Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
La evocación que hizo el Lic.
Francisco Romero “El Coleman”, hace unos días en el Factbook sobre la calle
Degollado de Santiago Ixcuintla, me hizo recordar -no solamente a los que
nombramos en cascada al avivar los recuerdos- sino a aquél muchacho moreno
regordete que bajaba por esa rúa todos los días y en la esquina con la Allende se despedía de su
papá adoptivo “El Rebeco” (que hizo famosa la cantina “La Rueda de la Fortuna” y que cobró más
renombre por los “célebres” borrachos que la frecuentábamos…) y de su mamá,
doña Victoria, quienes lo formaron desde muy pequeño y lograron hacer de aquél
simpático chamaco, todo un profesionista, escritor, poeta, profesor,
historiador y destacado conferencista… así como amoroso esposo y padre de
familia, y sobre todo, gran amigo.
Era
dueño –desde temprana edad- de una insaciable afición a la lectura, así que
acompañó los primeros estudios con ese afán de leer todo lo que caía en sus manos,
educándose con los mejores libros que podía pedir prestados y los que estaban
en la biblioteca pública “Aztlán”. Los principales proveedores de estas fuentes
del saber eran el Señor Cura Dn. Demetrio Siordia Cázares, don Florencio Román
Curiel, don Pepe Narváez Madrigal y algunos otros que en aquel tiempo
cultivaban el hermoso vicio de disponer un espacio en su hogar para instalar un
pequeña biblioteca.
Como
he escrito antes, al hablar de Jorge Efraín, fue un chamaco visionario que se
acostumbró a remar contra la corriente y que destacaba de los demás muchachos
por su extraordinaria afición a aprender, a cultivarse y a participar en los
movimientos literarios de las escuelas en donde estudiaba y dentro de la
sociedad a la que pertenecía. Fue parte importante en la integración de los
planteles: Secundaria Leyes de Reforma y la Preparatoria de
Santiago. Ojala le dediquen su nombre a un salón de clases.
Cuando
terminó su ciclo preparatorio se vino a la capital nayarita a estudiar en la Escuela Normal, recibiéndose
con honores en el magisterio, incorporándose como maestro en su tierra natal.
Posteriormente cursó y aprobó con calificaciones extraordinarias la carrera de
Abogado en la Universidad Autónoma
de Nayarit. Profesión que no tuvo necesidad de ejercer, y realizó un Curso de
Maestría en Historia, que después le sirvió para hilvanar conocimientos sobre
la historia de su pueblo, incluyendo los Juegos Florales, en los que participó
con la brillantez que le caracterizaba, logrando ser Master de ellos, en los que
destacó igualmente como Coordinador y Mantenedor de los mismos. También obtuvo
primeros lugares en la Feria
de las Rosas, de Villa Hidalgo y otros.
Jorge
se destacó en la pintura al óleo y en el dibujo, participando en innumerables
trabajos que donó a la iglesia del Señor de la Ascensión. Y precisamente
también de ahí viene la remembranza, por haber cumplido el Santo de Santiago un
aniversario más de su llegada a este pintoresco rincón provinciano que tanto le
han cantado los poetas.
Entre
sus obras más destacadas figura la edición de Tres Libros sobre la Historia de Santiago,
mismos que donó a la parroquia para que con sus regalía fuera pagada parte de
una de las restauraciones de la imagen del Santo Patrono.
Su
paso efímero –pero significativo- por este mundo, repetimos, deja un enorme
legado poético de gran trascendencia
para su esposa María Trinidad López e hijos, y su ejemplo ahí queda para los
santiagoixcuintleños que encuentran en el estudio y la preparación, uno de los
mejores alicientes para su progreso y desarrollo.
¡Descansa
en Paz, amigo!