Por Lorena Meza.
Sin lugar a duda en el congreso del estado algunas cosas
están cambiando, no así, las viejas prácticas que anteriormente se señalaban a
grito abierto, hoy continúan, pero con más discreción.
Sí, nos referimos a que cuando suben una votación al pleno
para la asignación de un cargo, y el designado ya está esperando que lo llamen
a tomar protesta en ese mismo momento, posterior al debate y la votación que a
toda luz parece mero trámite al que están obligados por ley.
Y hablando de leyes, es más fácil violentarlas en el mismo
recinto donde fueron creadas; ya legisladores son los que después de amplio estudios
y debates las aprueban con sólo ponerse de acuerdo la bancada de mayoría y los
aliados las violentan.
Sin gritos ni sombrerazos, la diputada Selena Lorena Cárdenas
desde tribuna habla de la austeridad simulada y directamente culmina a la
diputada presidenta a que deje sus compensaciones; “Diputada presidenta, en honor a la austeridad,
yo la culmino; a que renuncie a la compensación de miles de pesos que tiene
asignada en su calidad de presidenta de la comisión de gobierno legislativo, a
que renuncie al equipo de seguridad que tiene a su cargo; que en lugar de estar
cuidando a la legisladora presidenta deben estar cuidando a todos los
ciudadanos; renuncie al vehículo de lujo que utiliza a diario y que le cuesta a
todo el pueblo de Nayarit”.
Entre gritos y sombrerazos se aprobó el cambio de los colores
en la imagen institucional de los entes públicos y
cualquier eslogan, deberá enaltecer la identidad pluricultural, utilizando
colores que plasmen y resalten las riquezas de los pueblos originarios, dejando
atrás la austeridad republicana y “Que sus colores no te cuesten”.
Para cerrar la semana, por fin una señal de congruencia
de la segunda fuerza en el congreso, que por primera vez desde tribuna todos
sus integrantes, exigieron como bancada respetar sus propuestas para conformar
el concejo municipal de la yesca.
El edificio del congreso del estado se siente
vacío, hueco, solitario, triste dicen que hay momentos de tanto silencio y vacío,
que se escucha hasta el chasquido de los dedos que logran hacer un fuerte eco.
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