● La colaboración
tripartita es clave para asegurar que los proyectos del Plan México impulsen el
desarrollo económico y generen mejores condiciones de vida.
● Para que este esfuerzo sea efectivo, se debe garantizar la
seguridad y la certeza jurídica que los inversionistas requieren, creando un
entorno propicio.
Desde la Confederación Patronal de la República Mexicana
(COPARMEX) reafirmamos nuestro compromiso con la construcción de un México más
fuerte, donde el bienestar de las personas, el desarrollo sostenible y la
inclusión sean el centro de nuestras acciones. Por ello, ante la presentación
del Plan México, reconocemos esta estrategia como una oportunidad para avanzar
hacia la industrialización y el desarrollo inclusivo, promoviendo un
crecimiento económico que no deje a nadie atrás.
Este proyecto, liderado por el Gobierno de México, tiene el
potencial de mejorar la economía de nuestro país y reiteramos nuestra
disposición a sumar esfuerzos para convertirlo en una realidad.
Consideramos positiva la inclusión de empresarios y
empresarias de todo el país, representando diversos sectores económicos, en el
Consejo Asesor que coordina Altagracia Gómez. Este órgano será importante para
llevar a cabo el Plan México, al que el sector privado se suma con plena
disposición para alcanzar el éxito.
Un programa claro de progreso como lo es dicha iniciativa
establece los polos de desarrollo, fortalezas y pasos a seguir que incentiven
tanto la inversión nacional como extranjera. El Plan establece claramente las
acciones necesarias, y este Consejo, en coordinación con todo el sector
empresarial y el gobierno, tendrá que ir definiendo los cómos para alcanzar los
objetivos planteados.
Para que esta estrategia sea efectiva, resulta crítico
priorizar el fortalecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas
(Mipymes), que constituyen el corazón de nuestra economía; son más de 5
millones de Mipymes las que generan el 64% del empleo en el país.
Estas empresas son
esenciales para el bienestar de millones de familias mexicanas, y garantizar su
fortalecimiento es imprescindible. Ante este hecho, se hace necesario un
entorno de negocios favorable para su crecimiento y para la creación de nuevos
emprendimientos, así como el impulso de políticas que atiendan sus necesidades
particulares, tales como el acceso al financiamiento, la desregulación y la
capacitación.
Esto permitirá integrarlas a las cadenas de fabricación y
proveeduría globales en el proceso de sustitución de importaciones,
multiplicando el impacto social positivo del Plan México en regiones y
comunidades de todo el país. Será fundamental para esta iniciativa consolidar
un modelo de financiamiento de inversión que preserve la estabilidad
macroeconómica, garantice finanzas públicas sanas que apoyen la inversión
pública, promueva la rendición de cuentas sobre el uso de los recursos y
fomente condiciones financieras adecuadas para la inversión privada.
Asimismo, es crucial
que esta estrategia integre acciones contundentes para mejorar la seguridad,
brindar certeza jurídica y garantizar el acceso a energía confiable. Sin estas
condiciones, cualquier esfuerzo por atraer inversiones y desarrollar proyectos
productivos enfrentará serias limitaciones.
El desarrollo de infraestructura energética, así como el
cumplimiento de estándares de seguridad pública y legalidad, son pilares
imprescindibles para construir un entorno competitivo y atractivo.
Creemos firmemente en el fortalecimiento del modelo
tripartito integrado por el gobierno, trabajadores y empresarios; ha sido
esencial para el desarrollo económico y social de nuestro país, así como para
lograr resultados concretos. La sinergia y coordinación entre los tres sectores
es clave para superar los desafíos internos y externos que enfrenta nuestra
nación, especialmente en el contexto de la próxima revisión del T-MEC y las
presiones arancelarias del gobierno estadounidense.
Este trabajo conjunto debe enfocarse en construir soluciones
que impulsen la productividad y la competitividad de México a nivel global.
El éxito del Plan
México también dependerá de la capacidad de generar condiciones propicias para
la inversión en infraestructura educativa, de salud y tecnológica. Estas áreas
son fundamentales para desarrollar el talento humano y las capacidades que
demanda una economía moderna.
Fortalecer la transparencia y la competencia económica es
indispensable para consolidar un ambiente de confianza y equidad.
Adicionalmente, una evaluación constante por parte de los mexicanos será
crucial para medir su impacto y corregir el rumbo cuando sea necesario.
Todo ello va a requerir de un gran esfuerzo ante la
desaparición de los organismos constitucionales autónomos como el INAI, la
COFECE y el IFT que por años hicieron posible el contrapeso, la transparencia,
la rendición de cuentas y la regulación de actividades económicas. Hacemos un
llamado a todos los actores involucrados para que este plan trascienda los
discursos y se traduzca en acciones concretas.
La relocalización, el
desarrollo regional y el impulso a la manufactura especializada son
oportunidades que no podemos dejar pasar. Solo así podremos construir un México
con Desarrollo Inclusivo, donde nadie se quede atrás y el crecimiento económico
vaya de la mano del bienestar social. En la Confederación, reafirmamos nuestro
compromiso de ser un interlocutor constructivo y propositivo.
Estamos convencidos de que, trabajando juntos, lograremos
convertir esta estrategia en una realidad que beneficie a las familias
mexicanas y coloque a nuestro país en el lugar que merece en el contexto
internacional.
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