Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez
Se ha calificado entre la
población votante, de franca traición la actitud asumida por los regidores del
PAN: Lic. Eduardo Naya Vidal y su pariente, respeto a la aceptación de las
propuestas de los candidatos del PRI en la presente campaña y en especial la de
hacer pública esta decisión a través de los medios, precisamente en tiempos
electorales y cuando se esperaba que la balanza se inclinaría por los
candidatos de su propio partido.
Sabido
es que el partido tricolor viene aplicando el acelerador en estos días de
cierre de campaña y se desenvuelve en su peculiar estilo de buscar el carro
completo, pero no deja de causar extrañeza que los compañeros de siglas
panistas, fungiendo como regidores del ayuntamiento de Tepic, se hayan
declarado a favor del candidato Roy Gómez Olguín, en forma abierta y haciendo
declaraciones sin ambages a los representantes de los periódicos, la radio y la
televisión de la localidad en conocido restaurante de céntrico hotel de Tepic,
ayer por la mañana.
Lo
sorprendente es la valentía de estos regidores del ayuntamiento tepiqueño, a
estas alturas de la campaña y dándole prácticamente la espalda a su gallo, el
doctor Leopoldo Domínguez, que aparece en los primeros lugares de una reciente
encuesta y que seguramente causará indignación entre los miembros de este
partido que viene perfilándose como un adversario de peligro para los demás
contendientes de las agrupaciones políticas restantes.
La
familia Naya es ampliamente conocida en esta capital por su trayectoria en el
ramo comercial y político, y se espera que la dirigencia del PAN tome cartas en
el asunto y les llame la atención por faltar a la disciplina y a los lineamientos
de este partido.
Pero
la decisión de los señores Naya no deja de causar sorpresa a los ciudadanos que
hoy están inmersos en la problemática electorera de actualidad y en donde ambos
partidos pugnan por ocupar los puestos más importantes de gobierno.
Control…
Señores… Control… y esperamos que estos funcionarios tepiqueños no sean
juzgados severamente por sus dirigentes o que de una vez por todas se cambien
de partido y pongan las cartas sobre la mesa…
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