A raíz de una vieja
fotografía publicada en el facebook por el licenciado Francisco “Coleman”
Romero González, haciendo una pequeña remembranza sobre los camiones que de
cada viaje –de ida y vuelta- a las rancherías del viejo municipio de Santiago
Ixcuintla, hacían una especie de odisea; recordamos esos tiempos
que nos tocó vivir, en compañía de aquellos inolvidables conductores y
pasajeros de las unidades llamadas coloquialmente “ramadas” –porque el techo era sostenido por
un fuerte andamiaje de acero e iban destapadas de los lados, los asientos
estaban colocados a manera de bancas, y algunos llevaban toldos de lona a los
costados que los cubrían del exceso de polvo o de las inclemencias de la
lluvia-; en la parte posterior del camión se depositaba el equipaje: mercancía
variada metida en sacos, bolsas de ixtle o cartones, y pequeños animales
propiedad de los usuarios, que en tiempos de aguas cuando se atascaban las
llantas en los grandes charcos, hoyancos y lodazales que se formaban con mayor
periodicidad en los caminos (principalmente de terracería) ayudaban al chofer a
sacarlo empujando igualmente mujeres y hombres y, en caso de no poder salvarlo
del atolladero –después de utilizar cadenas alrededor de las ruedas- uno o mas
de ellos se dirigía a pie a buscar ayuda al rancho o potrero cercano pidiendo el auxilio de un carro de
mulas o un tractor para jalarlo, y echándolo de nuevo a andar, para continuar
su viaje. El viejo Talavera era el encargado de vender los boletos tras un
mostrador que estaba a la entrada en lo que era la Terminal de aquella
incipiente cooperativa en el barrio de “El Rebaje”; y en el centro del pueblo
por la 20 de Noviembre y Allende, estaban las oficinas principales y el almacén
de combustible y refacciones.
Cuando el percance sufrido era la “ponchadura” de una
llanta, le sacaban la cámara y rellenaban el neumático de zacate y ramas para
lograr “a paso lento” arribar adonde
pudiera ser parchada o “cambiada”, disponiendo a inflarla con aquellas bombas
manuales que se detenían con un pie y se procedía a echarle el aire necesario
impulsándola con los brazos sujetando entre las manos la manivela con la que se
manejaba. Pero mientras, el percance en el camino los hacia ingeniárselas como
pudieran. Había unos “changos” o ayudantes del chofer que eran muy buenos para
operarla e inflarla en poco tiempo, asi como también para “atascar” -la llanta-
pero de ramas para proseguir el viaje...
Los vidrios de la parte delantera del camión (algunos)
llevaban en la mitad del tablero otra manivela mas pequeña, que se accionaba a
una mano y levantaba los cristales para proporcionar mejor ventilación al
conductor y a los pasajeros en tiempo de calor, pero cuando llovía o se
encontraba con otro en sentido opuesto, inmediatamente se regresaba para evitar
ser “polveado” o cegado por las andanadas de tierra o de agua.
Los camiones eran de distintas marcas que se distinguían por
su potencia y por la dureza de su laminado, destacando los “REO”, “MACK”,
“FORD” y los “CHEVROLET” entre otras, que en aquellos tiempos se utilizaban
para el servicio de transporte de carga y de gente.
Pero lo más simpático de estos viajes era que casi todo el
que lo utilizaba era muy conocido como si fuera de una misma familia y las
peripecias que sucedían en la trayectoria que era muy pintoresca por el
singular atractivo del panorama contemplado y por las sorpresas que deparaba al
encontrarse de buenas a primeras con un asustado venado o algún armadillo,
conejo o hasta un desbalagado y hambriento tigrillo, o no faltaban los
asalta-caminos que en aquel tiempo escaseaban, pero de esto... Control...
Señores... Control... platicaremos en nuestra próxima entrega con los nombres,
fotos y apodos de los propietarios de las “trocas” que sirvieron en aquellos
días de pioneros del transporte en Santiago Ixcuintla y posteriormente en los
municipios de la entidad, integrando Cooperativas cuyos dueños eran
principalmente oriundos de Nayarit, aunque igualmente había de otros estados de
la República Mexicana... (Para que sea más auténtica, la información saldrá
semanalmente, de esta manera se consultará con los herederos de aquellos
primeros verdaderos transportistas), no como otros...
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