Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez
En realidad esta palabreja debe
encontrarse en el Diccionario de la Real
Picardía Mexicana, o en alguno de los libros que viene
editando el inconmensurable Pica, Lica y Califica, que en estos momentos anda
de gira literaria por América Central, realizando una nueva promoción de su
exitoso libro que fue brillantemente presentado a la luz pública nayarita por
el señor licenciado Juan Antonio Echeagaray Becerra, porque casi estamos
seguros que en el Larousse Ilustrado, tenga usted la casi completa seguridad de
que no la va a encontrar.
Tenemos
entendido de que la palabra en cuestión se refiere “coloquialmente” a la dama
que tiene preferencias sexuales por otra de su mismo género, o séase: lesbiana –o
dicho vulgarmente- “libáis”, “chanclera”, “chancleta” o simplemente “chancla”…
entre otros calificativos más refinados
–dijera el arquitecto A. Jiménez, autor de la Picardía Mexicana.
Entre
las acepciones de este “adverbio” o “adjetivo” calificativo, úsase también en
el sexo masculino –o intermedio, propiamente dicho- de manera despreciativa o
de “mófa”, para decir “gallo manfloro” o “súper gallo-man”… (Con respeto a los
homosexuales de nuevo cuño que son casi considerados como intocables en estos
tiempos de aceptación cuasi universal)… pero los irrespetuosos machos mexicanos
–que no pueden tragar sin hacer visajes, las palabras: lilos, jotos,
homosexuales, “lesbianos”, “suripantos” y mil y un homónimos- la tienen
considerada como una forma francamente irreverente para burlarse de esa
condición del “macano-dependiente”… como la consideró alguna vez el ilustre
periodista sinaloense Edgardo Arellano (a) Pipiripau.
Así
que por favor sírvase usted, amable lector, aceptar esta breve aportación cultural
sobre la posible definición de la palabra manflora, convertida al masculino (¡por
Dios!) manfloro, por obra y gracia de las desviaciones de la naturaleza que
también existen, y son registradas –ahora- en los volúmenes del Registro Civil
(unisex) aceptando la adopción entre lilos y lilas, de niños en posición de ser
educados por éstos y éstas…
Lo
cierto es que ahora se considera absolutamente normal el antes tan castigado
“contra natura” y se viene manteniendo a nivel intelectual o “nice” la forma llamada
indecorosa –antiguamente-, y hoy absolutamente legal y por ende, permitida.
Control…
Señores… Control… Que en la actualidad, la palabreja haya traspasado los
umbrales de la decencia y las buenas costumbres, es harina de otro costal, como
en el Arte de Fistiana se le llama a los boxeadores malos o malucones o mayates…
Pero no creemos que Don Quijote, se haya equivocado cuando le dijo a Sancho
Panza: “cosas veredes, mi buen amigo y fiel escudero”…
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