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Autoridades electorales deben
ser líderes en la
convocatoria para la cultura democrática:
Carlos
Valenzuela
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La desigualdad, la falta de
oportunidades y
educación, problemas que generan violencia
Durante
el segundo día de intercambio de experiencias en el
VII Foro de la
Democracia Latinoamericana, en la sesión V
“Cultura Democrática y
Educación para la Paz”, se abordó el
tema de la cultura de paz
como ecosistema óptimo para la
expansión de las libertades.
En
países como México y El Salvador la presencia del crimen
está
afectando de una manera lastimosa la convivencia
pacífica y la vida
de los ciudadanos y, por esta razón, es
necesario que desde las
instituciones democráticas se tenga
una respuesta para identificar y
evadir todo tipo de violencia,
así lo señaló el Consejero
Electoral Ciro Murayama al
moderar esta mesa de trabajo.
El
objetivo principal de la sesión fue intercambiar ideas que
permitan
alcanzar la construcción de una cultura
democrática alérgica a la
violencia y la manera de enfrentarla
con códigos democráticos y
pacíficos.
Claudia
Salcedo, Directora de la Red Internacional de
Universidades para la
Paz,
manifestó
que la educación es
relevante en la construcción de la democracia,
y si hay
desinterés de los ciudadanos por la política y la
democracia
es porque no se les educa para que construyan raíces con
el
tema y se sientan identificados.
“La
democracia no está fallando, se concibe en el tipo de
cultura y
momentos determinados, las democracias no son
perfectas pero son las
de mejor convivencia social pacífica”.
Luis
Mario Rodríguez, Director del Departamento de
Estudios Políticos de
la Fundación Salvadoreña para el
Desarrollo Económico y Social,
relató
que en la construcción
de los acuerdos políticos de paz en El
Salvador fueron
analizados temas como la represión, el autoritarismo
y la
falta de oportunidades en los jóvenes, que ha sido caldo de
cultivo para el momento político de ese país.
Con
la firma de los acuerdos de paz se detonaron procesos
que están
ayudando a la transparencia en las elecciones y la
renovación de la
institucionalidad. “Es irrefutable
que la
firma de paz, nos llevó a un régimen que permite proteger
derechos políticos y fundamentales”, dijo Rodríguez.
Insistió
en que no se puede educar en democracia bajo
contextos donde hay
pendientes retos por resolver como la
gobernabilidad y
sostenibilidad.
Una
de las tareas más urgentes es hacer empoderar a los
ciudadanos sobre
sus derechos y proporcionarles una clara
visión de sus
responsabilidades para evitar que sea
vulnerables.
Gustavo
Palomares, Presidente del Instituto de Altos
Estudios Europeos, dio
cuenta
de
los países de América
Latina que se encuentran entre los 25 más
violentos. “La
desigualdad nos ubica en la región más violenta
del mundo”,
señaló.
Carlos
Valenzuela, experto electoral internacional,
resaltó
que el VII Foro de la Democracia Latinoamericana es un
producto del
crecimiento de institucionalidad democrática y
de la evaluación de
las dinámicas sociales de nuestras
instituciones.
América
Latina, dijo, debe de construir una caja de
herramientas que permita
gestionar conflictos y generar
espacios para la convivencia. “No
hay paz en sociedades
invadidas por la violencia, deben superarse las
causas
fundamentales, su origen”.
Manifestó
que las autoridades electorales deben ser líderes
convocantes para
generar espacios de diálogo e intercambio
de experiencias para
alcanzar el desarrollo de la cultura
democrática.
Exigencia
ciudadana, respuesta activa contra la
corrupción
En
la sesión VI, moderada por María Marván, se desarrolló
el tema de
las insuficiencias de la cultura democrática, donde
los ponentes
destacaron los elementos que abonan a la
existencia de la corrupción
y las diferentes respuestas en
América Latina.
“El
clima propicio para el desarrollo de la corrupción tiene
aspectos
institucionales, debido a la falta de reglas en
materia de ética
pública, en la rendición de cuentas, la
impunidad y la extrema
tolerancia social”, comentó Delia
Ferreira, académica argentina.
En
su oportunidad, Eduardo Núñez, Director del Instituto
Nacional
Demócrata en Guatemala, destacó que “el factor
novedoso de las
repuestas en América Latina es la
movilización ciudadana y estas
generan diferencias
sustantivas en el deseo por informarse más y
participar en la
depuración de la corrupción”.
Juan
Jiménez, Jefe de la Misión de la Organización de los
Estados
Americanos (OEA),
resaltó
que la sociedad tiene un
alto índice de tolerancia a la corrupción
y la forma para
hacer frente a ello es la prevención y la
persecución legal,
por lo que es básica la participación activa
entre
instituciones y ciudadanos. Y destacó “La corrupción afecta
la gobernabilidad y los derechos humanos de los países”.
En
opinión del Gobernador de Tabasco, Arturo Núñez, los
diseños
constitucionales contra la corrupción deben
armonizarse para generar
incentivos y cambios en la cultura
política, de esta manera se
influirá más rápido en los
procesos de democratización. “La
perseverancia en una
forma de lucha contra la corrupción, los medios
de
comunicación también son actores importante en esta lucha”.
Finalmente,
Carlos Mesa, expresidente de Bolivia, se
pronunció por crear
escenarios que combatan la corrupción,
porque ésta tiene una
relación con el poder. “El poder
permite hacer efectiva la
corrupción porque cuenta con los
mecanismos para accionarla”