Nos dirigimos hoy a todos y cada uno de Ustedes ciudadanos:
maestros, médicos, empresarios, comerciantes, obreros, profesionistas, amas de
casa, choferes, agentes de seguridad pública, ganaderos, campesinos,
pescadores, pueblos originarios, y a todo el pueblo que integramos este
gallardo y altivo Estado de Nayarit.
El 26 de mayo, el Congreso de Nayarit aprobó una violatoria e
inconstitucional legislación que vulnera los derechos humanos, laborales y
sociales, con la denominada Ley de Derechos y Justicia Laboral de los
Trabajadores al Servicio del Estado de Nayarit.
Pese a la justa inconformidad de toda la clase trabajadora,
por dejarla en total estado de indefensión, la aprobó con sólo 18 de los 30
diputados integrantes del Congreso del Estado, en un acto de imposición y
fuerza por tener la mayoría legislativa.
Por ello manifestamos que la clase trabajadora se siente
burlada, puesto que contrario a lo que se dice, no fuimos tomados en cuenta
para un ejercicio democrático e incluyente en el que debieron escucharse todas
las voces y tomarse en cuenta las propuestas y observaciones de quienes los diputados
dicen representar: a los trabajadores, que son también la voz del pueblo.
Estamos conscientes que debemos buscar el equilibrio entre el
Derecho Laboral y el Derecho Social, pero sin segregar a los trabajadores con
una ley lesiva, pues no es posible argumentar un criterio financiero por encima
del bienestar de miles de trabajadores y sus familias, al no garantizar
igualdad entre empleados de base y de confianza, como tampoco a su derecho a la
salud y vivienda.
No es posible, pueblo
de Nayarit, que un trabajador de una cadena de conveniencia con un sueldo
mínimo, tenga más prestaciones que los maestros y trabajadores del Estado,
como, por ejemplo, derecho a créditos de vivienda, a la orfandad y viudez,
situación que nosotros los Trabajadores al Servicio del Estado de Nayarit
adolecemos.
Y lo sustentamos porque en términos generales, el dictamen de
la Comisión no tuvo un análisis de fondo para las prestaciones sociales que
están enmarcadas en la Constitución.
La votación en la sesión fue un resultado de números, no de
argumentos válidos y legales, ni fue de razones ni mucho menos de justicia para
los trabajadores y sus familias. Señalamos categóricamente que en dicha ley
aprobada se eliminan beneficios laborales ganados a lo largo de los años de
conquistas sindicales, entre los que destaca, por citar un ejemplo, el Artículo
75 de la Ley que hoy reprobamos, y que advierte el despido injustificado al
establecer que pese a los años que pueda durar un juicio, sólo tendrán un año
de salarios caídos los demandantes.
Lo decimos fuerte y claro para que no se engañe a la
sociedad, o peor aún, se nos confronte, divida o polarice entre las
organizaciones, ni los trabajadores ni Nayarit se lo merecen. Y precisamos: no
deben de confundirse las conquistas laborales con privilegios sindicales.
Lo decimos fuerte, las
conquistas garantizan bienestar; y debemos de ser claros, son parte de la
justicia laboral, de los derechos humanos laborales. Señores diputados, las
leyes deben ser perfectibles no lesivas; las leyes deben de abonar a la
transformación social, mas no al retroceso ni el condicionamiento; ni mucho
menos al arbitrio de la autoridad.
Si bien ninguna ley puede ser retroactiva, no puede para las
generaciones futuras eliminarse de un plumazo o por decreto las conquistas sindicales
que garantizan la certeza laboral, el derecho a un salario justo, el bienestar
o la seguridad social de quienes, en el caso de las maestras y los maestros,
están llamados a ser formadores de las nuevas generaciones de profesionistas y
forjadores del desarrollo y el progreso de la entidad.
Sostenemos que todas las voces deben ser escuchadas, la
democracia no es un eslogan publicitario, sino un sistema de vida para todos,
debe ser un ejercicio real no para otorgar privilegios, y sí para tener leyes
justas y progresivas en beneficio de la sociedad y la clase trabajadora.
