Desde el 2013 Claudia Hernández y Piyeya Ceceña convocan a un
encuentro matutino a beneficio del movimiento de amor “Dona una peluca
oncológica”. Una oportunidad de contribuir a la causa rosa que encabeza el
peluquero y activista Juan Bernal fortalecido por un equipo de voluntarios
desde octubre del 2012.
“Hace 13 años, nuestro amigo Juan decidió que su profesión no
solo transformaría peinados, sino que por vocación de servicio transformaría
vidas enteras. Decidió que sus manos, acostumbradas a crear belleza, también
podían restaurar dignidad”, enfatizó en su mensaje Claudia Hernández.
Desde entonces, cada año, su causa nos reúne para ser parte
de algo mucho más grande, devolver la esperanza y la fortaleza a las mujeres
impactadas por el cáncer. Permítanme hablarles de lo que significa estar frente
al espejo cuando el cáncer ha cambiado todo. De esas mañanas en las que una
mujer se mira y no se reconoce. Donde la batalla no es solo médica, es también
profundamente personal, íntima, silenciosa.
Porque el cáncer no solo ataca el cuerpo, también ataca la
identidad. Y es en ese momento de vulnerabilidad extrema, que una peluca no es
solo cabello, es volver a sentirse una misma. Que una prótesis mamaria no es
solo una pieza, es recuperar la silueta que define parte de quiénes somos y que
las mangas de compresión no son solo tela, son alivio, son cuidado, son amor
tangible.
Desde hace 13 años, esta iniciativa ha tocado la vida de
cientos de mujeres. Mujeres que son madres, hijas, hermanas, amigas,
profesionistas, soñadoras. Mujeres que, en medio de la tormenta más difícil de
sus vidas, recibieron un regalo que va más allá de lo material, recibieron el
mensaje de que importan, de que su lucha es vista, de que no están solas.
Cada corazón que se abrió a esta causa, se traduce en una
sonrisa recuperada, en una lágrima de alivio, en un suspiro de gratitud de una
mujer que pensaba que tendría que enfrentar esta batalla sin recursos, sin
opciones, y sin una red de apoyo. Estas mujeres necesitan llegar lejos.
Necesitan atravesar la oscuridad del tratamiento, la incertidumbre del
diagnóstico, el dolor de la transformación física. Gracias Juan Bernal por
permitirnos acompañarte, gracias a todos y a todas por su apoyo.













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