El proyecto “Las
Cruces” entraña el riesgo inminente de un ecocidio, es decir, implica enormes probabilidades de
provocar la destrucción de numerosos ecosistemas en la zona, a lo largo de toda
la cuenta del Río San Pedro y, especialmente, en la reserva conocida como “Marismas
Nacionales”, la cual constituye la zona de manglar más importante en el
Pacifico mexicano, cuyos servicios ambientales proporcionan el hábitat para la reproducción
y crecimiento de infinidad de especies vegetales y animales (acuáticas, terrestres
y aves), dando constancia de la inmensa riqueza
de la biodiversidad de la región, además de que aportan más de la mitad de la producción
pesquera de todo el Golfo de California y garantizan la protección de sus
habitantes frente a los frecuentes fenómenos meteorológicos que ahí ocurren.
Asimismo, el
proyecto de la Presa Las Cruces representa una grave amenaza para la cultura
del pueblo Nàyeri o Cora, pues implicaría la desintegración de los territorios
comunales, y afectaría las condiciones necesarias para la realización de las prácticas
productivas de auto-consumo y sobre vivencia tradicionales.
De manera singular,
la presa significaría la inundación de muchos de los sitios sagrados y centros
ceremoniales de este pueblo, lo que atenta directamente contra las tradiciones
y la cosmovisión de los Nàyeris (y del pueblo Wixàrica o Huichol, con el que
comparten algunos sitios sagrados, razón por la que ambos pueblos – y no
algunas de sus comunidades- deben ser
consultados en este proceso). Esta situación es de una gravedad especial, ya
que actualmente el pueblo Nàyeri atraviesa una profunda crisis de transmisión intergeneracional de su cultura y la pérdida gradual de algunos
de sus tradiciones, ante la cual, la construcción de la presa representa un
evento que aceleraría abrupta y radicalmente dichas problemáticas, con
consecuencias previsibles severas, debido a que las capacidades del pueblo
Nàyeri para procesar este tipo de
incidencias externas se encuentran significativamente vulnerables en
muchas de sus comunidades.
Por ello, la
Presa Las Cruces representaría para Nayarit, para el país y para el mundo inadmisible
amenaza de desintegración sociocultural de este pueblo.
Analizando
las estrategias y acciones que ha emprendido la CFE y el gobierno del estado
consideramos que la construcción del proyecto las cruces estaría violentando
derechos humanos de los pueblos originarios, como los siguientes (Convención
Americana de Derechos Humanos convenio 169 de la OIT y Declaración de la ONU
sobre derechos de los pueblos indígenas):
· Derechos de los pueblos indígenas
· Derecho a la información y la participación
· Derecho a la autodeterminación de los
pueblos
· Derecho a la consulta y
consentimiento libre, previo e informado
· Derecho a un ambiente sano
· Derecho a la tierra y al territorio,
entre otros
En ese
sentido y ante la experiencia de otros países que han decidido denunciar a la construcción
y de obras de esa naturaleza
cuestionamos públicamente:
¿Por qué en México se insiste en las construcciones de
obras de probada improcedencia por sus impactos socio ambiental directo e
indirecto y por sus cuestionables beneficios económicos y energéticos a largo plazo?
¿Qué intereses subyacen detrás de estas
insostenibles iniciativas de intervención – como es la Presa las Cruces - sobre territorios ancestrales de nuestros
pueblos originarios, que son concebidas para el usufructo privado de sus
patrimonios naturales, por medio de obras que amenazan con destruir en pocos
años aquello que a la naturaleza le llevo miles de años crear?
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