Lupita y yo, quisimos conocer Inglaterra y en un día
de agosto, en la madrugada nos trasladaron a la estación, para viajar a Londres
en el famoso tren de alta velocidad Eurostar. Estuvo cardíaco el inicio del
viaje, cuando llegamos a la mencionada estación, el ferrocarril iba arrancando
y como sucede en las películas de acción las dos corrimos arrastrando nuestras
enormes maletas para saltar al vehículo en movimiento ¡sin que nadie nos
ayudara! Por supuesto, ninguna persona nos esperaba en la estación de San
Pascracio. Pasamos toda la semana en este interesante país, la primera sorpresa
es que no nos aceptaron nuestros euros y tuvimos que localizar un Banco
que los
cambiara por libras esterlinas. También recurrimos a los benditos
cajeros. Como ya era la última etapa de nuestro viaje, nos dimos gusto gastando
más, especialmente comimos en lujosos restaurantes. Anteriormente casi no
compramos souvenires porque la mayoría decía “Made in China” sin embargo,
tuvimos que pagar una maleta extra con detalles como abanicos españoles,
camisetas del Barcelona, platos y tarros decorativos, llaveritos y otras cosas
más. Conocimos Piccadilly Circus, Oxford Street, La Casa del Parlamento, El Big
Ben, El Palacio de Buckingham con el cambio de guardia, El Castillo de Windsor,
La Catedral
Anglicana de San Pablo. Como dato curioso en un autobús de
doble piso nos dimos cuenta que el chofer era de Tepic y nos platicó que se
había casado con una inglesita a quien conoció por internet. Por supuesto que
hablamos de los nanchis y del tejuino antes de que nos orientara a dónde y cómo
ir. En el museo de Madame Tussauds, Lupita me tomó fotos con Florencia
Nightingale, Diana de Gales, Humphrey Bogart, Tom Cruise y otros famosos. En la
casa de Sherlock Holmes compramos libros sobre sus aventuras en el idioma
inglés y otros detalles en torno a este detective. El último día, casi nos
subimos al “Eye” y paseamos en barco a través del río Támesis escuchando música
de los Beatles.
FELIZ ENCUENTRO DESPUES DE MÁS DE MEDIO SIGLO DE
RELACIÓN EPISTOLARIA.
(Nota del periódico “Vanguardia” de Santiago Ixcuintla
Nayarit del 12 de septiembre del 2013.)
“Corría
el año de 1952, cuando el Profesor Trinidad Alcántar Maldonado y un grupo de maestros
del Ensayo Piloto, recién habían regresado de un viaje a Filadelfia Pensilvania
en los Estados Unidos de América; éstos entregaron a cada uno de los alumnos
del segundo grado de la
Secundaria Federal # 26 de Santiago Ixcuintla Nayarit, la
dirección de alumnos estadounidenses del mismo nivel educativo, con el objetivo
de que practicaran el idioma inglés.
A la jovencita Emeria Navarro Narváez le
entregaron la dirección de la señorita Gerri
Konesky y a partir de entonces, inició una relación epistolar
que perdura hasta nuestros días. A fines de los años cincuenta y todavía en los
sesenta, en Nayarit el correo era el medio de comunicación más usual, aunque
las cartas tardaran en llegar y eran contestadas meses después. Como
adolescentes y después jóvenes Gerri y Emeria, coincidieron en que les gustaba
escuchar la melodía “Moonlight Serenade” de Glenn Miller, “Esos fueron los
días” de Gene Raskin, la magistral interpretación de Louis Armstrong cuando
cantaba pausadamente “C’est si bon”, años después disfrutaron de “Jail house
rock” de Elvis Presley, y mucho les enterneció “Yesterday” y “Let it be” de
Lennon y Mc Cartney. Ahora que son abuelas internautas comparten música
mexicana como la de Agustín Lara y “Huapango” de Moncayo. Las dos amigas, a través del tiempo, se
comunicaron los hitos de sus vidas: la culminación de sus primeros estudios,
sus experiencias laborales, sus noviazgos, su matrimonio, el nacimiento y
desarrollo de sus hijos y nietos, el
fallecimiento de sus padres y su vida
apacible de jubiladas entre otros acontecimientos. Todas las épocas de navidad
han intercambiado bonitas tarjetas y apreciados regalos. Mediante la
computadora llegaron a identificar sus rostros y los de los familiares más
cercanos, sin embargo, en persona jamás se habían visto. Gerri Konesky, quien después de casada cambió su
nombre a Gerri Palmer, tuvo la intención
de venir a conocer las bellezas del Estado de Nayarit que Emeria le describía
en sus cartas, pero obstáculos imprevistos le impidieron viajar. Por esa y
otras muchas razones Emeria se hizo el propósito de ir a conocer a su amiga
Gerri hasta Cape May, New Jersey. En las recientemente pasadas vacaciones de julio y agosto de 2013,
Emeria y su hija Lupita tomaron un tour que las llevó a recorrer hermosas
ciudades de la Unión Americana hasta las Cataratas de Niágara, al concluir éste
en New York, tuvieron contacto con Gerry a través de la computadora y quedaron
de encontrarse en Atlantic City en donde ¡Al fin se conocieron!... Gerri y su
esposo Walter las trasladaron al hogar de ellos en Cape May, en donde les
brindaron buena hospitalidad y muchas atenciones en los tres días que
estuvieron en su residencia, por cierto ubicada en su arbolado predio declarado
santuario de aves migratorias”.
