lunes, 17 de febrero de 2014

Un Toro en extremo ahorrativo

Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.



Está bien que el Ing. Héctor González Curiel presidente municipal de la capital nayarita, extreme sus cuidados en el gasto del ayuntamiento referente al consumo del agua potable en lo que se refiere a los excusados de la presidencia, y los mantenga cerrados en horas de oficina –cuando más lo necesitan las ciudadanas y los ciudadanos- que acuden en gran cantidad –principalmente- a las oficinas del Registro Civil, aduciendo que no hay agua.

 Aunque las otras oficinas que ocupan los funcionarios de alto nivel y las secretarias, dispongan de excusados particulares que están funcionando a toda hora sin que les falte ni  una sola gota de agua… y los que necesitan tirar el agua y hacer del dos, renieguen y hagan contorsiones al aguantarse las ganas…

         Dicen los mal pensados, que este cierre de llaves al público, se debe a que obligan a los usuarios a caminar unos ciento cincuenta metros –centímetros más o pulgadas menos- que son los que tienen que cubrir para llegar a los higiénicos y relucientes sanitarios provistos de puertas especiales para evitar que salga el mal olor hacia los puestos de menudo, tortas, sándwiches y jugos que ahí cerca ofrecen sus productos, en donde se les provee de un minúsculo trozo de papel sanitario –que más les valdría un pedazo de olote- y se les brinda la oportunidad de introducirse a unos mingitorios que tienen un bote de agua por un lado y tres W. C. con puertas de hierro con aberturas por arriba y por abajo para favorecer la ventilación y para checar que estén libres o sea no ocupados por otra persona. Todo esto en un cuartito de unos tres por tres metros –el de caballeros- y de tres por cuatro –el de damas-. Cobrando la misérrima cantidad de Cinco PESOS por servicio, misma cantidad que se dice pasa a formar parte de lo que recaban los piscales y que se destina a la caja chica del señor Toro.

         Esto está muy lejos de comprobarse y se estima que son elucubraciones de gente mal pensada. Lo que pasa es que ese dinero se reparte entre los niños pobres de los hijos de los humildes jugueros, tablajeros, comerciantes fruteros, menuderos, birrieros, dulceros, polleros, marisqueros y todo lo que termina en eros… y eras… como panaderas, buñueleras, floreras, fonderas, riferas, y boneteras, que integran las huestes de vendedores y vendedoras de los tianguis Juan Escutia y Morelos de Tepic, Nayarit.

         Se nos había pasado decirles que don Héctor González Curiel, como graduado y estudiado en el flamante Tecnológico, proyectó –como hizo Gianni con lo de la fracasada montaña rusa- de ahorrar papel de rollo y garrafones de agua purificada, pasando la bácha para que los paguen los burócratas sindicalizados sí y los no, también, haciendo que estos pasen la charola –como en las iglesias- solicitando la cooperación de los compañeros para el pago de éstos tan necesarias auxilios… Aunque declara a su favor que antes de entrar en funciones se vengan bien cargueros de agua –como los camellos- y bien orinados y defecados… para evitar gastos innecesarios…

         Control… Señores… Control… Es buena la exageración pero no a tal grado, una cosa es que no les paguen a tiempo los salarios, otra es que les aleguen que no les deben tanto y otra más es que les corten los pertrechos más urgentes y necesarios… Ya viera al Toro con diarrea… a ver qué haría…

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