Hace 17 años, Martha Livia Álvarez Herrera se separó del padre de sus hijas y, a sus 23 años de edad, tuvo que salir adelante sola con sus tres hijas, de uno, dos y tres años de edad en ese entonces. Sin familiares ni nadie que la apoyara, tuvo que buscar trabajo en labores de limpieza, donde podía tener con ella a las niñas; luego las dejó al cuidado de conocidos, hasta que la mayor pudo apoyarla cuidando de sus hermanas mientras ella salía a trabajar. Así transcurrió su vida hasta que sus hijas crecieron y, al culminar la secundaria, dejaron sus estudios —debido a la falta de recursos económicos— y tuvieron que buscar, al igual que su mamá, algún trabajo para poder solventar sus gastos.
A sus 42 años de edad, Martha Livia comenta que, sin planearlo, hace días estuvo en el lugar y hora correctos, pues tuvo la fortuna de acercarse al Gobernador; “yo lo vi y en ese momento no lo pensé dos veces, me fui acercando hasta lograr tener de frente al Gobernador Roberto Sandoval y le dije que si me podía hacer el favor de apoyarme con una estufa”.
Para Martha ha sido muy difícil comprar las cosas más esenciales; “carezco de varias cosas; pobremente nos la pasamos, pero ahí estamos echándoles ganas”, dijo con un dejo de resignación ante la dura situación económica a la que siempre se ha enfrentado. Una casa rentada, sin los muebles suficientes para una vida digna, una cama que hace las veces de sala-comedor y una pequeña hornilla prestada, constituyen el hogar de Martha.
Sin embargo, el apoyo solicitado llegó: En la puerta de su casa, Martha recibió lo prometido por el Gobernador de la Gente; “me siento contenta y feliz, voy a tener mi estufa, le agradezco muchísimo esto, la verdad sí se lo pedí con mucha fe, pero pensé que a lo mejor no me lo iba a cumplir; la verdad yo pensé que a lo mejor nomás me dijo que sí, porque así dice de pronto uno: sí, sí, te voy ayudar; sí, sí, espérame, pero de tanto que tienen qué hacer no se acuerdan a veces de uno, y dice uno: se le olvidó. Pero no, ahora sí yo me siento bien contenta y le agradezco mucho, la verdad”.
Para esta madre de familia, fue un sueño cumplido contar con una estufa, “no había podido comprar una en todo este tiempo, porque uno vive al día y no podía darme este lujo”.
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