Por: Lorena Meza Reyes
Ahora sí que hay mucho pa’ hablar de Nayarit, ya se dieron
cuenta que está en el mapa, y pos voltean a vernos, pero pos pa´ mal no pa´ bien,
y ni que alegarles pos las autoridades no estuvieron a la altura de los que
vinieron de visita, y pos humildes, pobres pero siempre de buenos modales, así
somos los nayaritas, mi ama decía que lo primero cuando alguien venia de
visita, era el saludo, el asiento y un jarro de agua, lo que ofrecía pos no había pa’ más.
Pero recibirlos, con caras cortas y armas largas, no es de
buenos modales. Así inicio su conversación el Tío Nico, ahora se le notaba
pesadumbre en la conversación, mostraba algo de nostalgia por sus años de su niñez, por los recuerdos que a su
mente llegaban, recordando la educación que en su tiempo no era en la escuela
sino en el hogar, me daba cierta ternura verlo, y escucharlo hasta afligido
cuando decía que no mostraron buenos modales las autoridades, pero el continuo
su relato que en si estaba lleno de razón.
Mira mi’ja ya ves que yo voy al INAPAM, allí donde me junto
con mis amigos, los de mi edad, donde jugamos ajedrez, bailamos, cantamos y nos la pasamos re’divertidos,
pos hace un mes pasadito o poquito más fueron los juegos, te acuerdas, a ondeé
me acompañaste pa’que yo participara corriendo, pos en ese entonces vino la
Sra. Chely, la mera, mera de INAPAM y se
porto rete bien, huy como nos divertimos ese día, todos contentos, con las
familia allí acompañándonos, gritándonos las porras, hay caray como no hacen de eso más seguido… pero bueno a lo
que te quiero decir es que ese día, la seño Chely le dijo a la muchacha esta
que dirige SEDESOL aquí que pos ayudara a cambiar los toldos de allí del INAPAM
ondeé nos juntamos todos, pa`que se mirara mejor, porque aparte que están viejos,
son azules, y pos todo es rojo y blanco,
no pos yo me imagine que la chamaca esta la Noemi lueguito iba a cambiarlos,
huy hasta me ilusioné con que nos los pusieran grandototes hasta medio patio,
pa’ ahora que hace calor, pos estar allí
con mas sombra, pero resulta que nada, ni cortos, ni largos, nada de toldos,
pos hay que esperar venga otra vez la seño Chely, a ver si ella nos los pone, y
pos eso me da harta tristeza pos poco vienen de allá, de la Capital y cuando
vienen una no los sabemos recibir, y otra no les hacemos caso, pos ya ni van a
querer venir… hay no se qué nos pasa, estamos perdiendo las buenas costumbres.
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