domingo, 15 de marzo de 2015

Un encuentro con la antesala del infierno

Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez.


Había visitado las instalaciones del ISSSTE, pero no me había dado cuenta del abandono en que tienen a los enfermos, a pesar de la lucha redoblada de enfermeras y practicantes de la medicina, internos y un ejército de trabajadores de esa institución que dedican gran parte de su tiempo a las labores de limpieza, vigilancia y manejo de vehículos. Sin descontar al excelente cuerpo médico oficial.
         Es la falta de espacios para servicios médicos al pueblo, lo que ocasiona los graves problemas que se viven en el Hospital General, en los del Seguro y los del ISSSTE. Pero no vamos a hablar de eso, si no del trato que usted recibe cuando se ve en la necesidad de cuidar de lo más preciado que Dios le da: la salud.
         Para ser tratado de una enfermedad y carece de dinero, tiene que convencer a los doctores de que usted necesita verdaderamente de los servicios de esta institución, y si logra pasar la barrera (en URGENCIAS) entre tanto enfermo que realmente ocupa ser atendido, prepárese para entrar a “la antesala del infierno”, como le han puesto a estos servicios.
         No es que sean malos los tratos médicos que le otorgan, lo que pasa es que no hay espacio para acomodar a tantas personas enfermas y éstas son puestas (en el primer día) en un sillón reposet, que carece de los principales servicios, ahí le empiezan a aplicar los medicamentos y consultar sus signos vitales. Programándolos para cualquier intervención quirúrgica unos dos o tres meses después.
         Para vida de ser atendido tiene que esperar que se desocupe una cama de esas de hospital que se coloca en uno de los pasillos de urgencias, quedando al mando de alguno de los doctores especialistas. En esos pasillos usted tiene que soportar el ir y venir de gente de la propia institución y los acompañantes de los propios enfermos, a los que se les arrima una silla para que estén pendientes del paciente. (Parece un zóco (MERCADO) árabe día y noche). No se puede dormir o tratar de descansar.
         Con un mucho de suerte o con una buena palanca, puede usted conseguir que se le de una cama en los lugares que les llaman “piso”. O sea que usted puede pasar la noche con otros enfermos, pero con atenciones directas.
         Esto no es el grave problema, lo que ocasiona todo esta desgraciada falta de atención, es el hacinamiento de enfermos y la falta de lugares en donde atenderlos… Y todo esto debido a que se han aprovechado los politiqueros actuales que están en el poder, de cambiar los sitios destinados a instituciones de salud, para construir inútiles espacios para efectuar bochinches que están muy lejos de servir a la salud de nuestros compatriotas. Esto no se vale.
         Claro que hay doctores que le brindan sus servicios especiales en sus propios consultorios o clínicas, pero estos no los puede pagar un derecho-habiente. Igualmente hay estudios que son cubiertos por el ISSSTE, pero igualmente hay otros que necesita usted que tratar de empeñar todo lo que tiene, para sufragarlos… o decidir “ahuevoluntariamente” decir: “duende, apaga la luz y vámonos”…

         Es triste esta situación que se vive en estos tiempos a nivel nacional, y solamente hay que pedirle a Dios… Control… Señores… Control… para tener la paciencia de ser paciente de esas instituciones…

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