sábado, 27 de diciembre de 2014

Días melancólicos…

Líneas
Por: José Ma. Narváez Ramírez


Podrían tratarse de unos de esos días de crudas trepidatorias, de las que dejan los chúpes tequileros combinados con botes de cerveza a discreción y otros vinos más sofisticados, pero igual de emborrachadores… pero no, no se trata de nada ligado con las resacas que dejan los excesos etílicos, sino de estos días previos al fin de año que nos permiten reflexionar a fondo sobre los sucesos que nos impactaron y dejaron ésa sensación de incredulidad que difícilmente pensamos que los vivimos.
         Por ejemplo, el caso de los estudiantes normalistas desaparecidos en Ayotzinapa, que destapó las inmundas cloacas del alto gobierno dejando al descubierto la inmundicia en que se desenvuelven Salinas, Peña Nieto y demás empleados que los rodean.
         El desencanto ocasionado por la jalada de cobija que recibió la primera dama “Gaviota” al hacer pública la información de su casa-blanca de más de 7 millones de dólares y el torbellino desquiciante que trajo consigo al pretender tapar estúpidamente el inmenso agujero que puso al descubierto un enjambre de corrupción e importamadrísmo.
         Y así sucesivamente se vinieron en una bola de nieve las patrañas inventadas sobre la pareja de gobernantes de Guerrero y las trapacerías cometidas que los llevaron a su encarcelamiento… Qué cosas hemos de ver entre los telones del encubrimiento y de las tapaderas que se van acomodando una tras otra en los escenarios cruentos en los que se desenvuelven los mediocres actores de segunda que deambulan en la farsa del des-gobierno y se sienten reyes del universo, no siendo más que saltimbanquis de feria barata.
         Lo deleznable es que no podemos hacer nada por sacudirnos de encima este enjambre de parásitos chupópteros que ejercen una sinecura mal desarrollada mientras saquean las arcas oficiales cada día más secas.
         Y estamos indefensos porque no contamos con alguien que nos apoye para protestar en serio, con mucha razón, por lo que está pasando y nos va dejando cada día inermes ante los ataques aleves de las huestes de un poder que existe porque así lo fuimos permitiendo, y ahora lo tenemos que soportar hasta que nos exterminen.
         Por eso digo: días de melancolía (bilis negra), que nos sume en un estado de tristeza suave, como la que produce una casa vacía en donde pasamos los mejores años… Porque no debe encolerizarnos, pues lograría aniquilarnos…

         Control… Señores… Control… es lo único que podemos utilizar como reconfortante mientras llegan los primeros meses del año… que no días… porque este barco se está yendo a pique y no hay contrapeso que consiga nivelarlo… entre un mar proceloso lleno de melancolía…

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