Por: Yanin Cortés.
Cuando la verdad flota en la superficie y la letra lo retrata, el argumento de las altas esferas, de los círculos cultivados, de aquellos privilegiados por el acceso a la información y dominio del conocimiento aterriza en lo mundano, y lo mundano no relativo a la afición a los placeres y al lujo, no amable lector, me refiero a lo mundano relativo al mundo, a la humanidad y sus pobrezas, a la humanidad sin espíritu de lucha y sin más objetivo y motor que unas cuantas monedas para comprar identidad, renombre, títulos y hasta cargos públicos; a la gente pasiva, mundana, que marcada como la memoria del elefante circense, asume una realidad imposible de cambiar y eso, amable lector, usted y yo sabemos no es verdad, sabemos es un oasis del sistema para controlar a las masas de humanos y hasta de animales, ni ellos, hoy día, se salvan del IVA y de tan poderosas estratagemas.
Las masas poco a poco salimos para explorar la posibilidad del cambio orientado a resultados distintos; si uno no cree primero que es posible, si no cortamos las cadenas y damos una vuelta al circo, a todos sus recovecos, sería inútil cualquier destello de independencia, de autonomía, de libertad, de cambio y el cambio es movimiento, constante evolución con un factor implícito: el tiempo.
Amable lector, el elefante circense se ha liberado, es consciente de su poder, sólo tiene que dominar la furia contenida tras años y años de atropellos, de intentos del señor de los caballos para castrar sus sentidos, su fuerza; de lidiar con domadores para montar o desmontar el teatrito.
Elefantes circenses educados para asumirse débiles, incapaces; una educación basada en la obediencia, ese, amable lector, ha sido el método del circo, el circo que le dice al elefante: "gracias a mi existes, yo te he dado cobijo, empleo, alimento, techo y por lo tanto, me perteneces, tu voluntad es mía"; el elefante se ha dado cuenta que el circo es quien lo necesita para ser, actuar y operar aunque sea como circo.
Lector amigo, este elefante circense descubrió la faramalla, ahora va decidido a rasgar el telón en pleno número para mostrar al público, al espectador una realidad latente, oscura; invita al jaguar, a los tigres, leones, gatitos, a la dama barbuda, al boxeador homosexual, a la bala humana, al presentador y al de la taquilla a que rompan el silencio, liberen las cadenas, la opresión, a que miren el circo y no lo aplaudan, ni justifiquen el maltrato, el genocidio, el abuso, a que poco a poco la carpa se vacíe y las calles, los espacios públicos sean nuevamente el escenario natural, el punto de reuniones, de conciliaciones y encuentros.
La gente sabe al final de la función que todo es una puesta en escena, paga por entrar en ella y ensancha el bolsillo de los dueños del espectáculo, paga la comida que medio alimenta a los animales, a los protagonistas, a los titulares del montaje, paga por el derecho a piso.
México ya tuvo su siesta al aceptar pagar por el aire que respira, un impuesto a las ventanas de los hogares ¿no es de risa?, hay quien asegura que nada ha ganado la clase trabajadora formal o informal más que el aparente bienestar, indispensable cortina de humo que da paso al mago que gobierna, desaparece la violencia con tres toques de varita mágica, saca del sombrero una montaña rusa y de la manga, reformas, una policía y una fiscalía.
Protección y garantía a los derechos humanos proyectan al país como innovador a miras de los extranjeros y la estrategia pretende generar estabilidad social en las comunidades, municipios y estados, aunque sea evidente la ingobernabilidad en algunos de ellos.
El elefante circense despierta, asume que no se trata de colores pues el circo utiliza más de tres combinaciones, tenemos oferta de diversos partidos y partidas: partidos de fútbol, partidos políticos, partidas de ajedrez, partidas de pastel (aunque hay quien se lo lleva completo), tomas de protesta y tomas de pelo; tal como lo haría un habitante africano o asiático que sabe el inminente peligro de este animal ofendido cuando busca hacer justicia con su propia trompa, orejas, marfil y patas, si los quiere amable lector de aliados, ayude a liberar sus cadenas, a combatir la ignorancia porque el circo -es cuestión de tres años o menos- lo miraremos derrumbar con o sin sombrero ajeno.
Ahí vienen los elefantes despetando pian pianito, si no los quiere ni de amigos ni de enemigos, respete las diferencias ideológicas, los argumentos, respete el voto de confianza, la integridad de los vecinos, respete el compromiso de guardar y hacer guardar la constitución y las leyes que de ella emanen, desempeñe leal y patrioticamente el cargo que el pueblo, los espectadores, el público, han conferido... de no ser así, que los trabajadores y espectadores del circo lo demanden.
Amable lector, Fernando Savater dice que la razón y la posibilidad de elección es lo que nos diferencia de los animales, éste peculiar especimen de circo ha decidido hacer la diferencia, ¿usted acaso se habrá identificado con la revelación del circense mamífero?
Soy Yanin Cortés, servidora y amiga; ésta, su columna El Pulso del Tiempo, gracias por su tiempo y lectura... nos leeremos!