Repito, nunca
me he desprendido del todo de mi tierra, Santiago Ixcuintla y El Botadero,
antes de que fallecieran mis padres cada quince días estábamos en esos lugares,
pero actualmente asistimos esporádicamente con motivo de algún acontecimiento.
Eso sí, no falto el día de muertos, ya la mayoría de mis familiares mayores de
edad y amigos, yacen horizontales en sus criptas de cemento, abrazadas por la
cálida costa nayarita. Al desfilar por la calzada del panteón no dejo de
saludar a los sobrevivientes de aquellos grandes hombres y mujeres que hoy
duermen el sueño más profundo.
En este año
2014, ni mi esposo Jorge ni mi hermano Ernesto, asistieron a la tradicional
corrida de toros en honor al Señor de la Ascensión, - pues no la hubo- además que mi
consorte y yo, pasamos casi todo el mes de mayo, recorriendo las huastecas
hidalguense y potosina, comprobando lo que decía el compositor de huapangos
Nicandro Castillo: “Las huastecas tienen
flores de a montón, sierras llenas de neblina y laderas de ilusión”. Estuvimos
varios días en Calnali Hidalgo, pintoresco pueblito parecido al Tepic de
antaño, rodeado de montañas como “El maguaquitépec y “El cerro de la aguja”.
Compré un cuadro en donde la artista Elvia, plasmó en madera, esta esplendorosa
esmeralda. Con el devenir del tiempo, ni Santiago Ixcuintla ni yo, somos los
mismos, pero me basta con cerrar los ojos, para proyectar en mi mente los
paisajes de la costa nayarita y sentir la calidez de su ambiente y cordialidad
de su gente.
Ya gozando
de mi jubilación, me he retirado de todo compromiso, aunque de mis deberes de
madre, nunca me apartaré. Gozo de la tranquilidad de mi hogar, disfruto de las
gracejadas y detalles ingeniosos de mi nieto Jorge Arturo, admiro cada
amanecer, cada crepúsculo, tuteo la naturaleza en comunión con el inexorable
tiempo. Espero afrontar con dignidad el final al que considero justo y
necesario, como dicen en misa.
Al otear mi
historia personal, me permito recordar con emotiva claridad, los sinsabores y
alegrías que viví. Naturalmente que muchos de los hechos que experimenté, como
errores y fracasos, lo mandé al sótano de mi mente. Al fin costeña, estoy
predispuesta a la alegría y en lo
posible, levantar el ánimo de los que me rodean.
Jugar con
la palabra escrita me permitió viajar a través del tiempo y el espacio,
dialogar con seres ya idos o con personas vivas. ¡Qué varita de virtud es la
escritura! Me permitió rememorar el contexto y tejido social especialmente de
las personas que me dejaron con su afecto y conocimiento, su impronta en mi
alma.
Santiago y
Tepic forjaron mi vida, en el presente inmersa en un remanso de paz, del reposo
de un ser que ha cumplido una faena, acompañada de mis seres queridos a quienes
agradezco su colaboración es ésta, mi postrer aventura.