Trastorno del Espectro Autista es una condición neurobiológica permanente que afecta la capacidad de comunicarse y relacionarse socialmente.
La detección es a partir de los tres años, edad cuando se debe dar apoyo sicológico y psiquiátrico, establecen especialistas.
Al conmemorar el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, trastorno que afecta a uno de cada 160 personas en el planeta, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) llama a la sociedad a brindar comprensión, apoyo e inclusión a personas con autismo y sus familiares, son factores decisivos para mejorar su calidad de vida.
Especialistas del Instituto señalaron que el Trastorno del Espectro Autista (TEA) no es una enfermedad sino una afección neurobiológica permanente con la que se nace, y se proporciona tratamiento psicológico a quienes lo padecen para lograr una mejor interacción para el desarrollo de relaciones interpersonales ya sea en la casa, escuela y todo su entorno.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en México alrededor de cinco mil niños viven con esta condición.
TEA se define como un grupo de afecciones caracterizadas por algún grado de alteración o déficit del comportamiento social, la comunicación y el lenguaje, así como por un repertorio de intereses restringidos y conductas repetitivas.
Los pacientes con TEA presentan a menudo afecciones secundarias, como epilepsia, depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad, para las cuales también requieren de tratamientos y control siquiátrico.
En la mayoría de los casos el TEA se manifiesta a partir de los tres años, edad en la que se puede diagnosticar. El nivel intelectual de los pacientes varía mucho de un caso a otro, y va desde un deterioro profundo hasta casos con aptitudes cognitivas altas.
El diagnóstico temprano y el inicio de los tratamientos y terapéuticas contribuyen a mejorar la respuesta de algunos pacientes y aminorar el impacto de síntomas más graves; sin embargo, esa respuesta puede mejorar en un entorno social solidario y comprensivo.
Algunos de los síntomas del autismo que pueden presentarse, no necesariamente en todas las personas, son:
Indica necesidades llevando la mano de otros.
Ríe sin motivo.
Llanto, patalea o refleja tristeza sin causa aparente.
Parece distraído.
No hace contacto visual.
No tiene lenguaje y si lo tiene presenta alteraciones.
Dificultad para relacionarse con otras personas.
Hiperactivo o muy pasivo.
Apego inusual a los objetos.
Conductas motoras repetitivas.
Aparente insensibilidad al dolor.
No siente temor ante peligros reales.
Resistencia a los cambios.