Desde un principio nos
pronunciamos por llevar a cabo mesas de trabajo, y sépanlo pueblo de Nayarit,
dicha ley tuvo solamente 48 horas para su revisión en comisiones y fue remitida
inmediatamente al pleno para su aprobación, sin tomar en cuenta las
aportaciones de la clase trabajadora, en un fallido foro que más que un
ejercicio democrático fue un acto de simulación desde la Presidencia del
Congreso.
Una ley, que, por
cierto, ustedes diputados que la aprobaron adoptaron del gobierno neoliberal
anterior, y eso no es transformar, es más de lo mismo.
Es de humanos cometer errores, y es de sabios cambiar de
opinión. Como magisterio, siempre hemos manifestado nuestra disposición para
llegar a un acuerdo conjunto; sin embargo, hemos sido ignorados por el grupo de
diputados que aprobaron dicha ley.
A 8 meses los gremios que representamos a más de 50 mil
trabajadoras y trabajadores, no hemos tenido la atención de ser escuchados ni
recibidos.
Padres de familia de nuestros alumnos e integrantes de las
familias de los trabajadores al servicio del estado, la idea de sumarnos al
paro laboral responde a una inconformidad legítima ante una ley que necesita
ser analizada por las partes y armonizada con las leyes federales.
Es triste que nuestros compañeros maestros y trabajadores de
otros gremios sientan miedo a decir lo que piensan, que sean intimidados con
comunicados en fin de semana, pues no es cuestión de bandos si no de analizar
las necesidades del pueblo.
Hoy alzamos nuestra
voz, porque no queremos que este sea el comienzo de una serie de reformas
venideras que nos afecten: señores diputados, no se puede ser juez y parte, es
un principio del derecho.
Mucho se ha dicho que
como maestros somos agentes de cambio, que transformamos mentes y sociedades
enteras, que tenemos un lugar importante en la sociedad el cual nos lo hemos
ganado con base en el esfuerzo que día a día en las aulas se demuestra.
Se dice que se nos
está revalorizando, pero entonces ¿dónde está el esfuerzo que durante dos años
de pandemia dimos honrosamente, para dar continuidad al sistema educativo? El
país estuvo en movimiento por las y los maestros; por todas las y los
burócratas, y Nayarit no fue la excepción; aun exponiendo nuestras vidas ante
una pandemia voraz que cobro muchas vidas, siempre estuvimos al frente
prestando nuestros servicios.
En el caso particular, como magisterio, supimos estar a la
altura de las circunstancias trabajando tiempos extra para atender a nuestros
alumnos; sin siquiera dudarlo convertimos espacios de nuestras casas en aulas;
pusimos recursos de nuestros bolsillos para adquirir equipos de cómputo, pago
de internet, saldo de celulares, y hasta para elaboración de materiales y
cuadernillos, así como gasolina o pasajes para ir hasta las comunidades y casas
de los estudiantes, en donde no hay internet ni contaban con tecnologías para
recibir la educación a distancia… Esa es la nobleza de las maestras y maestros
nayaritas.
Pueblo de Nayarit, hoy les pedimos su comprensión, empatía y
solidaridad para con las familias de los maestros y de los trabajadores al
servicio del Estado, ante una ley neoliberal y lesiva, que nos lleva a una
manifestación justa y legítima en defensa de nuestros derechos laborales,
sociales y conquistas sindicales… No pedimos más, pero tampoco pedimos menos.
Pueblo de Nayarit, esta manifestación que consideramos justa
y legitima; es en defensa del derecho humano a un trabajo digno, y les pedimos
tener en cuenta que también nosotros somos padres de familia y que somos hijos
de comerciantes y de trabajadores. Tengan la seguridad que estamos por el
diálogo, que apostamos por la razón, que no exigimos privilegios sino respeto
al Estado de derecho.
Ustedes saben que nuestras actividades escolares y laborales
tienen siempre la misma vocación y profesionalismo que nos caracteriza: Por la
Educación al Servicio del Pueblo. En Nayarit es tiempo de sumar, no de restar;
es tiempo de multiplicar, no de dividir… Es momento de sembrar la Unidad y es
la hora de la transformación.
¡Muchas Gracias!
FRENTE DE SINDICATOS
UNIDAD Y LUCHA