·
La estabilidad de las finanzas
públicas dependerá de la ejecución efectiva del presupuesto y del crecimiento
económico.
·
El incremento del IEPS a
bebidas saborizadas, tabaco, apuestas y videojuegos genera señales de
incertidumbre.
·
Una inversión pública
diversificada es fundamental para asegurar la creación de empleo y el
desarrollo regional.
·
Es necesario priorizar el
presupuesto para seguridad, educación y salud.
El Paquete
Económico 2026 propone un gasto total de 10.1 billones de pesos, con ingresos
estimados en 8.7 billones, lo que genera un déficit y un nivel de endeudamiento
de 4.1% del PIB, apenas por debajo del proyectado para 2025. Este escenario se
basa en supuestos optimistas de crecimiento económico de entre 1.8% a 2.8%, que
dependerán de las garantías que otorgue el gobierno a la inversión, la
seguridad y la certeza jurídica para sostener la recaudación y estabilizar las
finanzas públicas.
Resulta inquietante que el compromiso del déficit para el 2025,
establecido en 3.9%, se esté estimando en 4.3%. Sin embargo, es positivo que
las principales calificadoras internacionales ratifiquen la confianza en la
política fiscal del gobierno. En este sentido, en la Confederación Patronal de
la República Mexicana (COPARMEX) consideramos esencial que el Gobierno de
México sí cumpla efectivamente con las metas de crecimiento, recaudación y
endeudamiento que establece en el Paquete Económico 2026.
El gasto público muestra decisiones que requieren atención. En
particular, los pilares sociales enfrentan riesgos importantes: la caída en el
presupuesto de la Secretaría de Salud (-3.2%) ocurre cuando 44.5 millones de
personas reportan carencia por acceso a servicios médicos; el gasto en
Educación, aunque aumenta 6.4%, sigue siendo insuficiente para revertir el
rezago educativo; y la disminución del (-)17.5% en Seguridad Ciudadana debilita
la capacidad de proteger a la población y de mantener un entorno atractivo para
la inversión.
El presupuesto estima que la inversión pública aumentará 19.8% en
términos reales, alcanzando 1.25 billones de pesos (3.2% del PIB), de los
cuales 960.1 mil millones corresponden a inversión física. No obstante, esta
cifra sigue lejos de la meta del 5% del PIB requerida para detonar la inversión
privada y lograr un crecimiento sostenido. Además, uno de cada cuatro pesos se
destina a PEMEX, lo que concentra recursos en un solo sector y reduce la
diversificación de proyectos estratégicos.
Asimismo, se contempla un incremento en impuestos que puede
afectar la confianza de inversionistas. El aumento del IEPS a bebidas
saborizadas, tabaco, apuestas y videojuegos con contenido violento, así como la
eliminación de la deducibilidad de la cuota que pagan los bancos al IPAB,
representan señales de incertidumbre fiscal que pueden desincentivar inversión,
aun cuando no existe evidencia de que estos impuestos reduzcan el consumo. Por
otro lado, el combate a factureras es necesario, sin embargo, los límites para
la defensa del contribuyente y la garantía del interés fiscal erosionan la
certeza jurídica.
La Ley de Ingresos proyecta un incremento real de 62.2% en los
ingresos por impuestos de importación respecto a lo aprobado en 2025, lo que
equivale a 97.7 mil millones de pesos adicionales. Adicionalmente, iniciará la
discusión de una reforma a la Ley Aduanera. Si bien el objetivo debería ser
equilibrar la balanza comercial, un aumento excesivo en los gravámenes podría
generar presiones inflacionarias y afectar los procesos productivos. Una
reforma que no logre conciliar la eficiencia operativa con el combate a
prácticas ilegales terminaría por deteriorar la competitividad del sector
productivo, impactando especialmente a las MiPYMEs, que requieren trámites
ágiles y eficientes para poder crecer.
Existen también factores que limitan el espacio fiscal. El gasto
en pensiones alcanza los 2.3 billones de pesos (considerando pensiones
contributivas y no contributivas como la Pensión a Adultos Mayores),
equivalente a 6% del PIB. A esto se suma el costo financiero de la deuda de 1.6
billones de pesos, lo que limita la capacidad de maniobra del gobierno y
condiciona la asignación de recursos en sectores estratégicos.
Desde COPARMEX subrayamos la importancia de destinar recursos al
fortalecimiento de las MiPyMEs, que son el corazón de la economía mexicana y
generan la mayoría de los empleos. Invertir en infraestructura, capacitación,
tecnología y programas de apoyo para estas empresas permitirá no solo mejorar
su competitividad, sino también garantizar que el crecimiento económico alcance
a todos los sectores y regiones del país, fomentando el empleo formal y
estabilidad económica local. Esto requiere también un proyecto global que
incentive la inversión y la reinversión en todo el país.
Reafirmamos
que el crecimiento económico depende de factores clave: seguridad, Estado de Derechos,
certeza jurídica y condiciones favorables para la inversión. Solo atendiendo
estos elementos será posible consolidar un entorno que permita a México
mantener estabilidad fiscal, atraer inversión y generar empleos de calidad,
asegurando así un crecimiento sólido y sostenible.

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