SU SANTIDAD:
Las
comunidades que habitamos en la cuenca del Río San Pedro Mezquital, en el estado mexicano de Nayarit, estamos siendo
amenazadas por el proyecto hidroeléctrico Las Cruces. Su construcción pone en
riesgo la continuidad como pueblo de nuestros hermanos indígenas, y afectaría
irreversiblemente el patrimonio cultural, ambiental y económico de los
nayaritas. Si Su Santidad así lo decide, su socorro pondrá esperanza y luz en
nuestros esfuerzos por evitar el despojo.
Su Santidad Francisco,
Casa Santa Marta 00120,
Ciudad del Vaticano.
Hermano Francisco:
Nosotros, Los hijos del Río San
Pedro, nos dirigimos respetuosamente a Su Santidad, en ocasión de su próxima
visita a México, para ofrecer nuestro corazón a la paz, la esperanza y al
humanismo que Vuestra Santidad cultiva con obra y palabra.
Somos hijos de Dios y del Río,
somos indígenas y mestizos, pescadores y campesinos, hombres y mujeres,
estudiantes y niños, los más humildes entre los pobres y el prójimo más
olvidado entre el prójimo. Pero somos también los más decididos a continuar
siendo aunque nuestras vidas no interesen a los mercaderes.
La autoridad en nuestro país no
nos protege, Santo Padre. Al contrario, nos persigue y violenta, nos engaña y
abusa; se alza como un Goliat todopoderoso manipulando programas de gobierno,
instituciones y aparatos judiciales para doblegar voluntades, acallar voces
críticas y comprar complicidades por 30 monedas. Nos han condenado a
desaparecer.
Es por esto, Hermano Francisco,
que celebramos el esfuerzo histórico de protección de los recursos naturales y
los derechos humanos que significa la publicación de vuestra Carta Encíclica Laudato si’, en la que Su Santidad
reconoce el aporte esencial de las comunidades indígenas en la promoción y
cuidado de los recursos naturales y la cultura.
Para los pueblos indígenas Náyeri,
Wixárica, Tepehuano y Mexicanero, el río San Pedro no sólo es parte de nuestra
vida sino fundamento de nuestra espiritualidad; todo su trayecto, cuencas y
territorio que atraviesa son un espacio
sagrado para afianzar identidad y valores[1].
Pero, además, Hermano
Francisco, este caudal alimenta a Marismas Nacionales, uno de los humedales más
importantes para la biodiversidad en la región y el planeta, y sustento de vida
que por su relevancia internacional ha sido declarado Reserva de la Biósfera,
Sitio RAMSAR y Sitio AICA.
Sin embargo, Santísimo Padre, el
Gobierno mexicano otorgó los permisos ambiental[2] y de uso de
agua[3] para
la operación y construcción de la hidroeléctrica Las Cruces sin haber garantizado los derechos a la consulta previa,
modos de vida, religión y tradiciones de nuestros pueblos. De construirse la hidroeléctrica, las estructuras
sociales de las comunidades ancestrales y ribereñas serán destruidas, así como
sus sitios sagrados. A ello se sumará la invasión de su territorio y el
desplazamiento forzado de sus hogares[4].
Todo ello pone en riesgo la cultura milenaria y la continuidad del pueblo Náyeri[5],
particularmente.
Hermano Francisco, la presión
sobre las comunidades indígenas para imponer el proyecto Las Cruces va en
aumento. Así lo demuestran las detenciones ilegales, las acciones de
hostigamiento por parte del Gobierno y los actos que simulan una consulta
previa, misma que no puede ser tal si el proyecto ya fue autorizado.
Es por todo esto, Hermano
Francisco, que solicitamos respetuosamente a Vuestra Santidad que durante su
visita al país interceda por nosotros ante el Presidente Enrique Peña Nieto,
para que su Gobierno impida las violaciones de los derechos de las comunidades
indígenas en nombre del desarrollo, y desista de llevar adelante el proyecto
hidroeléctrico Las Cruces por los impactos de éste en las personas y el
ambiente.
Su Santidad, esperanzados en el
poder de su intercesión, nos despedimos con el deseo ferviente de que su Carta
Encíclica Laudato si’ inspire e impulse cambios profundos en las políticas,
prácticas y creencias de gobiernos, empresas, sociedad civil y en la mentalidad
de cada prójimo, con miras a construir un mundo más justo, más humano y
realmente sostenible.
Con respeto
fraternal…
Hermano
Francisco: ¡Únete y participa!