Por: Lorena Meza
En varias ocasiones hemos
acompañado a diversos grupos en manifestaciones, marchas, plantones y mitin,
siempre tratando de ser objetivos con lo que sucede y lo que comunicamos, en
repetidas ocasiones incluso hemos sido presa de las emociones que se desbordan ante
una protesta social o un reclamo en
busca de justicia, en otras tantas hemos acompañado sin estar de acuerdo con
los reclamos.
Agrupaciones que buscan el bienestar del pueblo, que luchan por justicia y que están en continuo movimiento, hace un
mes asistimos a una mesa de diálogo entre autoridades estatales y estas
agrupaciones donde en un momento dado el señor Cutberto Ortiz Mariscal, tomo la
voz para hacer reclamos personales ante una autoridad, reclamos viejos de un incidente
que se sucinto hace más de tres años, cuando el señor se encontraba en estado
de ebriedad, este reclamo fuerte y por demás
grosero hizo que la mayoría de los asistentes a la mesa de trabajo pidieran que
se enfocara en el tema a tratar, el cual era las tarifas del transporte público.
En esta segunda mesa de negociaciones un mes después, atendidos por las
mismas autoridades en la sala de juntas de la secretaría de gobierno, el mismo
individuo tomo de nueva cuenta el turno de la voz solo para iniciar gritando,
reclamando y faltando de nueva cuenta al respeto a los presentes con palabras
altisonantes, lo que de nueva cuenta llevo a la molestia de las autoridades
quienes correctamente pidieron respeto o abandonarían la mesa de diálogo.
Ante este tipo de personas que desvirtúan los movimientos, me viene a la mente las preguntas, los ¿líderes del mismo movimiento indicaran
que lo hagan en determinado momento? ¿Por qué siguen permitiendo que personas
como este señor se digan líder?¿Porque
si el Sr. Tiene pruebas de un abuso no denuncia como corresponde? ¿Qué mano
mece la cuna detrás de este grotesco actuar? O de plano como dicen los jóvenes ahora, SI YA
SABEN COMO SE PONE, PARA QUE LO INVITAN.
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