Introducción
Los indicadores económicos recientes revelan la realidad: la
economía mexicana pierde dinamismo y enfrenta un riesgo tangible de
estancamiento. A pesar de que algunos indicadores muestran ligeros progresos,
no alcanzan para revertir las tendencias estructurales que frenan la actividad
productiva.
Es urgente reactivar la inversión productiva, restaurar la
certidumbre jurídica, garantizar seguridad para personas y empresas, con
énfasis en las micro, pequeñas y medianas, y contar con un sector energético
competitivo y confiable. Ante la creciente volatilidad global y las tensiones
comerciales con Estados Unidos, debemos intensificar la colaboración, así como
acelerar la diversificación de mercados. Para lograrlo, es indispensable
fortalecer la unión y el diálogo externo, así como con el sector productivo
nacional.
La evidencia señala una desaceleración que ya se experimenta en la
vida cotidiana de empresas, familias y trabajadores. Por ello, en COPARMEX
presentamos un análisis sobre los principales retos y oportunidades de la
economía y nos encontramos listos para trabajar en una agenda común para
reactivar regiones y sectores productivos del país.
Indicadores que anticipan estancamiento
Durante los primeros meses de 2025, los principales indicadores de
la actividad económica comenzaron a mostrar signos claros de debilitamiento. En
el primer trimestre, la economía apenas evitó una recesión técnica, registrando
un crecimiento trimestral de 0.2%, tras haber tenido una caída de (-)0.7% en el
cuarto trimestre de 2024. Las cifras del segundo trimestre sugieren cierta
resiliencia, ya que el INEGI estima que en junio la actividad económica creció
un 0.2% mensual y un 1.3% anual, logrando así tres meses consecutivos de
crecimiento.
Sin embargo, las proyecciones para el resto del año y para 2025
ofrecen un panorama desalentador: el consenso del sector financiero estima un
crecimiento cercano a 0.2%, mientras que los principales organismos
internacionales pronostican entre (-)0.3% y 0.4%. Por su parte, la Secretaría
de Hacienda y Crédito Público mantiene expectativas mucho más optimistas,
situando el crecimiento en un rango de 1.5% a 2.3%, muy por encima de las otras
proyecciones.
Inversión estancada y confianza deteriorada
Uno de los indicadores más alarmantes es la inversión. Desde
septiembre, la inversión fija bruta ha mostrado caídas consecutivas, siendo en
abril —el dato más reciente— especialmente notoria en maquinaria y equipo, con
una disminución del 9.1%, principalmente en bienes importados. Esta tendencia
negativa se atribuye a factores como la incertidumbre económica, la
inseguridad, la falta de certeza jurídica y un entorno fiscal restrictivo. Sin
certidumbre, resulta difícil impulsar la inversión productiva.
Además, en el primer trimestre del año, la inversión total alcanzó
apenas el 23% del PIB, por debajo de la meta mínima del 25% necesaria para
promover un crecimiento sostenido. Dentro de este porcentaje, la inversión
pública fue del 2.3%, mientras que la privada representó el 20.8%. Es
especialmente alarmante que la inversión pública haya registrado una caída del
24.4%, una cifra que no se observaba en casi tres décadas.
Empleo formal en riesgo
La debilidad económica ya comienza a reflejarse en el mercado
laboral. En el primer semestre de 2025 se generaron 87,287 puestos de
trabajadores asegurados en el IMSS, una cifra muy por debajo del promedio
mensual de 100 mil puestos necesarios para alcanzar los 1.2 millones de empleos
anuales requeridos para absorber a los nuevos participantes que se integran al
mercado laboral. Esto representa una caída del 70.4% respecto al mismo periodo
de 2024, cuando se crearon 295,058 empleos, y constituye el nivel más bajo
registrado desde 2004. Más aún, acumulamos tres meses con reducciones
mensuales.
