El mes de marzo será muy importante para la democracia mexicana.
Prácticamente durante ese mes se llevará a cabo el proceso de designación de
cuatro nuevos consejeros electorales del INE, incluyendo a su Consejero
presidente.
Con esto llega a su fin la
encomienda de Lorenzo Córdova Vianello como Consejero presidente del INE. No me
queda la menor duda de que Córdova realizó una excelente labor, como igualmente
lo hicieron sus tres antecesores en el puesto. Que así haya sido durante cuatro
presidencias de nuestro máximo órgano electoral habla de su gran fortaleza
institucional y de su enorme legitimidad popular.
Sin embargo, esto pronto podría dejar de ser así, pues el
obradorismo en el poder ha insistido, en la retórica y en los hechos, en minar
la autonomía, independencia y eficiencia del INE. Aunque el régimen fracasó en
su intento de aprobar una reforma constitucional en materia electoral, el
Presidente y su grupo pretenden violar el texto constitucional mediante el
llamado Plan B. Esperemos que la Suprema Corte de Justicia de la Federación
rechace esta intentona casi golpista.
Otra forma en que el régimen en
el poder pretende socavar al INE es mediante su intervención en el proceso de
designación de los consejeros entrantes. Nadie que no haya testificado el
continuo ataque a todos los órganos autónomos de fiscalización y regulación que
ha hecho el Presidente, desde incluso antes de su toma de posesión, puede ser
tan ingenuo como para no tener graves sospechas de lo que él intenta hacer con
el INE.
Por lo pronto, de los siete miembros del Comité Técnico que
evaluará a quienes buscan ser consejeros electorales, sólo los dos nombrados
por el INAI tienen el perfil de independencia y competencia exigidos. Ni los
dos designados por una cooptada CNDH ni los tres elegidos por la Jucopo poseen
un carácter independiente y algunos de ellos ni siquiera cuentan con
antecedentes técnicos notables.
El que los miembros de la
Comisión Técnica nombrados por la Jucopo hayan contado sólo con el beneplácito
de los aliados del Presidente en el Congreso sin el apoyo de nadie de la
oposición nos dice mucho sobre las intenciones del régimen.
De hecho, sabemos que los tres miembros designados por la Jucopo
tienen una enorme cercanía con el obradorismo. Evangelina Hernández era
coordinadora de administración y finanzas de la Guardia Nacional. Por su parte,
Enrique Galván Ochoa formó parte del comité encargado de redactar la
Constitución Moral y fue parte del consejo consultivo responsable de verificar
a los periodistas que recibirán seguridad social del Gobierno federal.
Finalmente, Andrés García Repper se desempeñó recientemente como abogado de los
candidatos de Morena en Tamaulipas y en ese mismo estado fue representante de
ese partido ante el Instituto Electoral de Tamaulipas.
Dado que se requieren de dos
terceras partes del pleno de la Cámara de Diputados para escoger a los nuevos
Consejeros Electorales, es muy probable que éstos sean al final escogidos
mediante un proceso de insaculación. Como lo ha dicho Luis Carlos Ugalde, la
insaculación podría incluso ser una buena idea, pues tiene el potencial de
evitar arreglos políticos de los partidos basados en la lealtad a ellos y no en
la capacidad técnica. Sin embargo, como también lo señala Ugalde, esto sólo
sería así si el proceso de selección previo a la intervención de los Diputados
culmina en la designación de ternas con los mejores candidatos. Pero esto es
precisamente lo que ahora está en duda, dado el perfil no independiente de la
mayoría de los miembros del Comité Técnico Evaluador.
Por lo pronto, ya conocemos el
calendario que detalla los pasos para la designación de los consejeros. Habrá una
primera fase de registro de aspirantes, que termina el 23 de febrero.
Posteriormente, vendrá la evaluación de aspirantes que termina el 24 de marzo.
En la tercera etapa se seleccionará a los finalistas y esto tiene que hacerse a
más tardar el 26 de marzo. Finalmente, la elección de consejeros electorales se
realizará entre el 26 y el 31 de marzo.
La ciudadanía debe estar
vigilante para evitar que el régimen se salga con la suya en su tentativa de
controlar el INE al minar un proceso de selección de sus máximas autoridades
que hasta ahora ha sido virtuoso. Es vital para la democracia mexicana que el
nuevo Consejero presidente realice una labor tan ejemplar como la de sus cuatro
antecesores. Eso es lo menos que debemos exigir.
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