Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez
Acá… entre nosotros, cuando
comentamos la cosa politiquera como queriendo que nos escuchen las cabezas
principales y nos contesten los cuestionamientos que hacemos en voz alta, y que
necesitamos se esclarezcan con la intensidad de nuestra vehemencia que nos
impele a encontrar las respuestas exactas a las interrogaciones que planteamos,
entendemos que no hay ninguna intención en aclarar nuestras interrogaciones
–que consideramos absolutamente necesarias para continuar en la búsqueda
intensa del esclarecimiento ciudadano- nos vuelven a enredar en ese cotidiano remolino
incesante de respuestas anodinas, sin sustento y rayando en la estupidez, al
considerarnos entes francamente tarados, que nos conformamos con la saliva
venenosa de la demagogia barata. (Aunque en realidad no le sale tan de bajo
costo al señor autoridad, que en este caso paga –para variar- con los billetes
del pueblo).
Entre
el alto número de cuestionamientos que se le vienen haciendo al señor gobierno,
destaca el que consideramos principal, que es la respuesta a la falta extrema
de empleos bien remunerados, y a la increíble explotación de los llamados giros
negros, en lugar de dedicar tiempo y dinero en incrementar la creación de nuevos
centros industriales (nacionales o extranjeros pero en forma derecha, sin
restricciones ni arreglos chuecos) en los que principalmente se ocupen
productos del campo, para crear fuentes de riqueza a este sector olvidado y
exprimido, al grado de que en este momento se encuentra al borde de la
desesperación y rodeado de un cerco de comercio ilegal en el que prospera la
droga como principal vehículo de enriquecimiento, pero en el que no participa
el campesino –y ¡Dios guarde el minuto aciago en que lo pesquen con un nefasto
cargamento de ella-!
Por
lo demás, los funcionarios se pitorrean de la situación porque siguen
compartiendo grandes cantidades de dinero a sueldos y comisiones, desquiciando
la economía de la ciudadanía, que continúa pasiva y quieta, padeciendo las tarascadas
ambiciosas de estos depredadores con título de intocables, respaldados en la
impunidad que tiene perfectamente controlada. Mientras, reparten y gastan a
manos llenas, en el control de los medios y el de la policía (inclúyase la militar,
para encontrar la razón al empecinamiento en considerar el mando único como
intocable).
Ya
nos han destrozado y depauperado las tierras en que los grandes consorcios de
la electricidad aprovecha las concesiones hidráulicas federales que les otorgan
impunemente, importándoles un soberano pito las consecuencias. Nuestros ríos
–antes fuentes de salud y vida- hoy van conduciendo a la mar el excremento y
los desechos industriales que les son vertidos sin tratamiento alguno y, las
ciudades y poblaciones por donde pasan, ahora sufren las consecuencias nefastas
–asesinas- de una contaminación incontrolable.
Después
continuaremos con la serie de preguntas (consideradas sin respuesta afirmativa
o que las esclarezcan), pero por lo pronto… Control… Señores… Control… queda
aquí la contundencia de que se hace el cuestionamiento directo y que se pide la
contestación sencilla, cubierta con la
verdad clara y concisa de responder con veracidad y sin ambages.
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