Hoy se cumplen 69 años en que, por primera vez, se reconoce
por el estado mexicano el derecho a la ciudadanía de las mujeres, que nos
permitió participar en los asuntos políticos del país y a decidir su rumbo,
votar, ser votadas, poder conformar partidos políticos, ocupar cargos de
elección popular, cargos públicos, incidir sobre los temas trascendentales para
las vidas de las personas.
Por lo que, sin duda se trata de una fecha emblemática y
simbólica que nos lleva a recordar y a reflexionar los porqués de esa decisión.
En principio cuestionarse, si esa decisión era trascendental
para consolidar la forma de gobierno adoptada por el estado mexicano, porque no
se adoptó desde la consolidación del estado como una república democrática,
pues puede concebirse democrático aquel estado en el que la mitad de la
población no contaba con los mismos derechos que el resto.
Según datos del INEGI en el país hay 95 hombres por cada 100
mujeres, de acuerdo al CENSO levantado en 2020 de los 126 millones de personas
en México, 65 son mujeres y 61 millones hombres.
Dicha institución cuenta con el dato de que desde hace 35
años se empezó a notar un ligero incremento en la cantidad de mujeres respecto
a los hombres. Y para 2020, esta diferencia se acentuó hasta llegar a 4
millones más de mujeres.
Luego entonces nos pone a reflexionar, ¿por qué no estamos
conmemorando 198 años del reconocimiento de este derecho, que son los que han
transcurrido desde la promulgación de la primera constitución de México en 1824
y que contenía la forma de gobierno democrático, o 105 años con la constitución
de 1917?
O por qué antes de 1953, las mujeres no fuimos reconocidas
como ciudadanas al igual que los hombres, si también contribuimos a la
consolidación del estado mexicano como una nación libre y soberana,
revolucionaria, social, que luchaba por la igualdad y justicia de sus
habitantes.
Y para esto datos duros, cómo no recordar el papel activo y
estratégico de Josefa Ortiz de Domínguez en el movimiento insurgente para la
conspiración de Querétaro y el aviso que envió a los insurgentes Allende e
Hidalgo, para prevenirlos de que el movimiento había sido descubierto,
información que propició adelantar la fecha de proclamación de la
Independencia, Leona Vicario Fernández y su papel definitivo durante la lucha
de independencia.
María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba ‘La Güera
Rodríguez” que entraba en los salones más elegantes de México, escuchaba
información valiosa para ayudar al movimiento independentista y enviaba
noticias o las estrategias que iba a efectuar el ejército realista,
Gertrudis Bocanegra que durante la Guerra de independencia
junto con su esposo salvó la vida a Francisco Javier Mina y a otros caudillos
en más de una ocasión.
De la primera coronel Amelia Robles en la revolución mexicana
que adoptando una identidad masculina se unió a las filas zapatistas, se centró
en tareas de mensajería, contrabando de armas y víveres, lucha armada y misiones
especiales, como conseguir financiamiento de las empresas petroleras para la
causa revolucionaria
Carmen Serdán, Revolucionaria tenaz que luchó junto a su
madre y hermanos en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, imprimiendo y
repartiendo proclamas, distribuyendo armas para luchar en contra de su régimen.
Salir clandestinamente a pegar propaganda anti porfirista y fabricaba bombas
con pólvora y dinamita para beneficio de los revolucionarios junto con las
hermanas Narváez.
María Hernández Zarco quien arriesgando su vida imprimió el
discurso de Belisario Domínguez denunciando la traición de Victoriano Huerta.
No fue justo, no había razón válida para que las mujeres no
gozáramos en pie de igualdad de los mismos derechos constitucionales que los
hombres. Se nos ignoró aun habiendo exigencias de grupos feministas que en 1911
y 1913 firmaron y enviaron cartas al presidente provisional reclamando su
derecho al voto y a la educación.
No se escuchó a Hermila Galindo quien solicitó al congreso
constituyente de 1917 para que reconociera los derechos políticos de las
mujeres, manifestando: “Las mujeres necesitan el derecho al voto por las mismas
razones que los hombres
Y a pesar de ello, la valentía de las mujeres mexicanas no
perdía terreno fueron inagotables sus esfuerzos hasta alcanzar la justicia para
todas, ahí estaba Elvia Carrillo Puerto, líder socialista que toda su vida
luchó por la vindicación de los derechos de las mujeres, primer mujer candidata
Electa al Congreso de Yucatán, que ejerció dos años y renunció por amenazas de
muerte, Refugio García, las ligas femeniles campesinas, los centros femeniles
revolucionarios del Partido Comunista mexicano, el frente de mujeres mexicanas
que durante la campaña de Lázaro Cárdenas exigieron sus derechos políticos y
electorales, el Frente Único Pro derechos de la mujer.
Y así continuaron su lucha hasta lograr la promulgación del
decreto de 17 de octubre de 1953, que reformó el artículo 34 de la constitución
federal que estableció que eran ciudadanos de la república los varones y
mujeres.
Y sabemos con conciencia de causa que esa reforma no
consolidó el ejercicio de los derechos de participación política y electoral de
las mujeres, que todavía se ha seguido continuado en la exigencia y conquista
de derechos para alcanzar la igualdad sustantiva en el ejercicio nuestros
derechos humanos, que han demandado arduos esfuerzos y que ha cobrado vidas 4
de mujeres a quienes les estamos infinitamente agradecidas y a quienes les
rendimos honores
Que, si bien vamos por un buen camino, todavía hay mucho que
recorrer y es precisamente de eso de lo que venimos a platicar el día de hoy
con las grandes y exitosas mujeres que nos acompañan y a quienes les doy un
sentido agradecimiento por abrirse este espacio para escucharles. Bien sin más,
yo me despido destacando que los derechos que fueron conquistados por nuestras
antecesoras se lograron gracias a la suma de esfuerzos en colectivo y unidad
entre mujeres, divididas no hacemos ruido no incidimos, pero juntas tejiendo
lazos sólidos nos escuchamos más fuerte, firme y determinante, nos necesitamos
mutuamente y en sororidad para alcanzar lo que todas pretendemos que es simple
y sencillamente vivir en justicia, igualdad y dignidad, lo necesitábamos ayer,
lo queremos hoy y por siempre, hacía el futuro.
¡Mujeres, la unión
hace la fuerza!
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