El “Día Internacional de la Mujer” es una fecha que se conmemora en muchos
países del mundo. Cuando las mujeres de todos los continentes, a menudo
reprimidas por adversidades y discriminadas por sus condiciones físicas, étnicas,
lingüísticas, culturales, económicas y políticas, se unen para conmemorar este día,
pueden contemplar una tradición de no menos de noventa años de lucha en pro
de la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.
El Día Internacional de la Mujer se refiere a las mujeres comunes como artífices
de la historia y hunde sus raíces en la lucha a través del tiempo de la mujer por
participar en la sociedad en igualdad de condiciones junto con los hombres.
En la antigua Grecia, Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres
para poner fin a la guerra; en la Revolución Francesa, las parisienses que pedían
"libertad, igualdad y fraternidad" marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio
femenino. Y hoy en día de la manera más triste y condenable contamos las
historias de mujeres que resisten y sufren un conflicto en ucrania que ya ha
provocado más de millón y medio de desplazados. La mayoría mujeres y menores,
junto a personas mayores que escapan de la guerra. Escuchamos las crónicas
desde la frontera y hablamos de los rostros y los cuerpos de las mujeres en las
guerras. ¡Deseamos que pronto termine esa aberración!
Quiero participar una idea al señalar que el día de hoy, fecha en que se
conmemora a la mujer, no es una simple efeméride adoptada por Naciones
Unidas, sino un recordatorio que nos sirve para inscribir en la memora colectiva de
mujeres y también de hombres, que la lucha será permanente para alcanzar la
igualdad, la participación y el empoderamiento de la mujer en todos los ámbitos de
la sociedad.
Ahora bien, La crisis generada en el mundo a causa del COVID-19 ha puesto de
manifiesto la importante contribución de las mujeres y también las cargas
desproporcionadas que soportan. Las mujeres están en primera línea de la lucha
contra la pandemia, como trabajadoras de la salud, cuidadoras, investigadoras y
líderes sociales; pero también en los trabajos y labores que son esenciales, como
la educación, las mujeres que atienden temas de seguridad pública, asistencia
social, las procuradoras e impartidoras de justicia, en general desde la más
encumbrada por su actividad política o empresarial, hasta la más sencilla labor del
hogar, las mujeres somos quienes hemos contribuido en gran manera a la
superación de esta crisis sanitaria.
Las mujeres líderes y las organizaciones de mujeres han demostrado sus
habilidades, conocimientos y redes para liderar eficazmente los esfuerzos de
respuesta y recuperación ante la Covid-19. Actualmente se acepta más que nunca
que las mujeres aportan experiencias, perspectivas y habilidades diferentes, y que
contribuyen de manera indispensable en las decisiones, políticas y leyes que
funcionan mejor para todas y todos.
La mayoría de países que han contenido los efectos de la pandemia de la Covid19 y reaccionan con más éxito ante sus impactos sanitarios y socioeconómicos
más amplios están dirigidos por mujeres. Por ejemplo, las jefas de gobierno de
Dinamarca, Etiopía, Finlandia, Alemania, Islandia, Nueva Zelandia y Eslovaquia
han recibido un gran reconocimiento por la rapidez, la decisión y la eficacia de su
respuesta nacional ante la Covid-19, así como por la manera amable de
comunicar datos de salud pública basados en hechos.
Ahora bien en otro plano de ideas, amigas y amigos, en un ejercicio de absoluta
honestidad quisiera decirles, que pensé mucho en cómo abordar el tema que hoy
nos ocupa y trasmitírselo a ustedes de algo que a mí me atañe “La mujer en los
espacios públicos, ¿el empoderamiento de la mujer ha ayudado a su
género?”.
Yo creo que es una pregunta importante y relevante, porque en lo que quisiera
insistir es que las posiciones no tienen sentido por sí mismas; una posición no es
un fin, sino un medio, el cual sirve para transformar la realidad en que vivimos.
Si ser diputada, presidenta municipal, secretaria de Estado o hasta gobernante –
titular de algún poder- es un fin en sí mismo, entonces, la política no tiene sentido.
Yo creo que la verdadera lucha no es de posiciones, sino de poder, porque se
pueden tener posiciones, pero no poder, siendo vulnerables a la violencia política.
En lo particular considero que la verdadera discusión es si las mujeres han tenido,
tienen, participan o construyen el poder, esa es la primera verdadera discusión. La
segunda consideración es ¿con qué sentido acceden al poder, para qué lo
quieren, para qué quieren las posiciones?, por ello resulta oportuno cuestionarnos
lo siguiente: “La mujer en los espacios públicos, ¿el empoderamiento de la
mujer ha ayudado a su género?”.
Con esta reflexión trato de ilustrar cómo a lo largo de los años no ha existido un
modo específico del ejercicio del poder femenino; es decir, cómo con el simple
hecho de ser mujer no ha modificado el ejercicio que en su momento se hizo (o se
hace) del poder, cuando se han dado las circunstancias de que una mujer haya
ocupado posiciones de mando. Una respuesta pudiese ser que se requiere una
transformación cualitativa de la sociedad, una irrupción de las mujeres en el
terreno de la historia que se está dando en la actualidad, la cual favorezca una
modificación estructural de las relaciones del gobernante con las mujeres a
quienes gobierna y, por tanto, un cambio de conducta.
Hoy, en el caso específico de Nayarit, por primera vez tenemos un congreso, no
solo paritario, sino, somos 18 mujeres quienes mayoriteamos la 33 legislatura, un
hito histórico que quedara para la posteridad, no desaprovecharemos esta
oportunidad, nuestro propósito, no es ser una anécdota o un dato en los libros de
historia, sino una legislatura que inicie con la trasformación estructural que tanto
necesitamos como sociedad, una sociedad paritaria.
Empleando nuestro lema de partido a una expresión que sintetice el pensamiento
en esta intervención seria: “La Lucha Sigue y será permanente hasta lograr los
objetivos.”