico, lo
dí precisamente en esa escuela impartiendo Matemáticas, ya sabían ellos de mi
inclinación hacia la docencia ahí en economía, los maestros lo sabían porque
incluso le regalé otro semestre a la escuela en función de que me gustó, y el
ambiente me fue favorable en esa escuela y seguí ejerciendo.
Cuando
ingreso a la Escuela
de Economía, el director de ese centro de graduados, me pone como condición que
siga dando Matemáticas, a cambio de que yo no pagara la colegiatura en la
maestría, de esa manera me convertí en maestro adjunto de Matemáticas y
Estadística, del Prof. y Lic. Pineda, originario de Oaxaca, que había estado en
Colorado, y en un momento dado me dijo: Bueno Fernando, te veo capacidad y creo
que ya estás preparado para mandarte a la Universidad de
Colorado, para que te especialices en Estadística… Y yo nunca acepté eso por
los prejuicios que hay en esa tierra, prejuicios de que ahí se preparaba gente,
mexicana para incorporarse a la
Central de Inteligencia Americana, esto fue un dato que me
dieron en la Escuela
de Economía, o sea que ahí se adiestraba a mexicanos para que sirvieran de
espías al gobierno norteamericano. Yo llevé otros cursos ahí mismo en el post
grado de economía, donde tuve como maestro al Lic. Ernesto Zedillo Ponce de
León, posteriormente fue Presidente de la República.
Con
Zedillo tuve diferencias en lo concerniente al tratamiento matemático que le
daba él a la economía, muchas veces logré sugerirle que sus planteamientos
matemáticos que él tenía estaban mal hechos; él era una persona madura que
entendía mi origen matemático, de qué escuela había salido, y en el Politécnico
se tiene muy bien entendido quiénes son más aptos en esta materia, o en Historia,
por ejemplo. Se tiene entendido –y Zedillo lo sabía- que los profesores (del
Poli) saben más Matemáticas que los economistas. En ese sentido don Ernesto
guardó sus distancias conmigo en cuanto al conocimiento de las Matemáticas,
incluso hubo varias ocasiones en que al salir de clases me pedía que me quedara
unos minutos más. Me invitaba a almorzar y nos íbamos ahí enfrente del Banco de
México en el edificio que llaman de Los Mosaicos, en la capital, y aprovechaba
la plática para hablar de Matemáticas.
Yo
trabajé en la Secretaría
de Comunicaciones y Transportes (SCT) era jefe de oficina, estamos hablando del
79-80, a
mí me tocaba hacer la estadística de todas las adquisiciones que hacía la Secretaría, ahí hacía
mis cálculos y gráficas y la inflación que se generaba en ese año, en cuanto a
los artículos que la misma Secretaría manejaba.
Es
decir, me tocaba contabilizar todo lo que se compraba y analizar los precios
del año presente con los del año anterior, de ahí nosotros calculábamos el
aumento de los precios y se hacían gráficas tomando en cuenta al Secretario de
Comunicaciones, para ver si le gustaban
o no, posteriormente ya pasábamos un grupo y le decíamos de lo que se trataba.
Las sugerencias eran muy reservadas, porque estaba el Director de Estadística
de la Secretaría,
que era la voz que dirigía todo esto y realmente era muy leve nuestra
participación, solamente en caso de duda de la inflación comparada con la del
Banco de México, y de esta forma le aclarábamos al titular de la Secretaría, que era
Mújica Montoya.
En
un momento dado, la vida de uno, en circunstancias muy desfavorables, le llega
a hostigarse de la manera de vivir en el Distrito Federal, y esos días decidí
suspender mis estudios de Economía Industrial, claro que por sentirme cansado;
se da un movimiento político en la
Escuela de Economía, en el cual se descubre que muchos de los
catedráticos de maestría, no eran doctores en Economía, entonces los que no
tenían esa capacitación fueron expulsados y tuvimos que parar la escuela,
tomamos la escuela, e incluso se investigó que esos maestros que daban su
cátedra en la maestría, no eran doctores, y entre esos estaba Ernesto Zedillo
Ponce de León, tenía la especialidad en macro economía, no era doctor, y en ese
movimiento él sale y salimos nosotros. Fuimos dados de baja, a nosotros nos
despidieron por haber armado ese movimiento, como una forma represiva, y el que
es hoy doctor Zedillo, que no era en ese entonces, y otros, como el Lic. Carballo, que estuvo en
el gabinete de Carlos Salinas, fueron dados de baja también pero ya como
catedráticos. Ellos sí salen expulsados, o sea que caen cabezas de los dos
bandos. Entre ese grupo, de los que luchamos por desenmascarar a todos esos
profesores, pues había gente de El Salvador, de Honduras, de Panamá e incluso
había uno de aquí de Nayarit, que era el licenciado Barajas, que destacó en los
viajes de Salvador Allende, en aquel entonces, yo le decía Barajitas…
Yo
le dije, mira Barajas, yo me voy a Nayarit, ya me harté de todo esto. Ya había
participado en movimientos como el de los maestros, sin ser profesor del SENTE,
como me uní a otros movimientos estudiantiles, por el gusto de estar con ellos,
apoyándolos, solidarizándome con ellos, y le he tenido mucho afecto a los
mentores porque mi Secundaria la hice con los maestros, y tenía cierta
inclinación hacia eso pero decidí otro rumbo, y estos movimientos como que me
hacían vivir más otra situación. Me decía Barajitas, no te vayas paisano, allá
te vas a ahogar, vas a quedar en la nada, quédate aquí, sigue luchando, mira… Y
yo decidí agarrar mis maletas y me vine a mi tierra, a Nayarit.
