Líneas.
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Ya que el Ingeniero Héctor
González Curiel no nos ha hecho mucho caso con la idea de construir un Acuario
con su jardín botánico, estacionamiento y toda la cosa en el área de los ex
estadios o en la Riviera Nayarit,
cuando menos debería de ordenar ampliar los viajes turísticos del Turibús o “Torobús”,
hacia algunos puntos cercanos a su Municipio, por ejemplo a El Salto de
Jumatán, para incrementar un algo la diversión al turista local y a los foráneos
y así estos tengan de dónde escoger y no sean llevados a los mismos lugares…
que la mera verdad ya acatarran.
El Salto de Jumatán, según nos ilustra el historiador
oriundo de ese hermoso lugar, Aurelio Morán Cáceres, tiene una planta
generadora de energía eléctrica (minihidráulica) que ya es casi obsoleta, aunque
viene operando desde hace más de 70 años. Pero según nos narra, “evidentemente
su importancia no está en los Mw que produce, sino en su historia, ya que
generando o no generando, Jumatán es un rincón del Estado con un potencial
turístico manifiesto, por la belleza de su configuración geográfica y por la
implicaciones en materia de la historia de la tecnología, que sería muy
importante que se rescatara para el acervo cultural de Nayarit”
Por otra parte, don Antonio Lizárraga Hernández, titular de
Acción Ciudadana de El Salto, nos hace la siguiente pregunta: ¿Por qué el
gobierno no ha hecho en la actualidad, obras de infraestructura turística en
este extraordinario salto, para que la ciudadanía conozca este lugar tan
hermoso, tan bello y con tanta historia?
Y yo me preguntaría: ¿Qué ha hecho la CFE para responder con obras
de respaldo a El Salto, habiéndole servido tantos años?
Pero vamos pensando en el futuro inmediato, esta planta no
va a seguir sirviendo por estar expuesta después de tantos años de trabajo, y
por lo elevado de los costos de operación, así es que sería bueno que el
Gobierno, volteara sus ojos hacia El Salto y de una buena vez, tiene que
decidir su porvenir.
La gente de ese lugar ha demostrado responder a la ayuda que
se le brinda, al echar a funcionar –con respaldo del gobierno federal- un
restaurante que lleva el nombre de “El Salto de Jumatán” y que poco a poco se
va levantando con el esfuerzo de varias lugareñas. Ellas –con la asesoría de
don Antonio Lizárraga- van a empezar a elaborar dulces y cajetas de frutas del
lugar para atraer la atención de quienes visiten este paradisiaco jirón
provinciano. Un empiezo humilde, pero esto demuestra que tienen ganas de jalar
y hay que asegundarlas.
Control… Señores… Control… Todos
recordamos a El Salto cuando pasamos enfrente de él, pero muy contados lo
conocemos. Vamos atendiendo este llamado de estos olvidados paisanos y ¡vámonos
a El Salto a disfrutar de lo nuestro, antes de que los mineros le peguen en su
Mater!… Ojo señor gobernador…