Adicionalmente, en junio, los registros patronales sumaron 1
millón 41 mil 636, con una caída anual de 2.9%, lo que indica que miles de
unidades productivas cierran o salen de la formalidad, afectando el bienestar
social, las fuentes de empleo y la recaudación fiscal.
Consumo debilitado
El consumo privado, motor clave de la economía interna, ha
mostrado cierta resiliencia pero enfrenta desafíos evidentes. El INEGI estima
un buen desempeño en el crecimiento del consumo en abril; sin embargo, las
cifras de mayo y junio reflejan una mayor debilidad.
Otro riesgo latente es el debilitamiento de las remesas, que en el
periodo enero-mayo han registrado una caída del 3.0% en comparación con el
mismo periodo del año anterior. Aunque actualmente las remesas siguen en
niveles históricamente altos, la tendencia a la baja podría afectar el
dinamismo del mercado interno, considerando que aproximadamente 4.9 millones de
hogares en México las reciben.
Por otro lado, la confianza del consumidor, medida por el INEGI,
se ubicó en 45.4 puntos en junio, por debajo del umbral de optimismo (50
puntos) y con una caída respecto al mes anterior. Una de las principales
disminuciones se observó en la percepción de los hogares sobre la economía del
país en comparación con el año anterior.
Incertidumbre externa y amenazas arancelarias
Sin duda, el principal riesgo que enfrenta el país es la
incertidumbre sobre la política comercial del presidente Trump, quien declaró
que el primero de agosto terminará la pausa para la implementación de aranceles
a diversos países del mundo. En específico, anunció que ese día entrará en
vigor un arancel del 30% para los bienes procedentes de México, argumentando
que no se han alcanzado los resultados esperados en materia de seguridad.
Las exportaciones mexicanas han mostrado resiliencia a pesar de la
imposición de aranceles a productos como el acero y el aluminio, así como del
anuncio de posibles aranceles generalizados. De enero a mayo, las exportaciones
tuvieron un crecimiento del 3.4% con respecto al mismo periodo del año
anterior. Sin embargo, las exportaciones automotrices a Estados Unidos cayeron
9% anual.
De hecho, especialistas consultados por Banxico afirman que la
política sobre comercio exterior y la inestabilidad política internacional, son
los principales obstáculos al crecimiento de nuestro país, solo después de la
inseguridad.
Postura COPARMEX: Reactivar la economía con certidumbre y apertura
En conclusión, la economía mexicana muestra signos de
desaceleración, con un deterioro en el mercado laboral, una inversión fija en
caída y desafíos en el consumo privado. La persistente amenaza de aranceles y
la inestabilidad internacional complican aún más la recuperación, afectando la
inversión y el crecimiento económico sostenido del país.
Desde COPARMEX consideramos indispensable reconocer la fragilidad
de nuestra economía y tomar medidas urgentes para evitar un mayor deterioro. La
prioridad es reactivar la inversión productiva, fomentar la certidumbre
jurídica, garantizar la seguridad para personas y empresas, y consolidar un
sector energético competitivo y confiable.
Ante la volatilidad global y las tensiones con Estados Unidos,
respaldamos el diálogo y la colaboración que ha promovido el Gobierno de
México. Consideramos que, adicional a esto, es urgente diversificar mercados.
En este sentido, estamos llevando a cabo una misión empresarial en Japón para
impulsar la internacionalización del sector productivo y fortalecer la
presencia de nuestras empresas en Asia.
Llamamos a autoridades de todos los niveles y al sector privado a
construir juntos una estrategia clara y coordinada que reactive a las MiPyMEs,
proteja la economía formal y fortalezca la competitividad. Sin dinamismo
económico no hay empleo digno ni bienestar duradero. Seguiremos impulsando
políticas centradas en el crecimiento sostenible, la legalidad y la inclusión,
con propuestas que, desde el Modelo de Desarrollo Inclusivo, fomenten el empleo
formal, eleven la productividad y garanticen el futuro de México.
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