Por: Lorena Meza R.
Tepic, Nayarit a 16 de agosto de 2025.- En su visita reciente a Nayarit, el senador José Gerardo
Rodolfo Fernández Noroña, llevará a cabo asambleas informativas a ras de tierra,
reafirmando su estilo directo y cercano al pueblo. Fiel a su trayectoria como
activista y defensor de causas populares, Noroña se presentó ante medios
locales para compartir su visión sobre el rumbo político del país y responder
preguntas sobre figuras públicas que han incursionado en el debate político.
Al ser cuestionado sobre la opinión que le merece “El
Cochiloco”, personaje interpretado por el actor Joaquín Cosío, Noroña fue
contundente:
“El Cochiloco es paniaguado, por más actor que sea, la gente
no lo reconoce. El pueblo está muy politizado, lo que reconoce es el
compromiso, lo que reconoce son principios, lo que reconoce es la entrega. Eso
es lo que la gente reconoce. La gente quiere que se profundice en los cambios.”
Esta declaración no solo refleja el estilo frontal de Noroña,
sino también su crítica hacia figuras que, aunque populares en el ámbito
artístico, no logran conectar con el electorado desde una postura de compromiso
político real. Aunque el Cochiloco dio su opinión muy personal como ciudadano.
“El Cochiloco” es el apodo del personaje interpretado por
Joaquín Cosío en la película El Infierno, que lo catapultó como símbolo
de la crítica social al narcotráfico y la corrupción. Cosío, originario de
Nayarit, ha sido reconocido por su talento actoral, pero también ha sido
mencionado en rumores políticos, aunque él mismo ha negado tener aspiraciones
políticas formales, su presencia en eventos públicos y entrevistas ha generado
especulación sobre su influencia en el ámbito político
La crítica de Noroña apunta a una distinción clave: la
diferencia entre popularidad mediática y legitimidad política. En un contexto
donde la ciudadanía exige resultados, transparencia y principios, el senador
subraya que el pueblo ya no se deja impresionar por el espectáculo, sino que
busca profundidad en los cambios sociales.
Su frase “el pueblo está muy politizado” no es una queja,
sino un reconocimiento del despertar ciudadano que exige más que carisma: exige
entrega.
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