Aquí
anduve un tiempo desempleado, platicando con las piedras (1981), y encontré una
persona de Economía que jamás había visto, y me vio en la calle y me saludo
diciéndome: Fernando, ¿qué andas haciendo? A mí me extrañó porque no sabía ni
quién me estaba hablando; y ya me dijo él: Soy Fernando, ¿no te acuerdas de mí?
Soy amigo de Andrés Rojas, (había estado conmigo en Economía, era hijo de un General
del Estado de Guerrero). Era Fernando Soto, la persona que me encontró aquí en
Tepic y me invitó a trabajar a la
Secretaría de Turismo, sin sueldo, nada más me tiene como
Economista, como Ingeniero y realmente no trabajé en esa Secretaría, nada más
estuve acompañándolo a él y revisando algunos proyectos turísticos que en
realidad nada podía hacer la
Secretaría por esos proyectos.
En
fin, ahí ya en Turismo, Fernando me relaciona con gente del Seguro Social, voy
y me presento y me dicen: Usted es el que envió el licenciado Fernando Soto. Yo
les contesté afirmativamente, y me pusieron a hacer una entrevista con el
Ingeniero Santana, que era el Jefe de Mantenimiento del Seguro Social y me dijo
que ocupaban una persona para que se hiciera cargo de una obra que era para una
Clínica de los electricistas, que está por la calle México antes de llegar al
Cerro de La Cruz,
enfrente de CONALEP. Me pidieron mis documentos y al revisarlos me indicaron
que la experiencia estaba basada en pura docencia. Le contesté que sabía
economía y dirigir empresas y me dieron el trabajo. Y me vine a dirigir la obra
de la Clínica
del Seguro Social que le llamaban “dos más uno”. Terminamos la obra felizmente,
todo sale muy bien y posteriormente me voy a Tuxpan, a la remodelación de la Clínica de Tuxpan, y ahí
también las cosas salieron perfectas y me envían a Pimientillo, pero ahí yo vi
que se estaba mal interpretando mi labor como ingeniero en el Seguro Social,
¿por qué? Por que yo reportaba unos gastos y ellos daban otros, alteraban las
nóminas… y entonces no quise verme en problemas.
El
expediente del SS, platicando con los albañiles, y viendo sus salarios, les
propuse que me paralizaran la obra, supuestamente porque estaban inconformes
con los salarios, se llega a un acuerdo entre el sindicato de albañiles y el
SS, y se elevan los precios del tabulador y ellos se ven mejorados. Me voy a
Tuxpan, le pido ese tabulador al sindicato y les digo que yo les rechazo ese
tabulador y se molestan porque se los rechazo. Y me dicen que no se pueden
bajar tanto los precios… No, les contesto, yo no les estoy pidiendo eso,
simplemente que yo traigo el tabulador de Tepic y con ése les voy a pagar. Este
tabuladote estaba quince por ciento muy arriba, de lo que era el de Tuxpan,
cuando ellos ven este tabulador, se sorprenden y les exijo que me pongan el
tabulador de ese lugar al nivel del de Tepic. Pero que me hagan una carta en
donde al no acceder a ellos me van a paralizar la obra, alegando que la
carestía y no se cuántas cosa. De alguna manera hacen el oficio y lo traigo a
Tepic, al SS, y me dicen que no hay problema que se puede pagar al precio de
Tepic… salen favorecidos: los albañiles.
Me
voy a Pimientillo en donde me encuentro con un caso de una señora en el que la
engañan diciéndole que le van a dar un terreno por su casa para que ahí se haga
la Clínica. Platico
con la señora (que nunca les firma un documento) y le invito unos refrescos a
ella para platicar el asunto, y le digo: mire señora, yo no le voy a sacar de
aquí hasta que no me firmes un papel en donde diga que quiere una casa, a cambio de tu terreno, ya que usted está dando
su casa y tu terreno y eso creo que debe ser algo mejor. El Seguro le da su
casa y su terreno.
Ya para 1983, hay la oportunidad de
involucrarme en el sub. Sistema de Tele Secundarias, y me incorporo ese año en
septiembre, y fundo la Tele Secundaria
de San Andrés, municipio de Tepic, en ese entonces era gobernador don Emilio M.
González, y el secretario de Educación era el Prof. Francisco Alegría.
(Continuará).