Líneas
Por:
José Ma. Narváez Ramírez.
A unos días de que se inaugure la Casa del Periodista –a
instancias del aguerrido periodista investigador Maestro Gregorio Miranda- sale
de por ahí de un famoso libro editado en 1962 por don José Ramón Garmabella,
titulado “Renato por Leduc” -apuntes de una vida singular-, donde nos narra el
propio Renato las partes más importantes de su vida y recuerda con su singular
manera de relatar, los pasajes de las diversas profesiones que desempeñó, en
especial la de telegrafista; pero destaca como un gran periodista, del que
dijera don Pepe Alvarado: “poeta enemigo de la solemnidad y adverso a
estereotipia, verdugo de toda frase hecha y risueño asesino de almidonados
tropos y dicciones a modo de corbata. Cada mañana Leduc inaugura una leyenda y
cada noche la deja morir”.
Pero
dejemos al propio “héroe” de la obra que nos narre su opinión del periodismo en
su tiempo:
“XVII.
Si hablamos del periodismo en México, hay que decir que no es cierto que sea la
voz de la opinión pública, porque como casi todos los periódicos viven de la
publicidad –tanto de los organismos oficiales como de la iniciativa privada-,
son los anunciantes los que imponen el criterio editorial.
Claro
que este fenómeno no es privativo de México sino que ocurre en todos los países
que conozco, al grado que los únicos periódicos que sé que viven de su
circulación son Canard Enchaine y el Órbita de mi cuate Héctor Pérez Verduzco.
Pero volviendo a nuestro país
hay que comenzar que actualmente los reporteros no son sino boletineros, lo
cual se explica perfectamente si tomamos en consideración que como la mayoría
de los periódicos son muy “duros” para pagar, las secretarías de Estado
completan la asignación mensual de los reporteros mediante el clásico
“sobrecito” que les pasan los departamentos de prensa por publicar sus
boletines, que por cierto, las más de las veces están muy mal redactados.
Es
por ello que todos los cabrones diarios de México publican casi igual las
noticias y para enterarse uno de las andanzas del presidente o de cualquier
ministro, basta con leer sólo un periódico.
XVII.- Sin embargo, en estos
tiempos que corren, el periodismo ha perdido el encanto que tenía hasta hace
unos cuantos años, pues hoy los periódicos son empresas comerciales como otra
cualquiera y la prueba de ello es que los directores en su mayoría son
licenciados en Derecho que podrán saber mucho de su materia, pero como no saben
nada de periodismo, cometen pendejadas a diestro y siniestro”.
Claro
está que Renato Leduc fue un maestro del periodismo y llegó a escribir en grandes
diarios y revistas de su tiempo, como la Cadena García Valseca, el
Siempre! de Pagés Llergo y otros.
Viene
al caso esta cita porque en breve inicia una nueva etapa del periodismo en
Nayarit, con la inauguración del mes de la Casa del Periodista y las conferencias que se
sustentarán al respecto. Tendrá que hablarse por regla, de la actualidad
periodística y en ella de quiénes llevan el peso de esta profesión y quiénes
solamente la utilizan para nadar de muertito en la alberca olímpica de las
letras honestas y tendrán que citar a los pagados, a los semi y a los
abandonados a su suerte.
Igualmente se hablará de los editores
de periódicos y de quienes colaboran con ellos. De los caza-chayotes y de los
que no agarran uno ni espinoso ni pelado.
De los de línea y los de gobierno… En
fin… Control… Señores… Control… cabe decir que cualquier similitud con las
opiniones de Renato Leduc, no son más que puras verdades y nada de
coincidencias… “Sabia virtud de conocer el tiempo”… dice en su más conocido
poema hecho canción famosa… Muy buena por cierto…
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