Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Parece que fue ayer cuando los camiones de la naciente Acaspen, que
tuviera su principio por gentes como Felix Torres Haro, José Ma. Narváez
Madrigal y Alfonso Llanos, hacían el acarreo de materiales de construcción para
la Ciudad de la Cultura Amado Nervo y se
iniciara el levantamiento de la Universidad
Autónoma de Nayarit, en la que hoy funge como rector, don
Juan López Salazar. E igualmente dieron principio las largas y relucientes
filas de pesos –uno a uno- en las que participaron todos los nayaritas que
entendieron que una máxima casa de estudios podría hacerse una realidad.
Por ahí aseguran que la
idea nació en la mente del ilustre santiagoixcuintlense Raúl Romero Gallardo,
que le comunicó al Dr. Julián Gascón Mercado la idea y éste de inmediato dio la
orden de que se procediera a levantarla utilizando los terrenos en donde
anteriormente estaban unos sembradíos de caña y algunas casas. Para esto se le
habló al arquitecto Renato Caballero.
Antes de ello las campañas
del peso de plata fueron todo un triunfo al recibir la respuesta de la gente
nayarita, niños, jóvenes y adultos acudieron con fe y firmeza a depositar su
dinero en esta cabalgata argentífera que logró hacer realidad los ideales de
muchas personas que soñaron en verla edificada.
Entre ellos, un niño de
nueve años que se arrimó a la caravana del peso de plata en Santiago Ixcuintla,
y puso en el suelo su brillante óbolo con un incipiente deseo que le “sonaba
muy lejano” –según su propio decir- pero en su infantil sueño vislumbraba que
“en un futuro no lejano” la vería construida, sin imaginarse que años después
fungiría como rector de la misma.
Pero dejemos que don
Francisco Javier Castellón Fonseca, nos platique de estos importantes renglones
de su exitoso existir:
“Como muchos otros nayaritas, mi vida no se
explica sin la
Universidad Autónoma de Nayarit. A los 9 años lleve mi peso de plata a
la colecta organizada en la
Escuela Juan Escutia de Santiago Ixcuintla para la
construcción de una "Ciudad de la Cultura" que me sonaba muy lejana. A los 15,
ingresaba a una concurrida Preparatoria 1 en Tepic, a los 18 elegí cursar mi
licenciatura en la Escuela
de Economía, a los 20 luchaba con otros compañeros por construir una
universidad Democrática, Científica, Critica y Popular en el Consejo Estudiantil
Universitario. A los 21, becado por la
UAN Y la UNAM
inicie mi Maestría en Economía, a los 24 comencé a dar clases de Historia
Económica y Economía Política en mi escuela de origen. A los 28, fui director
de la misma y a los 32, funcionario universitario. A los 38 ocupe el honroso
cargo de rector, y a los 44 obtuve mi grado de doctor en ciencias económicas
apoyado por mi institución. Hoy a los 52 sigo siendo maestro del posgrado en
Desarrollo Económico Local y de la Licenciatura en Economía, y como muchos otros
seguiré sirviendo a la universidad hasta que la edad y la vida nos indiquen el
momento del retiro.
Mi paso
por el Senado de la República
parece que fue un paréntesis en mi vida universitaria, mas no lo fue tanto
porque traté de apoyar en todo lo que pude a la UAN y a muchos universitarios.
Para mi, la universidad es mi vida”.
Y ahí quedan para la posteridad la cantidad de
obras que durante el sexenio de Castellón Fonseca, entre ellas el Estadio, la Biblioteca Magna,
varios edificios y murales… pero lo más importante: la dignificación de la vida
universitaria, ésa lucha que un día empezara Javier y la viera hecha realidad a
través de largas y duras batallas sostenidas contra el porrismo y la vagancia.
Este pequeño gigante y un equipo de trabajo tesonero y de una sola pieza,
lograron terminar con esos cánceres que amenazaban con impedir el crecimiento
fuerte y grandioso de la máxima casa de estudios nayarita, y Castellón prosigue
su paso y su continua pelea por la educación y la cultura.
Control… Señores… Control… El Lic. García de
los Ángeles, a quien supuestamente se atribuye el lema: “Por lo nuestro a lo
universal”, puede seguir tranquilo en su reposo eterno: Hay un Francisco Javier
Castellón Fonseca que supo y sabe darle el perfecto significado a su legendaria
frase.
Como bien ha consignado el rector Juan López
Salazar, el día de hoy: ¡¡Que viva la Universidad!! ¡¡Y que viva por siempre!!