sábado, 5 de enero de 2019

VEYTIA, SE DECLARO CULPABLE ¿Y QUE?




El 11 de febrero del 2016, apenas unas horas después de que el entonces poderoso fiscal general de Nayarit, Edgar Veytia, recibiera por parte de la Universidad del Álica el doctorado Honoris Causa “por su trabajo en favor de la seguridad de los nayaritas”, don Oscar González Bonilla me hizo el favor de publicar en su portal de internet “Nayarit Altivo” un artículo que titulé “El Negro Durazo y Veytia: cortados por la misma tijera”. Más tarde también se publicaría en el portal “Balance Informativo”, gracias a mi amigo virtual Francisco Floranes.

En dicho texto y ante la coyuntura que me brindaba el reciente reconocimiento que se le había otorgado a Edgar Veytia y que coincidía con el que se le había entregado exactamente 34 años antes a Alfonso Durazo Moreno -el poderoso jefe de la policía del Distrito Federal en tiempos del presidente López Portillo-, traté de resaltar las similitudes entre ambos personajes.

Su ascenso al poder de la mano de un amigo que llegaba a la cúspide del poder político, el poder ilimitado que gozaron durante casi un sexenio, sus vínculos con el crimen organizado en sus diferentes modalidades y los abusos y actos de corrupción que durante el periodo de su dominio llevaron a cabo.

Lejos estaba de imaginar hace un par de años, que el final de Edgar Veytia tendría también un desenlace parecido al del personaje al que emula consciente o inconscientemente y menos aún, que tardaría tan poco en llegarle. Veytia fue detenido por las autoridades de Estados Unidos en marzo del 2017, y la tarde de este viernes 04 de enero, después de meses de negociaciones y de la prolongación del juicio en su contra, por fin el ex fiscal de Nayarit se declaró culpable de los cargos de conspirar para introducir a los Estados Unidos heroína, cocaína, metanfetaminas y marihuana. Aunque las cantidades que admitió haber colaborado para traficar fueron más bien irrisorias, se estima que el juez pueda dictarle una sentencia de cuando menos 10 años, pudiendo llegar hasta a tres décadas.

Y sí, Veytia era el rostro más visible de la descomposición de un régimen, pero no era el único. Llegó a ostentar un poder sin cortapisas, superior incluso al de su jefe jerárquico, el gobernador Roberto Sandoval, como lo confirma el ex procurador Javier Germán Rodríguez en la impecable entrevista que le realizara el periodista Oscar Verdín y que se convirtiera en el libro “Germán Rodríguez: así lo viví”, de reciente publicación.
- ¿En el gobierno de Roberto [Sandoval] el que resolvía todo era Veytia?
- Sí, todo. Se acostumbraron a eso.
- ¿Se convirtió Veytia en el funcionario de mayor peso del gobierno?

- Totalmente, era el poder ras el trono. Visible acá el gobernador, pero la verdad era el otro el que decidía. Yo creo que en muchas cosas ni siquiera le pedía permiso.

Sostiene el también ex rector de la Universidad Autónoma de Nayarit.

Sin embargo, lo anterior no significa que el ex gobernador Roberto Sandoval haya sido una víctima o que haya sido ajeno a los abusos cometidos por su funcionario más cercano. En marzo del 2017, un par de días después de que se diera a conocer la detención de Veytia en Estados Unidos, en una entrevista que me realizó Jorge Armando Rocha para Radio fórmula, a propósito del tema, me preguntó que si yo consideraba que el gobernador desconocía las actividades delictivas de su fiscal, tal como lo había afirmado en una conferencia de prensa horas antes. Le respondí al periodista que, por supuesto no creía semejante mentira, por el contrario, sostengo que todos ellos formaron parte de una red de corrupción que abarcó desde el crimen organizado hasta el tráfico de influencias y el desvío de recursos públicos. La mayor parte del equipo de Roberto Sandoval encaja más bien con la descripción de una mafia que con la de un grupo político. Personajes como el propio ex gobernador Roberto Sandoval, Gianni Ramírez, Carlos Saldate, Raymundo García Chávez, Francisco García Villela y Roy Rubio Salazar, por mencionar sólo algunos, hoy caminan por las calles de Tepic, de Guadalajara y de otras ciudades del país con total tranquilidad, sabedores de la tibieza del gobierno local y de las redes de complicidad que tendieron con la nueva administración federal, mismas que les garantizan impunidad.

¿Podremos los nayaritas confiar en las autoridades y en el estado de derecho cuando advertimos que pueden cometerse latrocinios de la magnitud de los que se han llevado a cabo en la entidad durante los últimos dos sexenios mientras los responsables no tienen mayor sanción que acaso un leve golpe en las manos y la permanente acusación verbal que no se traduce en acciones penales?

Personajes como el Negro Durazo, como Veytia, Sandoval y otros tantos que sintetizan lo más podrido y corrupto del sistema político mexicano seguirán surgiendo a medida que la impunidad prevalezca. Y es que, al final del día, las complicidades son extensas. Veytia ya no está, pero nosotros estamos lejos de cantar victoria… apenas le hemos cortado una cabeza a la Hidra, mientras que el resto gozan de cabal salud.

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