Por: Lorena Meza Reyes.
·
Fortalecer mecanismos legales y administrativos.
·
Adoptar políticas públicas y medidas
legislativas.
El próximo 25 de noviembre
día Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer.
México un país donde la violencia contra las mujeres y las
niñas es el pan nuestro de cada día, se ve obligado a implementar políticas públicas
para resolver este problema de antaño, del cual no se hablaba pues la educación
dada con anterioridad, al interior de las familias era la del aguante. Hoy con
el empoderamiento de las mujeres, se pone de manifiesto que deja de ser un
problema privado y se convierte en público.
Las manifestaciones
de violencia contra las mujeres y las niñas en lo privado y en lo público, se han registrado desde los años
noventa. Sin embargo, fue hasta el 2003, cuando se realizaron las primeras encuestas
nacionales en materia de violencia contra las mujeres, tales como la Encuesta
Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH 2003), que
realizó el Instituto Nacional de las
Mujeres con el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI), y la
Encuesta Nacional sobre Violencia contra las Mujeres 2003 (ENVIM 2003) de la
Secretaría de Salud y el Instituto Nacional de Salud Pública. Aunque tienen metodologías
distintas, en el caso de la violencia física de pareja, la prevalencia fue
similar: 9.3 en la ENDIREH 2003 y 9.8 en
la ENVIM 2003. Estas encuestas pusieron de manifiesto que la violencia contra
las mujeres no era un fenómeno aislado, sino que afectaba a un importante
número de mujeres, con lo cual se dejó de ver el problema de carácter privado y
se reconoció como un problema público,
formando parte de la agenda gubernamental.
De acuerdo con la última encuesta del INEGI, 62.7% de las
mujeres de 15 años o más han padecido, al menos, un incidente de violencia en
cualquier ámbito y momento de su vida.
Los actos de violencia en contra de las mujeres son
ejercidos por diversos sujetos con quienes las mujeres establecen relaciones,
desde los más cercanos como la pareja y familiares, personas no tan cercanas
como directivos o compañeros de trabajo, autoridades y personal de centro o
instituciones educativas, hasta desconocidos.
Este clima de violencia no sólo ha generado
señalamientos por parte de organismos
internacionales, sino que casos particulares han llegado a la Corte
Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH). En efecto, el tribunal interamericano
ha sentenciado en seis ocasiones al Estado mexicano. La mitad de estas
sentencias se refieren a violaciones a los derechos humanos de las mujeres:
González y otras (Campo Algodonero), Fernández Ortega y Rosendo Cantú.
No obstante, en México existe un compromiso para adoptar políticas
públicas y medidas legislativas de acción afirmativa necesarias para eliminar
disposiciones legales y otro tipo de obstáculos, valores y prácticas sociales
que discriminan a las mujeres y a las niñas, o que reproducen situaciones de
desigualdad o marginación.
De ahí la importancia de seguir fortaleciendo los mecanismos
legales y administrativos que permitan de manera directa y sin escatimar
esfuerzos, garantizar los derechos humanos de las mujeres, para erradicar las
causas de violencia, armonizando los contenidos legislativos nacionales y
estableciendo estrategias para impulsar la transformación cultural hacia la no
violencia contra las mujeres.
Para erradicar la violencia debe quedar claro que es Insuficiente armonización legislativa para
contribuir al acceso a una vida libre de violencia para las mujeres. Y el
sistema de educación debe de mejorar sus programas para evitar la Cultura de la
desigualdad de género y violencia contra las mujeres.
El sistema nacional
de salud debe tener un papel decisivo en la prevención de la violencia contra
las mujeres. Contribuyendo a la detección temprana de los malos tratos y
proporcionando a las victimas el tratamiento requerido, canalizando a las
mujeres a los servicios idóneos para facilitar la atención e información
necesarias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario