Por: José Ma. Narváez Ramírez
Con toda franqueza me
dirijo a ustedes para tratar de explicar cuál es la razón de mi inconformidad
con aquellos que nos están jugando el dedo en la boca con el cuento de que nos
gobiernan y además, según aseguran, lo hacen bien.
Al oír la opinión de un diputado del PRD en una sesión de
trabajo de la UCAN ,
que expresó solamente una serie de palabras vacías para justificar su nula
actuación como legislador de controversia política, y al saber de la lucha
decidida y tozuda que viene sosteniendo el director de Teatro José Luis Bravo
Mora, sin apoyos oficiales y dedicando todo su tiempo a llevar estas
representaciones a nuestro pueblo, no me quedó más que recordar que fui
invitado a sesionar para elegir a una nueva representante de nosotros a la
cabeza de la asociación –entendí mal- y de pasada rememorar a aquel señor
provinciano, llamado don Matías, que ya no podía caminar para atender a sus
animales y darles de comer y de beber, decidiendo adquirir una campana para
llamarlos a su lado, solamente que este artefacto tenía una soga gruesa en
lugar de badajo y al tocarla, se dio cuenta de que no había tal sino la pura
soga, no tenía metal y por lo tanto sus animales no escuchaban su llamado, por
lo que esta fue una de las principales causas de que murieran de inanición… Por
eso se recuerda en aquella región el dicho de “La campana de don Matías… que
nadie la oía…”. A esto se deduce que seguimos jalando el badajo de soga hasta
que encontremos el del fierro.
Así andamos en nuestro pueblo, pero no es que nadie de los
funcionarios escuche el tañer de la campana de las necesidades, todos la oímos
solamente que nadie quiere hacer nada por nuestra gente, no solamente por el
arte y la cultura, que se encuentran más olvidados que nunca, sino por quien
les paga por administrar los impuestos
Y no nos referimos en especial al teatro o a la cultura,
sino a la avalancha de pobres que va dejando como una estela de desolación el
paso del gobierno.
Y uno, como aprendiz de escritor o de periodista, después de escuchar las diversas
opiniones, entiende al diputado que acepta estar en ese lugar porque “alguien
debería estarlo” –aunque este goce de buenas entradas y uno se encuentre al
borde de la miseria-, comprendo que no cualquier cristiano está dispuesto al
sacrificio por su pueblo, a pesar de que aún no logro desmadejar el ovillo de
lo que es realmente el por qué de ello, si nuestros semejantes lo merecen todo
y cualquier lucha que se haga por ellos es lo indicado.
La reunión terminó como todas las demás, los invitados de
los periodistas abandonándola a la mitad de su duración y estos externando sus
opiniones para volverlas a debatir en la próxima junta.
Lamento no poder asistir a ella por razones de salir fuera
de mi país a buscar tratamiento médico a los EUA, ya que soy residente del
mismo y pudiera ser que le entre a la ciudadanía, no por cobardía, sino por
decisión voluntaria al ver que mis paisanos se conforman con que puedan comerse
un taco de frijoles con nopales (cuando bien les va) y continuar siendo
testigos “y parte” de este saqueo que hacen los malos mexicanos. Porque
nosotros no estamos mal al repetir hasta el cansancio que nuestro gobernante ha
equivocado el camino, él es el que sigue orinando fuera del bacín. Y si quiere
seguir así hasta el final de su mandato, pues yo no le estorbaré más, ya que la
mayoría de los ciudadanos han decidido no hacer nada.
Admiro a los valientes, amigas y amigos colegas participantes,
no solo es tenerse confianza sino hacer lo debido, pero Control… Señores…
Control… Me voy convencido de que una golondrina no hace verano… S.D.Q. Nos
veremos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario