Por: J.
Asención Jiménez Flores
En
un rancho muy pequeño, arriba en la
Sierra del Nayar, serían cuando mucho unos 15 jacales todos
habitados por Huicholes, en una de esas viviendas moraban un muchacho apenas
unos 8 años de edad, único hijo de una pareja, que se mantenían sembrando maíz
y frijol que en los cuamiles cosechaban, guardaban una parte del producto para
estar comiendo, la otra la vendían, y también se dedicaban a la cacería para
complementar su alimentación.
El niño se llamaba Agapito, no sabía
leer ni escribir pero sus padres no se preocupaban por eso, ya que en ese caserío
nadie sabía leer, menos escribir, el español si lo hablaban algunos Huicholes.
El niño aprendía de lo que veía hacer a los demás. A su papá le gustaba
masticar Peyote y de vez en cuando en las fiestas que celebran cada año, le
daba a su hijo algunos pequeños pedacitos, y el niño los masticaba y le decía a
su papá que se sentía a veces medio raro; un día que masticó un pedazo más
grande dijo que había sentido que había cruzado la pared del jacal. Y poco a
poco se fue habituando al Peyote, y ya le decían: Agapito el peyotero.
Este muchacho fue creciendo, sus padres
lo querían mucho, era buen hijo y muy trabajador, aprendió a manejar todas las
herramientas que se usaban para las siembras, como el machete, hacha, azadón y
también aprendió a cazar… pero aumentó su consumo de peyote.
Su padre le aconsejó: ya no consumas el
peyote, para los conocimientos que te voy a enseñar no es necesario ningún tipo
de droga; le platicó que a él su abuelo le había dicho que nunca usara drogas;
“porque las drogas no te ayudan, es cierto que te hacen cambiar tu percepción,
te dan valor para hacer y decir cosas que en tus cinco sentidos no las harías,
después viene el arrepentimiento y sentimientos de culpabilidad por lo que
hiciste o dijiste, por lo tanto te recomiendo si quieres aprender tienes que
alejarte de todo tipo de drogas ilegales y legales como el alcohol”.
“Lo que se requiere para iniciar el
conocimiento de ese mundo desconocido para ti; necesitarás que te mantengas
limpio, de mente y cerebro, debes de estar alerta, primero te voy a enseñar a
“ver”, la diferencia entre “mirar” y “ver”, consiste en que mirar es confirmar
a través de nuestra vista que el mundo es tal como nuestra razón nos dice que
es, y “ver” es la capacidad del hombre de conocimiento para percibir, no con la
vista, la otra realidad del mundo”.
“Aprenderás a percibir los lugares de
poder, como usarlo y sacarle provecho para ti mismo, respetarás la naturaleza,
valorarás todo el universo con todo lo que nos proporciona, su energía, aire
sol y muchas cosas más”.
“Si estás dispuesto a cambiar, tendrás
que luchar contra ti mismo, llegarás a conocerte, y una vez que lo logres, te
darás cuenta de lo que eres capaz de hacer por ti y por la gente que te rodea”.
“Eso se alcanza poco a poco, armándote
de paciencia y humildad, llegarás a gozar de una libertad que jamás habías
imaginado. Piénsalo y dime si estás dispuesto”. Agapito le contesto: “Sí acepto
el reto… (Continuará)
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