viernes, 6 de septiembre de 2013

Reflexiones Coras

Por: José Ma. Narváez Ramírez.



Tal parece que los sucesos trascendentes que están acaeciendo con rapidez vertiginosa en la capital de la República y estados más rebeldes de su geografía, vienen repercutiendo aceleradamente en la ciudadanía mexicana a un grado tal que llegan a preocupar a los paisanos que están luchando a brazo partido por ser admitidos definitivamente acá de este lado del Río Bravo, donde trabajando se logran hacer realidad grandes sueños y se envían considerables cantidades de dinero verde para supuesta ayuda a los familiares desgraciados, pero sin barruntar una esperanza de mejoría.

         Podríamos decir que no se entendiera la razón de por qué se hacen tarugos los funcionarios y no les pagan lo que les deben a los maestros y a los burócratas que alegan compromisos firmados por el gobierno y ahora sorprenden con la premisa de que "no les deben ni madre" y que se pongan a trabajar porque no se vale que dejen a miles de niños en la calle -fuera de las aulas- y de pronto aprueban la ley laboral y se sostienen en leyes impertérritas en las que "no pueden" dar marcha atrás. Y les importan menos que un pepino los profesores, que "según ellos" se obstinan en seguir adelante con sus movimientos de protesta, que al parecer es uno de los dos caminos más positivos para lograr justicia. El otro es: "la rebelión de los miserables" entendiéndose en este renglón a los mexicanos afectados, y por "rebelión" el grito revolucionario de los millones de sumidos en la desgracia por los funcionarios en el poder.
         Acá no cantan mal la "country mexican music" y sigue en la lista de espera la propuesta del pastor Marthin Luther King Jr. en lo tocante a la igualdad de la raza y de los sueldos, ya que aceptó recientemente Obama "no ser posible alcanzar ese sueño... todavía". Mientras tanto sigue la lucha de esta poderosa nación capitalista contra el terrorismo y la voracidad de los pueblos asiáticos en pugna por la supremacía económica a costa de lo que sea.
                   En la frontera encontramos al paraíso de la corrupción -de ambos lados- y por todas partes se comprueba la burla que a los ordenamientos hacen blancos y morenos. A pesar de todo lo que se diga y escriba de la incorruptibilidad de los norteamericanos y a pesar de la dureza de la ley.
         En México creen a pie juntillas que pueden hacer lo mismo que los gringos -en todo- solamente que no aceptan que así como la moneda está cerca del 13 por 1, el atraso es abismal en crecimiento, desarrollo, cultura y economía.
         A la mejor en abusos van ­"a la par con Londres", pero ellos no enfrentan una asonada del tamaño que en breve podría suceder en tierras mexicanas.
         Control... Señores... Control... no se les vaya "a voletar el chirrión por el palito" y les resulte que "les venga la parturienta con el mono atravesado"...
          

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