Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Esta es una expresión de origen
francés y al aplicarla al Santiagoixcuintlense que ahora pretende la
presidencia municipal de su pueblo, Francisco Javier Castellón Fonseca, no se
presume que sea de ascendencia noble, sino que su comportamiento dentro de la
sociedad a que pertenece, ha sido honorable y tiene respetabilidad a la hora de
liderar, gestionar y distribuir su tiempo en actividades productivas. Su
trayectoria es muy completa.
Su
desempeño lo ha llevado a ocupar puestos de renombre en el ámbito cultural,
fungiendo con brillantez como rector de la Universidad Autónoma de Nayarit y
posteriormente en la política nacional: como Senador de la República.
Santiago
se ha destacado por tener en el gobierno a grandes hombres y mujeres que han
llegado a conducir las riendas del estado y del municipio, con honorabilidad y
firmeza de carácter, otros (los más), los han saqueado.
Estamos
ante la oportunidad de llevar a la silla presidencial de nuestro terruño a un
paisano que destaca entre los demás por su preparación, trayectoria y capacidad
de discernir entre las disyuntivas que se le van presentando, escuchando –al
mismo tiempo- las proposiciones que le viene haciendo su pueblo al paso de su
campaña, sin promesas que no pueda cumplir sino con planteamientos razonables
que lograrán llevar a buen puerto a la ciudadanía que hoy está inmersa en
deudas y malos manejos de los presupuestos.
Tenemos ante nosotros la ocasión de escuchar
a Castellón Fonseca y apreciar las estrategias que seguirá para sacar a su
gente de la necesidad en que vive, de proporcionar e impulsar a los
agricultores, a los pescadores, y a todos en general, en aquello que necesitan:
dinero, apoyo, comprensión, confianza, programas alcanzables no obras de
dispendio, fuentes de empleo, salud y bienestar por medio del trabajo bien
desarrollado y mejor pagado.
Los
santiagueños no queremos más de lo mismo, sino que necesitamos a una persona
que sepa integrar y hacer bien laborar a su equipo de trabajo y que demuestre
que está seguro del terreno que pisan, que no lo envuelva en engaños e
ilusiones utópicas, que lo proteja de quienes lo engatusan y lo dañan.
En
una palabra que sepa administrar con inteligencia y visión los dineros que le
son asignados para que prospere, progrese, salga adelante, no se anquilose en
situaciones negativas que únicamente lo atrasan más.
Estamos
ante un candidato de peso completo en lo que respecta al uso de sus facultades
mentales y físicas para encontrar las soluciones más viables, prácticas,
inteligentes y políticas, en el buen decir de la palabra.
Nuestro
municipio –otrora “La Costa de Oro”- necesita recuperar el tiempo perdido en
dejarse llevar por “los cantos de las sirenas” que tanto lo perjudicaron, lo
saquearon, lo tienen inmerso en un mar de vicios y explotaciones que debe ser
parado de inmediato. Aquí está la oportunidad de lograrlo al votar por Javier
Castellón sin más preámbulos. Su trayectoria avala el perfil que el más
exigente pueda solicitar.
Creemos
que no hay necesidad de ponderar virtudes o maquillar posturas, porque Javier
conoce a fondo la problemática imperante y está en posición de luchar ante
quien corresponde para conseguir el éxito que Santiago demanda.
Control…
Señores… Control… ¡Nobleza, obliga! ¡Tanto a quienes le den su respaldo como a
quien lo recibe!
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