Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.
Se comenta a voz en cuello que
el transporte público en Tepic, está en manos de los pulpos camioneros y que de
por ahí salió Saldate a ocupar los primeros lugares en este renglón, ostentando
el cargo de diputado –ahora pretende ser Federal- y de propietario de varios
cientos de permisos de autobuses, de combis y de carros de sitio, que repartió
con funcionarios del gobierno actual y del pasado inmediato, involucrando al
señor Sandoval y a otros de viejo cuño con los que hizo la repartición…
Pero
esto, a pesar de estar basado en la premisa de que en pueblo chico no hay nada
escondido, y de que al trabajador lo tienen agarrado de… el volante… con
condicionamientos perrunos y sin poder hacer lo necesario para asegurar su
larga vida y salud en esta labor tan aburrida de andar como el mállate: a la
vuelta y vuelta… en medio de un mar de responsabilidad… Surge la perspectiva de
que “el gobierno del cambio” aceptó nuestra sugerencia, y considerando que este
tipo de armatostes es poco menos que inútil y gravoso en lo que respecta a su
circulación en el centro de la ciudad, porque ocupa un gran espacio y no hay
ley de Tránsito que lo domeñe: debe salir de este círculo central y apegarse al
servicio, descongestionando las rúas que circundan el centro histórico y
concretarse a las vías de acceso fuera de éste o de plano salirse de la ciudad
y prestar dicho servicio en la zona rural… Dando oportunidad a las combis y a
los taxis para que en forma ordenada y fuera de los obsoletos puntos de sitio
que vienen obstruyendo el tráfico vehicular, presten el servicio en forma
desahogada, sin los cuellos de botella y demás atoramientos innecesarios que
transforman a Tepic, la ciudad capital, en un caos vial vehicular central
citadino. Sin olvidarse de los camiones y demás vehículos que surten a los
negocios del centro de la ciudad en las horarios de servicio a la ciudadanía,
entorpeciendo su paso, su tranquilidad y su seguridad.
En
otras palabras: ¡Fuera! –cuando menos del centro- los ataúdes rodantes,
contaminantes y obsoletos, destructores de la ciudad de Tepic. Y decimos
destructores porque en gran parte son los causantes directos del deterioro de
la capa asfáltica de la población (tan cara que sale al pueblo) y no ponen un
quinto de sus fabulosas ganancias para la reparación o la construcción de
nuevas capas. Aparte de que son un serio peligro para los propios usuarios al
transitar por la ciudad sin observar el reglamento correspondiente.
Debe
hacerse un censo público al respecto para que sea la propia gente la que
externe su repudio por este servicio que, aunque es relativamente barato, si se
observa meticulosamente, sale muy caro a la población, que sí lo necesita a
temprana hora, pero ya en las demás son muy pocos los que se ocupan y van
rodando semi-vacíos haciendo las rutas sujetas a horario convirtiéndose en un
verdadero peligro para los transeúntes.
Control…
Señores… Control… Hay que ser marrano, pero no tan trompudo… Debemos pensar en
los demás, servirles y cobrarles lo justo, no verlos como entes de explotación
desmedida correspondiéndoles con malos servicios… Entendamos que los camiones
urbanos ya no caben en el centro de la capital del estado, hay que pensar en
utilizar mini autobuses, pero por lo pronto: ¡FUERA DEL CENTRO DE TEPIC!
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