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La
violencia política se mantiene como el principal obstáculo para la
participación política de las mujeres: Dania Ravel
En el
proceso electoral en curso se aplicará por primera vez la reforma en materia de
violencia política de género con el objetivo de impulsar la participación de
las mujeres y sentar las bases de una cultura política que se fundamente en los
principios de igualdad y no discriminación, aseguró la Consejera Norma De la
Cruz.
Durante
la mesa de diálogo: A un año de las
reformas sobre violencia política contra las mujeres, organizada por el
Instituto Nacional Electoral (INE), expresó que las modificaciones constitucionales
parten de una mirada integral para el ejercicio efectivo de los derechos
político-electorales de las mujeres.
“Si
bien sabemos que la violencia política en razón de género refiere una
problemática estructural y compleja que corresponde a una problemática cultural
política que no es fácil de desmontar, también sabemos que es posible
transformar esta realidad y por ello son tan importantes las reformas
enunciadas”, expresó.
De la
Cruz afirmó que la reforma constitucional publicada el 13 de abril de 2020 es
producto de un avance sustantivo que se concretó durante la primera legislatura
federal integrada de forma completamente paritaria.
Agregó
que la reforma impactó en la modificación de por lo menos ocho leyes federales,
además de que identifica con claridad las conductas a través de las cuales se
expresa esta modalidad de violencia que enfrentan las mujeres, establece
responsabilidades para las instituciones y partidos políticos, además de que se
definen sanciones para atender y reparar el daño.
En
este sentido, reconoció la importancia de las acciones que se han impulsado
desde el Instituto Nacional Electoral junto con los Organismos Públicos Locales
para que esta reforma se vuelva realidad y, sobre todo, incida directamente en
la participación de las mujeres y en su acceso a los cargos de elección
popular.
Violencia
política de género es el mayor obstáculo para las mujeres
La
Consejera Dania Ravel manifestó que la violencia política en razón de género es
el mayor obstáculo que enfrentan las mujeres para poder ejercer sus derechos
político-electorales, que también son derechos humanos.
Más
aun, dijo, cuando en el proceso en curso se tiene el mayor número de mujeres
contendiendo por diversos cargos y, aunque no es deseable, todo indica que
habrá un aumento en los casos de violencia política en razón de género,
considerando que en promedio el INE recibe 13 quejas por mes en lo que va del
año.
“Es
obvia la complejidad que encierra el proceso electoral, sin embargo, por
primera ocasión las mujeres están protegidas mediante un marco legal encaminado
a erradicar la violencia política contra ellas en razón de género que, como
hemos visto, es perfectible, pero es un gran avance que ya lo tengamos”,
abundó.
Asimismo,
la Consejera Ravel enfatizó la importancia de superar uno de los retos más
grandes que se enfrentan para que las mujeres logren identificar la violencia
política para poder denunciarla, pero también que éstas se hagan ante las
autoridades competentes.
Ello,
señaló, permitirá evitar dilaciones innecesarias, lo cual cobra mayor
relevancia en la etapa de campañas, ya que se requiere de una atención eficaz y
efectiva para que las candidatas no vean afectadas de manera irreparable sus
aspiraciones a un cargo público por violencia política.
Dania
Ravel alertó que la mayoría de los casos de violencia política se dan en el
ámbito local, así como el hecho de que los partidos políticos son los espacios
más hostiles para las mujeres, por lo que con esta reforma se dotó al INE de
atribuciones para emitir lineamientos a fin de erradicar y prevenir este
fenómeno.
Parte
de estas directrices permitió establecer la obligación para que cualquier
aspirante a una candidatura cuente con el llamado 3 de 3 Contra la Violencia,
un requisito que ante su omisión o falsedad puede implicar el retiro de la
candidatura.
En
este sentido invitó a la ciudadanía, activistas y organizaciones de la sociedad
civil para recurrir ante la autoridad electoral con la finalidad de ubicar
casos en que se mienta como un elemento central de la lucha contra este
flagelo.
A un
año de la reforma se mantienen retos para erradicar la violencia política en
razón de género
Andrea
Samaniego, académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM),
elaboró un análisis político sobre el tipo penal de violencia política contra
las mujeres que hoy es vigente en nuestro país, así como los retos que existen
de cara al proceso electoral en curso.
Sin
embargo, evidenció la falta de homologación de este delito en todo el país, así
como la ausencia de la tipificación de la violencia política contra las mujeres
en los estados de Coahuila y Guerrero a pesar de que la reforma constitucional
está vigente desde hace un año.
Edith
Chávez, especialista en temas de género y desarrollo, hizo un recuento del
camino que recorrieron las mujeres para garantizar su efectiva participación
sin violencia y para lograr que existiera un tipo penal que identificara y
sancionara la violencia política contra ellas.
Frente
a ello, destacó la importancia de reforzar los puntos débiles que se mantienen
a un año de la implementación de la reforma como son la aplicación de medidas
de protección y mecanismos oportunos de reparación del daño para preservar la
vida, integridad y derechos políticos de las mujeres.
Georgina
López, académica de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO),
recordó que la reforma es producto de 10 años de trabajo que se desarrolló para
erradicar la violencia y llega para homogeneizar un fenómeno que ya estaba
presente en algunas legislaciones locales.
Estimó
que los cambios establecen un piso mínimo para el ejercicio de los derechos
políticos de las mujeres y amplían las reglas del juego democrático en donde no
cabe la violencia política desde el componente normativo y en la que ya se
contempla una sanción.
No
obstante, alertó sobre los grandes vacíos que se mantienen en las normativas al
interior de los partidos al punto de lograr evadirlas para que, finalmente se
impongan prácticas sexistas, androcéntricas y discriminatorias que excluyen a
las mujeres del espacio público.
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