Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Mucho hemos insistido al
Ing. Héctor González Curiel, sobre la importancia de atender las quejas de la
población de El Salto de Jumatán, perteneciente al municipio de Tepic, cuando
menos en lo que respecta a la adecuación –en su totalidad- de la caja del agua
potable, que ya ha sido reparada pero que le faltan unos cuantos kilómetros (3)
de tubería, que se encuentra semidestruida; la plaza del pueblo esta en un
estado deplorable y la gente es la única que tiene para pasar unos ratos de
esparcimiento después de las duras jornadas del día. Y tres: la carretera, son
unos trescientos metros que los vecinos han tratado de reparar pero la verdad
no cuentan ni con equipo adecuado para hacer la compostura ni maquinaria para
realizarla.
(En el asunto de la salud, pues se la dejan a la Dirección de Salubridad
del Estado, ya que consumen agua contaminada y el dengue y otras enfermedades
están a la orden del día).
Esto se lo van a agradecer los moradores de este ejido
olvidado por las autoridades y por los de la Comisión Federal
de Electricidad, que de todos es sabido que desde hace unos 70 años ha
utilizado el salto del agua para generar electricidad y en ningún momento han
correspondido a esa generosidad demostrada por el pueblo.
El pueblo es un lugar muy hermoso, tiene su acantilado
montado en basalto y donde prácticamente nace el salto –que recorre unos 80 metros en su
espectacular caída- viven en comunión con la naturaleza, pero con su agua
contaminada y sin disponer de una mano amiga que les ayude a proyectarse como
una belleza natural y de gran futuro turístico, por su ubicación, y la bonhomía
de su gente.
Muy poco le costaría al gobierno arreglar el camino,
comparado con los beneficios que le atraería, inclusive podría organizar viajes
en el Turibús cada fin de semana para que nuestros visitantes lo conozcan, para
que los oriundos de las poblaciones cercanas lo disfruten… porque Señor
Ingeniero: no es posible que durante tantos años haya permanecido en el olvido
este salto del agua que ofrece todo un espectáculo al admirarlo desde lo lejos
a mano izquierda de la carretera a Mazatlán, después de El Trapichillo.
Hay por ahí cerca una empresa minera que está sacando
material de basalto para la construcción de carreteras, y es conveniente que se
vigile este tipo de explotación porque poco a poco ha venido apuntado hacia los
terrenos de la jurisdicción salteña, porque al parecer no se controla este
negocio en el que están involucrados empresarios jaliscienses con nayaritas, a
los que seguramente, no les importa el futuro inmediato de esta región en lo
que corresponde al ramo del turismo.
Por el momento el gobierno federal los apoyó (a los de ese
lugar) con un restaurante que las propias mujeres emprendedoras de El Salto han
sacado adelante bajo la supervisión del señor Antonio Lizárraga Hernández,
presidente de la Junta
de Acción Ciudadana –quien con muchas dificultades consiguió la ayuda que hoy
se ve consolidada al llegar a su feliz término de correspondencia económica-
ahora falta la ayuda del gobierno de Roberto Sandoval Castañeda con la
intervención del presidente municipal tepiqueño.
Control… Señores… Control… Por qué se
discrimina a una comunidad que tiene una gran importancia en nuestra historia,
en su devenir ancestral dentro de los vestigios de nuestros antecesores… Por
qué se relega un lugar en el que sus moradores son tratados como si fueran
advenedizos… No se vale, señor
presidente, señor Héctor González Curiel, cúmplale a El Salto de Jumatán y
estará usted sembrando en tierra fértil…
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