jueves, 12 de febrero de 2015

¿De qué se trata, pues…?

Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez

Acá… entre nosotros, cuando comentamos la cosa politiquera como queriendo que nos escuchen las cabezas principales y nos contesten los cuestionamientos que hacemos en voz alta, y que necesitamos se esclarezcan con la intensidad de nuestra vehemencia que nos impele a encontrar las respuestas exactas a las interrogaciones que planteamos, entendemos que no hay ninguna intención en aclarar nuestras interrogaciones –que consideramos absolutamente necesarias para continuar en la búsqueda intensa del esclarecimiento ciudadano- nos vuelven a enredar en ese cotidiano remolino incesante de respuestas anodinas, sin sustento y rayando en la estupidez, al considerarnos entes francamente tarados, que nos conformamos con la saliva venenosa de la demagogia barata. (Aunque en realidad no le sale tan de bajo costo al señor autoridad, que en este caso paga –para variar- con los billetes del pueblo).
         Entre el alto número de cuestionamientos que se le vienen haciendo al señor gobierno, destaca el que consideramos principal, que es la respuesta a la falta extrema de empleos bien remunerados, y a la increíble explotación de los llamados giros negros, en lugar de dedicar tiempo y dinero en incrementar la creación de nuevos centros industriales (nacionales o extranjeros pero en forma derecha, sin restricciones ni arreglos chuecos) en los que principalmente se ocupen productos del campo, para crear fuentes de riqueza a este sector olvidado y exprimido, al grado de que en este momento se encuentra al borde de la desesperación y rodeado de un cerco de comercio ilegal en el que prospera la droga como principal vehículo de enriquecimiento, pero en el que no participa el campesino –y ¡Dios guarde el minuto aciago en que lo pesquen con un nefasto cargamento de ella-!
         Por lo demás, los funcionarios se pitorrean de la situación porque siguen compartiendo grandes cantidades de dinero a sueldos y comisiones, desquiciando la economía de la ciudadanía, que continúa  pasiva y quieta, padeciendo las tarascadas ambiciosas de estos depredadores con título de intocables, respaldados en la impunidad que tiene perfectamente controlada. Mientras, reparten y gastan a manos llenas, en el control de los medios y el de la policía (inclúyase la militar, para encontrar la razón al empecinamiento en considerar el mando único como intocable).
         Ya nos han destrozado y depauperado las tierras en que los grandes consorcios de la electricidad aprovecha las concesiones hidráulicas federales que les otorgan impunemente, importándoles un soberano pito las consecuencias. Nuestros ríos –antes fuentes de salud y vida- hoy van conduciendo a la mar el excremento y los desechos industriales que les son vertidos sin tratamiento alguno y, las ciudades y poblaciones por donde pasan, ahora sufren las consecuencias nefastas –asesinas- de una contaminación incontrolable.

         Después continuaremos con la serie de preguntas (consideradas sin respuesta afirmativa o que las esclarezcan), pero por lo pronto… Control… Señores… Control… queda aquí la contundencia de que se hace el cuestionamiento directo y que se pide la contestación sencilla,  cubierta con la verdad clara y concisa de responder con veracidad y sin ambages. 

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