En las elecciones del 2012 y 2013, donde se renovaron alcaldías, gubernaturas, diputaciones locales y federales, y hasta la Presidencia de la República, el Partido Acción Nacional (PAN) obtuvo números rojos, que dieron como resultado la derrota en varios estados del país y su salida de Los Pinos. Ante este panorama no tan favorecedor ─y la deserción de militantes activos, hasta más del 38 por ciento─, los “blanquiazules” implementan una estrategia para recobrar el territorio perdido, la cual se basa en dos palabras: atacar y oponerse.
De esta forma, el dirigente estatal del PAN, Ramón Cambero Pérez −por instrucciones de su Comité Ejecutivo Nacional y de su líder Gustavo Madero− se opone a la venta del terreno del antiguo estadio de béisbol que se encuentra en la capital nayarita, maquillando su movimiento como una “lucha social” a favor del pueblo, cuando sólo se trata de una bandera política que perjudica a la Universidad Autónoma de Nayarit (UAN) y a miles de jóvenes que tienen el sueño de cursar una carrera de nivel profesional en una institución pública como lo es esta universidad, la cual necesita, de manera urgente, más recursos económicos para ampliar su oferta educativa, sus proyectos de investigación y los espacios para albergar a más estudiantes.
Quien también se ha convertido en protagonista del esta “lucha social”, es el actual diputado panista Leopoldo Domínguez González, quien con la firme intención de promocionar su imagen ante las elecciones que se aproximan ─en lugar de dedicarse a legislar─ se ha dado a la tarea de andar en restaurantes y lugares públicos para llamar la atención de los medios de comunicación y lograr ser entrevistado, ¿pero en materia legislativa que ha realizado?, es la gran pregunta a la que no tiene una respuesta.
Durante los meses previos a las elecciones del 2014, los panistas continuarán oponiéndose a la venta del terreno del ex estadio de beisbol, pues esa es la instrucción de su dirigente estatal y nacional, pero esperemos que su actitud no se torne violenta, como pasó en la 17 Asamblea Nacional Extraordinaria del PAN, donde entre gritos y golpes se aprobó la reforma de los estatutos para tratar de revivir al olvidado partido blanquiazul.
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