Por
Aurelio Morán Cáceres.
Parte IV
Aproximadamente entre 1939 y 1940 se lleva a cabo la
obra de construcción propiamente dicha, que implica todo lo relacionado con la
ingeniería civil, hidráulica y de construcción ya mencionados como: presa,
canales, estanque, cuarto de almacén y
malacate mecánico, sendero de escalones y rieles, edificio para turbinas, la primera tubería de presión, 368 metros de 40 cm . de diámetro etc. En
estos trabajos iniciales se emplean una respetable cantidad de trabajadores
provenientes de los poblados de esta zona como son: Las Chivas, El Limón, El Pajuelazo,
La Resolana ,
principalmente. De 1940 a
1941 se realiza la instalación eléctrica, incluyendo la delicada tarea de
transportar cuesta abajo, 368
metros , todo lo necesario: generadores, turbinas,
tableros de control, transformadores, interruptores y un sinnúmero de
accesorios electrónicos y mecánicos.
En la inauguración de
la planta, en julio de 1941, según nos narra el señor Manuel Narváez Ávalos, en
su libro Gajos de mi Historia, se
contó con la presencia del Gobernador del Estado, Juventino Espinoza Sánchez y
por parte de la CFE
el ingeniero Carlos Ramírez Ulloa, Director y fundador de la empresa. Funge
como pueblo anfitrión en este suceso, Santiago Ixcuintla, que patentiza su
agradecimiento por la obra construida que llevará beneficios a esta ciudad; se
habla a nombre de la
Sociedad Cooperativa de Consumo Eléctrico de Santiago,
otorgando al Gobernador una presea de oro de parte de los Ayuntamientos de
Santiago, Tuxpan y Ruiz.
En su inicio, la Planta era operada
únicamente por Juan Lizárraga Dueñas, en un turno, trasladándose a pie por la
escalinata al no haberse contratado todavía al malacatero. En los siguientes
dos años se integró personal para trabajar con tres turnos, siendo contratados
como operadores José Carmen Morán Rubio, Pedro Márquez, y Miguel Delgado.
Salvador Hernández como malacatero e Ignacio Navarro para la limpieza y
mantenimiento de la obra hidráulica desde la presa derivadora, canal y tanque
de reposo. A Juan Lizárraga Dueñas se le nombró jefe encargado del personal e
instalaciones, que en el principio hacia también el turno que se necesitaba
para darle descanso a cada uno de los otros tres operadores.
En 1943, cuando la Planta tenía ya dos años
generando energía eléctrica con una unidad, El señor Tereso Morán Rubio, estaba
al mando de la cuadrilla de brecheros, que se encargaba de abrir el sendero,
donde se instalaría posteriormente la línea de transmisión eléctrica de Jumatán
a Santiago; en esta cuadrilla, Tereso enroló a su joven e inquieto hermano
Nicolás Morán Rubio,
Nicolás andaba muy a
gusto trabajando con su machete, cuando su hermano Tereso le dice, “Nicolás
hablé con Carmelo a Jumatán y me dice que te vayas para allá, que hay un
trabajo que puede interesarte”. Al llegar a Jumatán se encuentra con que el
señor Delgado había desaparecido de la escena, que se había endrogado en la
tienda “y les pago con una madrugada”, dejando vacante un puesto de Operador.
Se entrevista con el ingeniero que en ese momento estaba asignado a la Planta y lo programa para
darle durante cinco días, la instrucción necesaria; al quinto día el ingeniero
le habla al Jefe de operadores (Juan Lizárraga) para decirle que el alumno ya estaba
listo para que le hiciera una prueba de desempeño.
Ya en la prueba
práctica: echa a andar la máquina, abre la válvula para que la fuerza del agua
pegara en la turbina y se accionara, echa a andar la bomba del aceite,
vigilando que el tacómetro marcara las 70 revoluciones por minuto, para luego
meter el switch para que hubiera inducción, enseguida la verificación y
explicación de todos los instrumentos de control: Todo satisfactorio. Aquí es
cuando Juan le dice: ni hablar Nicolás ya eres operador, te enrolas de
inmediato en los turnos.
En los siguientes años
de esta década (de los cuarentas), se amplía la plantilla de trabajadores con
la contratación de los Ayudantes de Operador. Se incorporan, Juan Lizárraga
Patiño (Juanillo) y Manuel Lizárraga, Javier Hernández, Filiberto Flores. A
Tereso Morán se le contrata como encargado del mantenimiento del manantial de
agua limpia de El Colomo, que está enfrente del pueblo de Las Chivas, de donde
se abastecía, y se abastece hasta la fecha de agua potable a Jumatán.
Un nuevo campamento se
construye en un lugar con más espacio, más funcional y con mejor acceso hacia la Planta , con habitaciones
más amplias, de mejor calidad, formando un conjunto de seis casas, con un
estilo entre colonial y modernista, (Art decó, nos dice el Arqueólogo Francisco
Samaniega) dispuestas en forma de un cuadrado (o en forma de “U” como lo
describe Roberto Rivera) todas con vista hacía el centro, con una calle que
toma la misma forma y en medio, igualmente un bonito y bien cultivado jardín,
obra de Salvador Hernández. Una vez terminado, el campamento es ocupado por los
trabajadores fundadores. Además la
CFE , compra otras dos casas ya hechas donde se ubica a otros
dos trabajadores y construye una séptima casa de arquitectura parecida a las
primeras para completar la asignación de vivienda a los trabajadores de acuerdo
con la Ley Laboral.
Por estos años llega a
Jumatán la señora Tomasa Lizárraga
Dueñas, hermana de Juan, con cuatro de sus hijos , Hilda, Julieta, Cesar
Augusto y Roberto, su primogénito Manuel, ya se encontraba aquí desde unos años
antes. Provenientes como ya dijimos del pueblo de Copala donde las
oportunidades de trabajo eran escasas ya que el mineral que un tiempo ocupaba a
mucha gente, para esos años estaba en decadencia.
En los cincuentas, los
movimientos de personal que se van presentando unos por cambios de adscripción,
otros por lamentables fallecimientos, originan nuevas incorporaciones de
personal, como, Javier Hernández, Rafael Fregoso, Geracimo Morán Rubio, Roberto
Rivera Hernández, Candelario Bustamante. Más adelante ingresan Carlos Morán
Padilla, Filiberto Flores Morán, Candelario Hernández, Miguel Morán, Jorge
Flores Morán, Antonio Ramírez, Conrado Bustamante, Mariano Robles.
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