Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Las fiestas se suspendieron en
algunos de estos años o no se celebraron con la periodicidad y el entusiasmo de
otras épocas. En la plaza principal se levantaban las carpas comerciales
(posteriormente también en la playa del río) sin faltar las de fomento al
vicio, porque se trata de una celebración con cerveza y vino, comida y baile.
Pero aunque se trajeron bailarin@s de postín del INBA, obras de Teatro de alto
nivel y se promovieron las Bellas Artes, igualmente se instalaban las ruletas
alrededor del jardín y en la Casa Maus,
con mesas para los talladores de la baraja, los jugadores del “hueso”, el
“paco”, la “brisca”, el “conquián” y los albures, sin excluir al palenque, logrando hacer un “desplumadero” general,
acompañados de las galleras, meseras y meseros muy activos.
Las
cantinas en el pueblo y en la zona roja llamadas “bules” todo el día
funcionaban, así como los billares y lupanares clandestinos. En el barrio de la
“Ochavadita” –por la 20 de Noviembre- se localizaban las “Güeras zacateras” y
ahí se daban cita las mujeres de la vida galante de esos tiempos, muy famosas y
algunas guapas, alegres y “generosas”: buenas para pistear, bailar y “camear”,
sin faltar “los padrotes de acompañamiento”.
Había
pocos mariguan@s y se usaba el opio, casi no se sabía de homosexuales, ya que
estos eran “tapados”. Entre los borrachines consuetudinarios más famosos en la
década de los 30-40, destacaban “El Gapo”, “El Barraguz”, “El Cerillo”, “El
Gorila”, “Doña Lupe, la de los gatos” y “Elóisa, la loca” –a la que los clientes
le daban una propina porque ésta le estampara un beso cachetón a algún cliente
señalado-; algunos pedía limosna y otros se ganaban la tortilla desempeñando
algún trabajo, pero eran los más conocid@s entre las huestes de los
desadaptados.
Y
vienen a cuento estas remembranzas desperdigadas, porque después de la
zarandeada que nos pegó el huracán “Kena” en el 2003 –y dijera el Cora
Marismeño: “más antes”, las fiestas no tienen el éxito económico de aquellas
ferias en el tiempo de la “Costa de Oro”, tal vez los organizadores vuelvan a
invitar a los ejidos para que se dedique un día a cada uno y quieran hacer un
“rompimiento” diario, pues la venta de cerveza y el alcohol desborda los
parámetros estipulados, y las empresas que se dedican a ese negocio obtienen
ganancias muy altas. Quizás aquellos “Amigos Verdad” que iniciaron “El
Rompimiento” no pensaron en el daño que le causaban a su hermosa provincia por
un día de juerga abierta… Pero así se ha convertido en una tradición y así se
queda…
La Feria entre semana se ve
como el río Santiago: muy “pespelaca”. Quizá hoy los padres de la iglesia
inviten a los feligreses a pedirle perdón al Señor de la Ascensión y rogarle que
pare la construcción de las dañinas presas que vienen “ensalitrando” las
riberas de los ríos, ya de por sí muy contaminados… Tal vez si dejaran de
dedicarse al puro chúpe sostenido, a la drogadicción, a la tomadera y al
desmadre… otro gallo cantaría… Y a la mejor le pedirían que les cambie a los
señores funcionarios ratas por honestos ejemplares…
Así
que mientras el lobo aparece y extermina los ímpetus insaciables de acabar con
la cerveza, no jugaremos al Can-can, porque el horno no está para bollos y se
ocupan, -desvergonzadamente- los dineros, y mientras se le sigue el rollo al
gobierno y se ataca duro todo lo que se llame Arte y huela a Cultura, la fiesta
–como dice el viejo dicho, tiene que seguir- algún día volverán los días en que
se festejen como antaño: con dignidad y orgullo, con honor y alegría sana,
limpieza y calidad. Un premio que esté a la altura de un certamen de categoría
verdaderamente Nacional, en una palabra: institucionalizarnos y que hagamos un
Patronato de la Feria,
como se debe.
¿Por
qué queremos que nuestra fiesta vuelva a ocupar los espacios de los medios
masivos de información nacional? Nada más porque este tipo de eventos
representa nuestra historia cultural –la verdadera-, nuestra apertura a recibir
los cantos de los más destacados poetas mexicanos, nuestra demostración de que
Santiago no presume de culto sino que en verdad hace cultura por tradición y
por convicción. Aunque algunos de los organizadores “arribeños” quisieran
destruirlo con su incapacidad y estupidez guiadas por la avaricia desmedida.
Menudo
paquete les espera a los encargados este año de la Feria, que si pisan el suelo
–como coloquialmente se dice- y no se llenan de humo, soberbia y oropel, sino
que se conduzcan con humildad y apego a los exiguos presupuestos, saldrán
adelante.
Por
lo pronto ya anunciaron a la famosa “Sonora Santanera” y como flamante
Mantenedor de la Ceremonia
de los Juegos Florales al maestro Raúl Rolón Ávila, y probable Maestro de
Ceremonias a la “Voz Metálica de la
Costa de Oro” locutor Fermín Márquez Garza… Con un titipuchal
de trabajos para obtener el premio del poeta ganador… Siendo éste: Iban León
Santiago, originario de Cuernavaca, Morelos. Esto garantiza el éxito de esa
noche regia… Claro, después del “Rompimiento”…
Control…
Señores… Control… Con la belleza incomparable de la Reina y sus Princesas,
aquello amenaza con un abono en efectivo para recobrar los tiempos de antaño
que con estos organizadores: ¡Sí volverán!