Según las normas que rigen
el comportamiento de un general, se establece que debe coordinar las batallas
desde su mesa de trabajo, de estrategias, de análisis junto con sus
colaboradores para aplicarlas posteriormente conforme a lo establecido, no
sacándole la vuelta a la propia lucha; porque sucede que aquí en nuestro suelo
está de moda andar a caballo por terrenos de la sierra o por aquí cerca,
mientras se declara a los medios que todo anda perfectamente y que se le está
ganando la batalla “viejo y en la puerta” a los problemas y necesidades que
abaten a nuestra gente. Solamente los reyes abandonaron su pueblo para ir a
pelear en tiempo de las cruzadas.
Se dice que los viajes al centro de la república son para
traer paquetes de dinero etiquetado para las “grandes obras” que nunca ven ni verán
los ojos de nuestro pueblo, y si se
hacen, son para explotarlo –como por ejemplo el centro de convenciones
amparado en nuestros charros.
Porque, dígame usted, ¿dónde está el dinero que se necesita
para reparar las calles de las principales ciudades del estado? (Nada más para
citar un caso de necesidad). Especialmente de la capital nayarita, que desde
hace muchos años se encuentran embachadas, abandonadas, olvidadas… Pésimamente
iluminadas, sucias y encharcadas por motivo de las fugas del agua entubada,
causando lamentables e innecesarios accidentes y graves malestares tanto a los
conductores de vehículos como a los
peatones.
Recordamos
aquel tiempo en que se pretendió establecer que los propietarios de taxis y de
autobuses urbanos y foráneos cubrieran un impuesto especial por hacer uso de
las calles de la ciudad, pero pronto se aplacaron las autoridades porque se
dice que fueron compradas, tal y como en la actualidad sucede con estos pulpos
camioneros, comberos y sitieros.
El
Gobierno nayarita tiene su sede en Tepic, así que el gobernador no tiene que
trasladarse a Huajicori o a la Riviera
Nayarit a ver qué hace falta, (SÓLO EN CASOS DE FUERZA MAYOR)
sino que se ocupe de visitar las colonias tepiqueñas para darse cuenta de las
graves anomalías que se suceden a diario, a los mercados municipales –a los que
no va desde que anduvo de candidato a presidente municipal y dejó temblando las
arcas que ahora ayuda a medio llenar con dinero del estado-, pero que no acepta
porque hoy es la principal autoridad estatal, por eso le ayuda al cabildo a
restañar viejas heridas, que no han logrado sanar y ni sanarán mientras siga
sacándole al parche pretendiendo ignorar la situación y yéndose por las ramas a
buscar las promesas de todos los días: “en el campo está la solución”… “se
avizora una etapa de gran desarrollo en el renglón rural de la entidad”… ¿Pero
cómo están realmente nuestros agricultores y la gente que depende de ellos?
Entonces
¿para qué jijos de la jijurria tiene a los presidentes municipales, a los
coordinadores, a los delegados y a un ejército de funcionarios de “la clase
wevonera”?… Y bien maiceados… algunos muy bien “afianzados” que han entrado a
las listas de los nuevos millonarios, mientras los que les pagan con sus impuestos
están próximos a morir como el venadito de la Loma , de inanición.
No
es utilizando voceros de pacotilla de esos que dicen “lo que usted mande
patroncito” o “dizque periodistas agachones” o “comentaristas maiceados” QUE
NOS CALIFICAN DE LOS MALOS DE LA PELÍCULA. Piensen señores, no nos une el “orgullo”
ni la “historia” que está haciendo en el presente este gobernador engañador de
la gente unido a su caterva de empleados que también tienen culpa en este
enredo que tanto está dañando al pueblo. Hay que hacer que el mandatario se
acerque a la gente y le de la cara, en su escritorio abandonado en el Palacio
de Gobierno, que no se escude en que fuera de el se hacen las cosas, podría
ocuparse un tiempo en andar “pidiendo chichi” al gobierno federal porque no les
ajusta lo que hay en las arcas, pero que no abandonen la plaza cuando deberían
partirse el alma por la gente palpando sus necesidades y viviendo sus
carencias.
Señor
Roberto: Cada quien escoge su estilo para desempeñar este puesto importante,
solamente que las gentes –las más necesitadas, no los de clase media y alta que
lo rodean- ocupan verle la cara en su oficina, para plantearle sus problemas y
buscar soluciones, no esperanzas ni promesas. De todos los que van diariamente
a Palacio a cumplir con sus obligaciones, no hay uno que les arregle sus
asuntos.
Control…
Señores… Control… Estamos seguros de que más “sacarían” los dueños de los
medios si se inclinaran por informar la situación real de la ciudadanía, que
vendiéndose… Porque los nayaritas ya no se la creen muy fácilmente, y estamos a
tiempo de recuperar espacios, aunque se piense que sería pérdida precisamente
de tiempo y de y dinero. Vale más el fortalecimiento de nuestra gente que
mantenerla agachando la cabeza y sufriendo un dolor que no merece… Y escuchando
la voz de la mentira y la falsedad cubierta con la careta del engaño, como
hacen sus voceros.
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