C O N V O C A T O R I A VI Concurso de Oratoria Juan Escutia

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martes, 18 de octubre de 2022

Mensaje de la consejera Electoral Alba Zayonara Rodríguez Martínez, presidenta del Observatorio de Participación Política de las Mujeres, en la Conmemoración por el 69 aniversario del voto de las mujeres mexicanas




Hoy se cumplen 69 años en que, por primera vez, se reconoce por el estado mexicano el derecho a la ciudadanía de las mujeres, que nos permitió participar en los asuntos políticos del país y a decidir su rumbo, votar, ser votadas, poder conformar partidos políticos, ocupar cargos de elección popular, cargos públicos, incidir sobre los temas trascendentales para las vidas de las personas.


Por lo que, sin duda se trata de una fecha emblemática y simbólica que nos lleva a recordar y a reflexionar los porqués de esa decisión.

 

En principio cuestionarse, si esa decisión era trascendental para consolidar la forma de gobierno adoptada por el estado mexicano, porque no se adoptó desde la consolidación del estado como una república democrática, pues puede concebirse democrático aquel estado en el que la mitad de la población no contaba con los mismos derechos que el resto.

 

Según datos del INEGI en el país hay 95 hombres por cada 100 mujeres, de acuerdo al CENSO levantado en 2020 de los 126 millones de personas en México, 65 son mujeres y 61 millones hombres.

 

Dicha institución cuenta con el dato de que desde hace 35 años se empezó a notar un ligero incremento en la cantidad de mujeres respecto a los hombres. Y para 2020, esta diferencia se acentuó hasta llegar a 4 millones más de mujeres.

 

Luego entonces nos pone a reflexionar, ¿por qué no estamos conmemorando 198 años del reconocimiento de este derecho, que son los que han transcurrido desde la promulgación de la primera constitución de México en 1824 y que contenía la forma de gobierno democrático, o 105 años con la constitución de 1917?

 

O por qué antes de 1953, las mujeres no fuimos reconocidas como ciudadanas al igual que los hombres, si también contribuimos a la consolidación del estado mexicano como una nación libre y soberana, revolucionaria, social, que luchaba por la igualdad y justicia de sus habitantes.

 

Y para esto datos duros, cómo no recordar el papel activo y estratégico de Josefa Ortiz de Domínguez en el movimiento insurgente para la conspiración de Querétaro y el aviso que envió a los insurgentes Allende e Hidalgo, para prevenirlos de que el movimiento había sido descubierto, información que propició adelantar la fecha de proclamación de la Independencia, Leona Vicario Fernández y su papel definitivo durante la lucha de independencia.

 

María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba ‘La Güera Rodríguez” que entraba en los salones más elegantes de México, escuchaba información valiosa para ayudar al movimiento independentista y enviaba noticias o las estrategias que iba a efectuar el ejército realista,

 

Gertrudis Bocanegra que durante la Guerra de independencia junto con su esposo salvó la vida a Francisco Javier Mina y a otros caudillos en más de una ocasión.

 

De la primera coronel Amelia Robles en la revolución mexicana que adoptando una identidad masculina se unió a las filas zapatistas, se centró en tareas de mensajería, contrabando de armas y víveres, lucha armada y misiones especiales, como conseguir financiamiento de las empresas petroleras para la causa revolucionaria

 

 

Carmen Serdán, Revolucionaria tenaz que luchó junto a su madre y hermanos en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, imprimiendo y repartiendo proclamas, distribuyendo armas para luchar en contra de su régimen. Salir clandestinamente a pegar propaganda anti porfirista y fabricaba bombas con pólvora y dinamita para beneficio de los revolucionarios junto con las hermanas Narváez.

 

María Hernández Zarco quien arriesgando su vida imprimió el discurso de Belisario Domínguez denunciando la traición de Victoriano Huerta.

 

No fue justo, no había razón válida para que las mujeres no gozáramos en pie de igualdad de los mismos derechos constitucionales que los hombres. Se nos ignoró aun habiendo exigencias de grupos feministas que en 1911 y 1913 firmaron y enviaron cartas al presidente provisional reclamando su derecho al voto y a la educación.

 

No se escuchó a Hermila Galindo quien solicitó al congreso constituyente de 1917 para que reconociera los derechos políticos de las mujeres, manifestando: “Las mujeres necesitan el derecho al voto por las mismas razones que los hombres

 

 

Y a pesar de ello, la valentía de las mujeres mexicanas no perdía terreno fueron inagotables sus esfuerzos hasta alcanzar la justicia para todas, ahí estaba Elvia Carrillo Puerto, líder socialista que toda su vida luchó por la vindicación de los derechos de las mujeres, primer mujer candidata Electa al Congreso de Yucatán, que ejerció dos años y renunció por amenazas de muerte, Refugio García, las ligas femeniles campesinas, los centros femeniles revolucionarios del Partido Comunista mexicano, el frente de mujeres mexicanas que durante la campaña de Lázaro Cárdenas exigieron sus derechos políticos y electorales, el Frente Único Pro derechos de la mujer.

 

Y así continuaron su lucha hasta lograr la promulgación del decreto de 17 de octubre de 1953, que reformó el artículo 34 de la constitución federal que estableció que eran ciudadanos de la república los varones y mujeres.

 

Y sabemos con conciencia de causa que esa reforma no consolidó el ejercicio de los derechos de participación política y electoral de las mujeres, que todavía se ha seguido continuado en la exigencia y conquista de derechos para alcanzar la igualdad sustantiva en el ejercicio nuestros derechos humanos, que han demandado arduos esfuerzos y que ha cobrado vidas 4 de mujeres a quienes les estamos infinitamente agradecidas y a quienes les rendimos honores

 

Que, si bien vamos por un buen camino, todavía hay mucho que recorrer y es precisamente de eso de lo que venimos a platicar el día de hoy con las grandes y exitosas mujeres que nos acompañan y a quienes les doy un sentido agradecimiento por abrirse este espacio para escucharles. Bien sin más, yo me despido destacando que los derechos que fueron conquistados por nuestras antecesoras se lograron gracias a la suma de esfuerzos en colectivo y unidad entre mujeres, divididas no hacemos ruido no incidimos, pero juntas tejiendo lazos sólidos nos escuchamos más fuerte, firme y determinante, nos necesitamos mutuamente y en sororidad para alcanzar lo que todas pretendemos que es simple y sencillamente vivir en justicia, igualdad y dignidad, lo necesitábamos ayer, lo queremos hoy y por siempre, hacía el futuro.

 

 ¡Mujeres, la unión hace la fuerza!

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