De
Ricardo Becerra
Son
las 9:30 horas del miércoles 31 de enero, la sala del Centro de Arte
Contemporáneo “Emilia Ortiz”, situado en el cruce de la calle
Hidalgo y avenida México, en el centro de Tepic, luce semivacío,
Arturo Jiménez Soriano, exponente de la obra “Ajedrez Visión”
del escritor Rafael Enríquez, en broma empieza a contar: Uno, dos,
tres….trece en total; afuera, una pertinaz lluvia invernal
acompañada de un viento fresco hace lo propio.
Un
grupo de muchachas y muchachos vestidos de negro, que laboran desde
temprana hora, se afanan por acomodar el escenario, el mobiliario de
impecable color blanco en el que disertarán los ponentes,
comentaristas de las obras de escritores nayaritas que harán su
presentación en el marco del Festival Letras en Tepic.
Los protagonistas del evento poco a poco van apareciendo: José
Manuel Elizondo, quien alterna el saludo con la broma del clima, que
parece conspirar contra la cultura: De por sí es difícil y con esta
lluvia peor, comenta, esbozando una ligera carcajada, matizada de
fina ironía.
Son
las 10 de la mañana con diez minutos, un grupo de muchachos irrumpe
en la sala, ocupando buena parte de las butacas dispuestas para el
público. Minutos antes, había aparecido Ricardo Becerra, autor del
libro “Fidela, ojos que te ven partir”. Una voz masculina anuncia
por el micrófono, la “primera llamada”, para comenzar.
Diez
minutos después, el maestro de ceremonias arranca el programa,
anunciando a los patrocinadores, Gobierno de Nayarit, Ayuntamiento de
Tepic, Universidad Autónoma de Nayarit. Se dan la bienvenida a las
personalidades, entre otros a Gabriela Gutiérrez, directora del
Centro de Arte Contemporáneo (sede del evento), la pintora Corina
Ramírez, Catalina de la Cruz, directora del CEDAC y otros nombres
vinculados al Festival Amado Nervo y por supuesto, el maestro Ricardo
Becerra Pérez, del cual se vierten datos de formación académica,
su experiencia como migrante y quien se autodefine como “pícaro
con suerte”; también se escucha información de María de Lourdes
Torres, licenciada en Economía, realizó estudios por el COLEF y la
UABC y de Felipe de Jesús Álvarez Lozano nacido en Villa Hidalgo,
formado académicamente en la UAN y en el Centro de Investigación y
Docencia Económica (CIDE) y labora como investigador en la UAN, que
han de comentar la obra de Ricardo Becerra.
“Fidela,
ojos que te ven partir”, de Ricardo Becerra, una obra basada en
hechos de la familia del autor, en un relato que teje entrañables
anécdotas familiares con hechos históricos. En su peregrinar por la
vida, Fidela “una muchacha bonita, rubia, de ojos claros” como se
le describe en la obra, que ha vivido en la Ciudad de México, arriba
a la ciudad de Tepic y ahí comienza una historia de amor: Francisco
se dedicó a conquistar a la niña bonita del barrio… El relato
hilvana el drama de la vida de una mujer.
En
el uso de la palabra, Felipe Álvarez recuerda que fue maestro de
Ricardo en la Escuela de Economía, refiere otros títulos de la
autoría del autor, quien en su libro en comento presenta un cuadro
de la vida del México de la época. En su trabajo, Ricardo maneja el
tiempo, advirtiendo que en la obra no se presenta en forma lineal,
sino superpuesto, entreverando situaciones y momentos. Los personajes
toman la palabra y dialogan entre sí, como en el episodio de la
despedida entre Diego Rivera y Frida Kahlo, en cuya casa “Azul”
trabajó Fidela.
Los
hechos narrados en la obra inician en la ciudad de Guadalajara, lugar
de migración, a la que confluyen personas de diversos rumbos del
estado de Jalisco. Se presentan estampas de la Ciudad de México de
los tiempos de Fidela, aquella ciudad con sus tranvías, su intensa
vida social y desde luego, centro nacional de la política y la
economía. La obra tiene la singularidad de que reflexiona en forma
profunda sobre los diversos roles de un ser humano, como hijo, nieto
o padre de familia y a través de su prosa encontramos una reflexión
muy profunda sobre la vida en sus diferentes facetas. La obra deja
muchas preguntas. En los capítulos finales encontramos una especie
de “instructivo para cruzar la frontera”; pleno de pasajes de la
azarosa vida de aquellos que se aventuran a cruzar la frontera en
forma ilegal. El libro, ameno y emotivo de principio a fin, fue
escrito con una gran riqueza de lenguaje y concluye con una serie de
reflexiones sobre la vida familiar y personal que cada uno
construimos, desde nuestra específica experiencia entrelazada con
las circunstancias históricas.
Ricardo
toma la palabra y en tono desenfadado, casi informal, como
chacoteando con los cuates, asegura: Casi me había decidido a decir
un disparate grande, pero decidí que no. Yo no soy escritor, pero
intento transmitir un mensaje a las nuevas generaciones. Afirma que
desea llamar la atención acerca de los libros, como un enorme
esfuerzo que por desgracia suelen habitar en la esfera de lo que es
la “mera intrascendencia” y enseguida reconoce que “como me
estoy haciendo viejo, siento que la lumbre me anda comiendo las uñas
y siento que debo decir algo, así que decidí hacer un libro y el
primero salió porque quise regañar a mi hijo y el cabrón se enojó.
Cuando me puse a escribir, mi señora me reprochó que no la dejaba
dormir.”
El
libro se mueve en el territorio de la emoción, de la entrañable y
permanente presencia de los seres amados y por momentos arranca las
lágrimas, “es la historia de mi mamá”, afirma un visiblemente
emocionado Ricardo, “de ese ser humano maravilloso que marcó mi
vida”. En su mensaje lanzó un llamado: Quiero decirle a este
montón de muchachos de una secundaria que trajeron a fuerzas y no
quiero desaprovechar el momento para hacerlos pensar. Los invito a
leer este libro y que me digan qué les pareció. Quiero dejar mi
testimonio”.
En
un momento de su intervención, Ricardo, reprocha a la radio de la
UAN por recomendar la visita a los antros. Con vehemencia, refiere
los ayeres en los que se luchaba en México por construir un país
soberano, a diferencia de la vida de hoy en el que hasta el lenguaje
es despreciado. El trabajo del escritor, asevera, es recoger su
propia historia familiar, plena de héroes anónimos: El libro en
comento es el número 47 de la Enciclopedia de Nayarit, que
recomiendo leer, al igual que el resto. Ricardo llama a una
revolución con el lápiz y el papel y se despide, arrancando un
aplauso de la audiencia.